Irlandeses en la Guerra Civil Española
Antecedentes
Aunque la historia de Irlanda está unida indisolublemente a la lucha de liberación nacional a lo largo de los años, la lucha de clases se recrudece en los primeros años del siglo XX, y el Alzamiento de Pascua de 1916 es el acontecimiento que supone un punto de inflexión en la lucha irlandesa.
Como escribió el poeta William B. Yeats, “Una terrible belleza ha nacido”: por primera vez, la lucha del republicanismo irlandés, representado por los Voluntarios Irlandeses, se une a la lucha contra la opresión de clase, encabezada por el Ejército Ciudadano Irlandés, una milicia nacionalista y marxista. Aunque la insurrección fracasa y la mayoría de sus líderes son ejecutados, el Alzamiento produce un cambio brusco en el sentir del pueblo irlandés, que siente con fuerza las cadenas de la ocupación británica.
Poco después, en 1918, el nacionalismo consigue la mayoría en las elecciones a la Cámara de los Comunes Irlandesa, y se establece un parlamento irlandés independiente, el Dáil Eireánn. Veteranos de los Voluntarios Irlandeses y del Ejército Ciudadano junto con nuevos reclutas forman el IRA para defender la independencia de Irlanda frente al imperialismo británico.
La Guerra de la Independencia Irlandesa (1919-1921) desemboca en una contradicción interna en las filas del republicanismo irlandés: aceptar el Acuerdo propuesto por el Reino Unido en el que se acepta la creación de un nuevo Estado irlandés con relativa autonomía y la cesión del territorio que hoy conocemos como Irlanda del Norte a los británicos, o enfrentarse a la “guerra total”.
Este desacuerdo se agrava y lleva a la Guerra Civil Irlandesa, en la que las fuerzas del nuevo Estado apoyadas por Reino Unido se enfrentan al IRA anti-Tratado. El ejército del nuevo Estado se muestra muy superior al IRA, que se rinde tras casi un año de conflicto.
En 1937, el nuevo Estado se separa de la Mancomunidad Británica de Naciones, pero no se crea la República de Irlanda hasta 1949.
Seis de los nueve condados de la provincia de Úlster siguen bajo control británico a día de hoy.
Brigadas Internacionales: la Columna Connolly.
El comienzo de la Guerra Civil Española en 1936 interrumpe en Barcelona la celebración de la Olimpiada del Pueblo, un evento alternativo a los Juegos Olímpicos celebrados en la Alemania Nazi. Los acontecimientos envuelven a Peadar O’Donnell, convencido republicano irlandés que esperaba asistir a la Olimpiada, que queda positivamente sorprendido del papel de las milicias populares en la defensa de la ciudad. En su vuelta a Irlanda, O’Donnell comienza a organizar un regimiento de voluntarios irlandeses para apoyar al Frente Popular en la guerra.
El IRA, aunque estrictamente es una guerrilla inter-clasista, durante su existencia se vio influenciada en numerosas ocasiones por líneas políticas de izquierdas o incluso posicionamientos abiertamente marxistas dado que el Partido Comunista Irlandés estaba integrado en el IRA anti-Tratado. Por ello, no es sorprendente que muchos de los voluntarios irlandeses que se alistaron para luchar contra el franquismo fueran veteranos del IRA.
En Diciembre del 36, los ochenta voluntarios (tanto del Estado Libre como de los seis condados ocupados) llegan al Estado español comandados por el antiguo oficial del IRA Frank Ryan. Aunque deberían haberse integrado en el Batallón Británico, el reciente conflicto independentista y las convicciones republicanas de muchos voluntarios irlandeses hacen que la mayoría se integre en el Batallón Lincoln (norteamericano), formándose la Columna Connolly en honor de uno de los mártires del Alzamiento de 1916 y el primero en unir la lucha de liberación nacional irlandesa con el marxismo.
