Jueces: ¿Por la democracia o “a por ella”?

 

La derecha española, asustada por las decisiones del Gobierno mejicano de cambiar el sistema de elección de los jueces, sale a mostrar su miedo a perder cómplices en el mundo judicial. El miedo es  portada en El País y otros llorones del ojo derecho por si eso tiene efecto llamada. Y es que aquí la Justicia funciona a su gusto y eso no puede cuestionarse, no señor. Ay por la señora Justicia, hermosa  dama con mal destino en todas partes y aquí en especial.¿  Por qué? El caso es que lo sabemos.

Lo que se suele llamar Justicia, y  de sobra lo  sabemos, es la aplicación de los derechos de un poder que vence a otro poder y  los convierte en leyes de obligado cumplimiento que sus jueces aplicarán en los tribunales llamados de Justicia, no de Derecho, que eso es el nombre que el Estado resultante del poder ganador se da a sí mismo: Estado de Derecho, que no de Justicia. Curioso. Por eso la imagen de la Justicia debería ser la de una mujer con el ojo izquierdo tapado y  obligada a mirar solo por el derecho, que es justamente por el que miran sus señorías del Derecho a la hora de aplicar leyes. Pero como este mundo  es como un barco a la deriva  susceptible de golpes de mar,  el mundo de los jueces  no podía estar al margen y puede sufrir sobresaltos.

Cuando los jueces descubren su verdadera vocación

De unos años a esta parte, estamos asistiendo a una especie de resurrección mundial del poder judicial, y en España este asunto es bien visible.  Vienen saliendo sus señorías de los juzgados al mundo político y han dado en  cuestionar, criticar o interpretar de un modo retorcido  leyes parlamentarias  que cierto número de  jueces no ven con buenos ojos porque no se ajustan a su visión del mundo sobre el contenido de esas leyes.

Qué  curioso resulta eso cuando las cosas son tan sencillas como que los parlamentos las elaboran tras muchos tiras y aflojas para que no queden cabos sueltos, y los togados  deben  aplicarlas interpretando sus contenidos del modo más próximo al espíritu de esa ley, no a sus creencias políticas, religiosas, o su visión del mundo particular. Porque resulta que las leyes no se hacen para contentar a los jueces, pero a los que miran con el ojo izquierdo tapado  parece molestarles  que no se haya contado con su opinión antes de promulgarlas.

¿Por qué no se presentaron a diputados esos jueces  por el partido con el que simpatizan, siempre acorde con su propia procedencia de clase? Así tendrían la oportunidad de presionar para legislar a su gusto en lugar de poner palos en las ruedas a su Gobierno  a la hora de ejecutarlas buscando tres pies al gato, minimizando su importancia, aplicándolas torticeramente dando la impresión de que lo que tienen de verdad es vocación política y  no judicial.

Problema resuelto

México ha resuelto el problema y se lo ha puesto fácil a esos jueces. ¿Quieren sus señorías  hacer política? Muy bien. Pues que se presenten como jueces a ser elegidos por los ciudadanos. Así no tendrán sus señorías que enfadarse entre ellos por elegir a su presidente ni a sus vocales. Todo fácil. Sus opiniones como aspirantes a puestos de poder judicial serían expuestas y valoradas por los electores y los votos- no el origen social de los aspirantes y sus oposiciones como altos funcionarios como pasa hoy- decidirían. Parece buena idea desde una visión democrática del asunto, pero… (Hay “peros”)

Esta idea de que los ciudadanos puedan decidir si ocupan juzgados o no  debería gustarles mucho a los jueces con vocación política, pero con el desprestigio que el poder judicial arrastra tan merecidamente a nivel popular, en todas partes por lo de no mirar y ver  con los dos ojos por igual, puede tener efectos secundarios peligrosos  para los que  desde sus atalayas de poder  se inclinan por aplicar las leyes a favor de partidos de derechas y ultras. No asombra esa inclinación cuando sabemos que la abrumadora mayoría de sus señorías proceden de la élite social y económica, y no del pueblo que tendría que elegirlos dado el caso.

Controlar jueces para controlar parlamentos

 

No gusta nada  a los EEUU- y sus siervos internacionales de siempre no tardarán en recibir las adecuadas instrucciones para evitarlo- eso de que los jueces sean elegidos por votación directa y secreta. Porque , ¿Quién podría asegurar que una ley u otra que convenga al Imperio, no vaya a ser torpedeada por jueces insumisos y contestones, cuando hoy es tan fácil controlarles sin que nadie se entere?

Está de moda para los que tienen mucho que ocultar eso de controlar juzgados por la puerta de atrás para  interpretar leyes a conveniencia de conservadores y ultras;  es muy fácil  controlar la renovación del poder judicial aunque esté caducado y sea ilegal tenerlo así, todo eso  es fácil hoy y no tiene, siendo ilegal, consecuencias legales, que vaya muerto este  que nadie entierra.

¿Sería lo mismo todo eso  si el poder judicial fuese elegido por votación directa y secreta de la ciudadanía? Pues claro que no. ¿Se harían leyes más próximas a la justicia que al Derecho siempre conservador? Claro que sí. Aumentemos el poder del pueblo, aumentemos la extensión de la democracia  y lo podremos comprobar enseguida.

Más democracia engendra más justicia y pare más leyes  a favor de los nadies que de los “alguien, pero ¿quieren los jueces más democracia o son ya demasiados  los que quieren ir “a por ella”? El pueblo siempre tiene la solución. Por derecho propio  y por justicia, por supuesto.

 

Imagen de portada: Pxhere- CC0 Dominio publico – Gratis para uso personal y comercial – No se requiere atribución Más información

Compartir
Ir al contenido