Honduras. Usurpador, ilegal e ilegítimo
En el marco de la más alta militarización, que ha “pacificado” el país y notablemente salpicado de prácticas de corrupción antiguas y recientes, y con un dudoso reconocimiento internacional, toma posesión formalmente Juan Orlando Hernández en su segundo mandato, en esta ocasión con una irrebatible carga de ilegalidad e ilegitimidad.
De esta manera se inaugura el capítulo de la historia hondureña políticamente caracterizado como ingobernabilidad. Y esto no es fortuito. Es muy difícil a estas alturas que Juan Orlando Hernández y su equipo de gobierno remonten el estigma bien ganado de régimen usurpador e ilegítimo.
Como lo hemos reiterado en ocasiones anteriores, el régimen de Juan Orlando Hernández que hoy inaugura su segunda etapa deberá sostenerse a partir del control del Estado y la ciudadanía indignada a partir de al menos 5 factores:
1. Mantener una aparente gobernabilidad a costa de compra de voluntades y conciencias, convirtiéndose así en un régimen mercenario.
2. Uso continuo de la fuerza para mantener la apariencia de estabilidad, pero a costa de perseguir y estigmatizar a la oposición que no controla y crear un férreo clima de miedo.
3. Mantener una lealtad hacia su protector, el gobierno de los Estados Unidos, convirtiéndose en un humillante régimen servil al imperio.
4. Profundizar el control y cerco mediático, a través de una alianza interesada con los propietarios de los medios corporativos y prebendas a los periodistas más connotados.
5. Estrechar alianzas tanto con las diversas jerarquías como con las bases de las iglesias para dar sustento divino a un burdo populismo mesiánico.
Frente a esta realidad de efectiva dictadura política y económica, la comunidad internacional dominante, es decir el gobierno de los Estados Unidos, los países europeos y la mayoría de los países latinoamericanos tienen una alta cuota de responsabilidad, puesto que por acción o por omisión han avalado la instalación de un régimen aun a sabiendas de la carga de fraude que tiene, de ilegitimidad ante un amplio sector de la sociedad y con oscuros nubarrones que lo bañan de corrupción.
En este contexto tan adverso a la democracia y al Estado de derecho, la ciudadanía activa y movilizada está llamada a vencer el miedo impuesto e inducido y sus propias adversidades internas, no solo para movilizar el repudio en contra de la dictadura sino para impulsar una propuesta históricamente viable con el fin de revertir la militarización, la corrupción, impunidad y la ilegalidad, y conducirnos hacia nuevos escenarios. En esta enorme tarea, la alianza entre en la ciudadanía activa y organizada hondureña con la comunidad internacional de los pueblos es fundamental, porque nuestro país nunca podrá salir de este atolladero por su cuenta sino con el concurso de todos los sectores nacionales e internacionales que creemos tercamente en el Estado de derecho y la democracia.
radioprogresohn.net/elecciones/2018/01/27/usurpador-ilegal-e-ilegitimo/