La Columna Connolly sufre terribles bajas en la Batalla del Jarama en Febrero de 1937, muriendo muchos de sus voluntarios. Frank Ryan, el comandante, es herido de gravedad y vuelve a Irlanda para recuperarse, retornando al Estado español y siendo uno de los consejeros del general republicano José Miaja. Ryan es hecho prisionero en Abril de 1938 durante la ofensiva de Aragón, y encarcelado en Miranda de Ebro. Aunque condenado a muerte, la intervención de Éammon de Valera -presidente del Estado irlandés y antiguo líder del Alzamiento de Pascua y posteriormente de la facción anti-Tratado-, hace que la pena le sea conmutada por treinta años de trabajos forzados.
Numerosos voluntarios irlandeses participaron posteriormente en la Batalla del Ebro en Julio del 38, y los brigadistas supervivientes fueron repatriados debido a la disolución de las Brigadas Internacionales en Septiembre de ese mismo año, en un intento fallido por parte del gobierno republicano por frenar el apoyo que la Alemania Nazi y la Italia de Mussolini brindaban al bando sublevado modificando la posición del Comité Internacional de No Intervención.
El regimiento de Eoin O’Duffy: apoyo al bando franquista.
Los voluntarios irlandeses que participaron en la Guerra Civil Española no sólo fueron soldados de las Brigadas Internacionales, sino que muchos de ellos se alistaron para combatir en el bando franquista, impulsados por un fuerte sentimiento católico y viendo en el Frente Popular un enemigo del cristianismo.
Eoin O’Duffy, líder y organizador de los reclutas irlandeses pro-franquistas, había sido oficial del IRA durante la Guerra de la Independencia Irlandesa, pero después se muestra partidario del Tratado Anglo-Irlandés y entra a servir en el ejército del nuevo Estado. Tras el final de la Guerra Civil Irlandesa, O’Duffy se convierte en el líder del partido conservador Asociación de Camaradas del Ejército, que progresivamente abraza ideas fascistas y es renombrado como Guardia Nacional. A imitación de los ‘camisas negras’ de Mussolini, organiza el movimiento filofascista de los ‘camisas azules’ (prohibidos por Éamonn de Valera) y los ‘camisas verdes’, que en varias ocasiones mantienen reyertas callejeras con los voluntarios de un IRA apenas activo.
Impulsados por el anticomunismo y un fuerte sentimiento religioso, O’Duffy y sus colaboradores organizan el apoyo irlandés al bando franquista con el objetivo de luchar por la Iglesia Católica.
Así, muchos irlandeses que combatían en el seno de la Guerra Civil Española veían en el conflicto reminiscencias de su propia guerra civil y revivían su antagonismo: la Columna Connolly representando al IRA anti-Tratado, y la unidad de O’Duffy representando las fuerzas del Estado irlandés apoyadas por el Reino Unido.
El regimiento de O’Duffy fue desplegado en la Batalla del Jarama, al igual que la Columna Connolly, pero se vieron alejados del combate. En vez de combatir con fuerzas republicanas, lucharon contra una unidad de falangistas, que fue diezmada por la unidad irlandesa tras casi una hora de intercambio de disparos.
La unidad, famosa por su falta de efectividad y disciplina, se retira en Abril de 1937. Eoin O’Duffy, quien no era respetado por sus subordinados al dirigir a su regimiento desde la comodidad de varios hoteles, es recibido con frialdad a su vuelta a Dublín: los republicanos irlandeses apoyaban a las Brigadas Internacionales y le consideraban un traidor a la causa de la independencia irlandesa, y los católicos y conservadores mandatarios del nuevo Estado consideraban que la unidad de O’Duffy había hecho el ridículo.
Así, mientras la reducida Columna Connolly se ganó el respeto de sus compatriotas republicanos en su tierra natal y el de los defensores del bando republicano, la Brigada Católica Irlandesa de O’Duffy, mucho más numerosa, fracasó estrepitosamente en su “cruzada”.
Charles Donnelly, poeta de la revolución.
Donnelly nació en 1914 en el seno de una familia de ganaderos en Tyrone, y en 1928 se trasladaron a Dublín. En la capital fue expulsado del colegio, y en esa época comenzó a implicarse en movimientos republicanos y de izquierda, conociendo a militantes del Partido Comunista de Irlanda, de la organización republicana de izquierdas Saor Éire, y del IRA.
