Hoy se va (oficialmente) el emérito aforado a sus yates, restaurantes de lujo, viajes y amistades sospechosas. ¿Paga el erario público?
Con el servilismo propio de la prensa del régimen, que dedica hoy grandes elogios y recuerdos «entrañables» a Su Majestad, Juan Carlos I, abandona agendas públicas y continúa algo que nunca abandonó: vivir de categoría.
El nombrado por el dictador Franco, la persona que estuvo presente en el momento de la muerte violenta de su hermano, el mismo que apuntaló el «atado y bien atado», se despide de su frenético y angustioso trabajo. A partir de ahora que no cuenten con él porque estará ocupado en otros quehaceres. Queda la duda sobre si seguirá gozando de miles de euros del Presupuesto General del Estado para sus ocios varios. En 2018, tuvo una remuneración de 194.232 euros y, por supuesto, aforado, para que la justicia no lo pueda tocar.