Fue brevemente aprendiz de carpintero, pero abandonó el trabajo para entrar en la Universidad de Dublín en 1931. Fue entonces cuando comenzó a escribir poesía y a implicarse activamente en la organización Congreso Republicano, dentro del cual se haría amigo de Frank Ryan y otras notables figuras del republicanismo irlandés.
En 1934 fue arrestado durante un piquete y encarcelado durante varias semanas, haciendo esto que su padre lo desheredara y expulsara de la familia. Poco después, fue elegido miembro de la Ejecutiva Nacional del Congreso Republicano. Cinco meses después, es arrestado y encarcelado nuevamente, esta vez durante un mes, por verse envuelto en una reyerta con un policía del nuevo Estado irlandés en una manifestación. A su salida de prisión se trasladó a Londres, donde trabajó en diversos lugares, llevó a cabo actividad periodística y comenzó a escribir una biografía de James Connolly, líder del Ejército Ciudadano. Dejó incompleto su trabajo y volvió a Dublín tras el estallido de la Guerra Civil Española, para colaborar con la organización de la solidaridad activa con el Frente Popular.
En Enero del 37 se reencontró con su amigo Frank Ryan, ahora comandante de la Columna Connolly, y se integró junto con ésta en la Brigada Lincoln, que tendría su primera acción militar en la Batalla del Jarama. El 23 de Febrero, con el rango de comandante, Donnelly lideró su unidad en una ofensiva contra una posición franquista, quedando atrapado con sus hombres junto a un olivo bajo fuego intenso de ametralladora, momento en el que pronunciaría las famosas palabras: “Incluso las aceitunas están sangrando”, frase que es hoy su epitafio.
En la retirada de su unidad, fue alcanzado y abatido por los disparos de los sublevados, muriendo al instante. Su cuerpo quedó en el campo de batalla, pero fue recuperado posteriormente por sus compañeros y enterrado en el Valle del Jarama junto a otros republicanos caídos en una tumba anónima.
En 1987 se publicó The Life and Poems, un recopilatorio de su poesía, entre la que destaca por su carácter premonitorio un poema escrito justo antes de alistarse como brigadista, The tolerance of crows (La tolerancia de los cuervos).
Bob Doyle: el último brigadista.
Robert Doyle nació en un barrio proletario en el Dublín de 1916, el mismo año del Alzamiento que inspiraría la lucha irlandesa en la Guerra de la Independencia. Este conflicto y la Guerra Civil Irlandesa marcaron fuertemente la infancia de Doyle, que en su juventud comenzó a interesarse por el nacionalismo y por posiciones políticas conservadoras de tinte derechista. Sin embargo, poco después su ideología se desarrolla y comienza a verse involucrado en movimientos de reivindicación social y de clase. En los primeros años de la década de los 30 se alista en el IRA y participa en combates callejeros contra el movimiento paramilitar fascista de los ‘camisas azules’ liderados por Eoin O’Duffy; en estos enfrentamientos pierde permanentemente la visión de su ojo izquierdo.
En 1937 toma la decisión de alistarse en las Brigadas Internacionales para combatir al franquismo en defensa del Frente Popular. Como otros muchos de sus compañeros irlandeses, se unió a la Columna Connolly y combatió en la Batalla del Jarama, durante la cual cumplió 21 años.
Posteriormente luchó en la Batalla de Belchite, fue hecho prisionero en Gandesa en 1938 y pasó once meses en un campo de concentración franquista en Burgos junto a su comandante Frank Ryan, donde fue torturado numerosas veces por los guardias e interrogado por la Gestapo. Fue liberado en un intercambio de prisioneros, y tras esto colaboró con el Partido Comunista organizando una red de resistencia antifascista.
Posteriormente participó en la Segunda Guerra Mundial, alistándose en un barco que regularmente abastecía a las tropas que combatían contra la Alemania nazi. Después del fin de la guerra se casó con una asturiana, Lola, y ambos se asentaron en Londres.
Lejos de abandonar entonces el activismo político, Doyle se involucró a lo largo de su vida en numerosas actividades reivindicativas de marcado carácter anticapitalista y de defensa de la clase obrera: trabajo sindical, manifestaciones en defensa de la revolución cubana y contra el bloqueo norteamericano de la isla, protestas contra la guerra de Iraq y movilizaciones a favor de la revolución bolivariana en Venezuela.
En varias ocasiones viajó a Irlanda y al Estado español para asistir a actos de homenaje a las Brigadas Internacionales, y se ha convertido en un referente del movimiento popular por la Memoria Histórica Democrática y Antifascista.
Relatando sus vivencias en la Guerra Civil, escribió Brigadista: la lucha de un irlandés contra el fascismo.
Murió en 2009 con 92 años, en Londres, siendo el último superviviente de los brigadistas irlandeses que vinieron a luchar por la libertad contra el fascismo.
¿Conclusión?
Se dice regularmente que el pueblo irlandés ha nacido para ser libre, que desde hace cientos de años cada generación de irlandeses e irlandesas se alza para luchar contra la ocupación con el objetivo de devolverle la libertad a su tierra. Es cierto.
Como el pueblo irlandés, las clases oprimidas nunca se rinden, levantándose una y otra vez para reclamar sus derechos y luchar contra la opresión convirtiendo la lucha de clases en el motor de la historia.
Hoy, esta lucha está más vigente que nunca. La lucha de clases se recrudece espoleada por la crisis económica, y la clase obrera se ve cada vez más cercada por una clase dominante que sólo busca su propio enriquecimiento y supervivencia a cualquier precio. Si se le permite, el fascismo avanza, creciendo a partir de los sentimientos que produce la crisis como un parásito, siendo alimentado e instrumentalizado por el capitalismo, ya que realmente es sólo una extensión cruda del mismo.
Por eso, todos aquellos que lucharon contra el franquismo no sólo viven en el recuerdo, sino que el ejemplo de las Brigadas Internacionales está más vigente que nunca para cualquier militante revolucionario.
En Irlanda, la crisis está agudizando unas contradicciones concentradas tradicionalmente en la lucha de liberación nacional. Aunque el proceso irlandés sigue adelante con sus fallos y aciertos, es innegable que la situación se tensa gradualmente: el año pasado -2011-, fue el año con más episodios de lucha armada desde el Acuerdo del Viernes Santo de 1998 que llevó a la disolución del IRA Provisional. El Acuerdo trajo resultados positivos, pero también levantó numerosas voces críticas. Como en otros momentos históricos, serán los militantes de Irlanda quienes deban dilucidar la manera de lograr la unidad y de aunar la lucha de liberación nacional con la lucha de la clase obrera, siempre con el apoyo de la solidaridad anti-imperialista.
Para los pueblos del Estado español, con sus similitudes y diferencias, la lucha se intensifica, y la clase trabajadora tan sólo podrá hacer frente a esta brutal acometida del capitalismo mediante la unidad efectiva de los sectores combativos de la izquierda revolucionaria.
Las contradicciones se recrudecen progresivamente, pero las organizaciones revolucionarias deben mantenerse firmes y concentrar su esfuerzo político en tres principales frentes: la lucha de clases, la lucha feminista por una igualdad de género real, y el internacionalismo proletario.
“¿Sacrificaron en vano sus vidas mis camaradas? La respuesta depende de ustedes. Tomen la lucha y únanse a la larga batalla por la más noble de las causas: la liberación de la humanidad. Entonces, el sacrificio de mis camaradas no habrá sido en vano, habrá sido una fuente de aliento. La lucha continúa.” – Bob Doyle, Febrero de 2007, Valle del Jarama.
Referencias:
- Norte de Irlanda – nortedeirlanda.blogspot.com
- Innisfree – innisfree1916.wordpress.com
- Wikipedia
- Kaosenlared.net
- Foro por la Memoria – www.foroporlamemoria.info
- Ireland and the Spanish Civil War – www.irelandscw.com