Este título, es el libro del historiador francés Maurice Dommanget. Es un precioso documento que todo sindicalista honesto, debería leerse para entender una parte esencial del despiste y derrota en la que estamos hoy l@s trabajador@s.
2025, será otro 1º de Mayo “cadavérico”.
Año 1900: a 14 años del 1º de Mayo, de 1886 en los EEUU (Chicago), y a 10 del de 1890 internacional, en los que la clase obrera, por medio de sus organizaciones, consiguieron una importante unidad y movilización por la implantación de la jornada de 8 horas y de otras mejoras.
En Francia, en años siguientes a las fabulosas luchas obreras (por la jornada de 8 horas) de los años 1886 y 1890; irrumpen en escena los parlamentarios socialistas pregonando que estas reivindicaciones las harían ley. Unos compromisos que sólo eran “somníferos” que adormecían y minaban las organizaciones obreras, dividiéndolas, vaciándolas de sus formas de lucha y apartándolas de la acción directa y masiva.
“…Desde entonces, gracias al anarquista Émile Pouget, que concibe “La Voix du Peuple” y la sostiene sobre la pila bautismal, la clase obrera francesa dispone de un motor para impulsar su acción autónoma. “Pere Peinard” (así le llamaban familiarmente a Pouget en recuerdo del panfleto que había redactado durante años), mantenía un boletín “La Voix du Peuple”, por el que combatía los medios estatales y empresariales. A Émile Pouget, se le consideraba uno de los mejores agitadores y propagandistas de los obreros.
En este final de siglo 19, “Père Peinar lamenta ya el “descarrilamiento revolucionario” del 1º de Mayo.
He aquí que vuelve el 1º de Mayo.
¡Todo en calma, por Dios!
En una calma cadavérica.
En cierto momento, el pueblo puso grandes esperanzas en la agitación que se hace anualmente para esta época. Ha venido la decepción. Tales esperanzas se han desvanecido.
De aquí en adelante cuando vuelva el 1º de Mayo, los copetudos de la crema ya no se fruncirán de miedo; este día digerirán tan apaciblemente como cualquier otro…
¡Esto nos cambiaba un poco, carajo!
Este “andar batallador y frondoso” del 1º de Mayo, que podía dar “elegantes resultados”, los “políticos socialoides” hicieron todo lo posible para contenerlo. En lugar de engranar el movimiento con la idea de huelga general que se relacionaba con él, montaron las “procesiones al Acuario” (Palais-Bourbon). Lo cual no ha dado ningún resultado, y no podía darlo.
¡Pero carajo, conseguir las 8 horas no es tan peliagudo como se nos quiere hacer creer, no es cuento de nunca acabar! Solo que el golpe no es nombrar diputados socialoides y esperar matándonos los piojos que estos hincha-pelotas empollen una ley limitando la jornada de trabajo a ocho horas.
Lo cual, por lo demás, no importaría un bledo, porque admitiendo que alguna vez se votara la ley que reduce las horas de trabajo, los patronos harían lo que hacen actualmente con la ley sobre el trabajo de las mujeres, la violarían con tanta facilidad como lo hacen con una obrera bonita.
Y, además, ¿cómo esperar que el gobierno, que es por esencia el sirviente de los patronos, sea capaz nunca de imponer nuestros propósitos a los que le mueven la batuta? …Hay que dejarse de estupideces, es un mal sistema esperar que las alondras nos caigan asadas del cielo gubernamental”.
(Páginas, 176 y 177, del libro Historia del 1º de Mayo.
Maurice, le imprime gran importancia a la actividad de este anarquista, a los artículos que escribía en su “La Voix du Peuple”, en los que insistía constantemente en la importancia de la acción sindical directa, en el ejemplo que dieron los obreros de Chicago en 1886.
Nos dice M. D. que fue en el VII Congreso de la CGT francesa, en septiembre de 1904, en el que representan a 1.200 sindicatos con participación de delegados. Cuando se aborda el punto de la lucha por las 8 horas de trabajo, Émile Pouget “impone” sus sugerencias. Se acuerda que para el próximo 1º de Mayo, de 1905 se preparen grandes movilizaciones señalando ya, en este mismo Congreso, que como se hizo en la movilización de 1886 (acordada en septiembre de 1884) en 1906 se ha de conquistar la jornada de 8 horas en todo Francia. He aquí que plantea de nuevo, casi dos años de preparación y concienciación.
Conforme al mandato recibido, el Comité Confederal inició un vasto movimiento de propaganda o, para decirlo como Pouget, un “enorme trabajo educativo”, base sólida de una agitación que debería ir in crescendo.
El papel principal lo siguió representando E.P. Hizo del semanario de la C.G.T. francesa el alma de la campaña… Hay que haber visto aquella época al lado de Pouget para saber qué ciencia de la propaganda (y la palabra ciencia no me parece demasiado fuerte) desplegó entonces. Secundado por su alter ego Víctor Griffuelhes durante casi dos años, supieron encontrar cada vez algo nuevo para mantener el entusiasmo de la masa de trabajadores…
Maurice nos relata con amplitud y detalle que, en el mes de abril, tal y como sucedió en 1986 en Los EEUU, se suceden las huelgas en empresas por todo Francia por diferentes ramas de la producción, que una parte de la burguesía de las grandes ciudades, aterrorizada huyen de estas. Que la represión fue intensa, París se puso en estado de sitio concentrando en la capital a unos 60.000 soldados. Antes y después de este 1º de Mayo, de 1906; que ya en muchas empresas y ramos los trabajadores conquistaron la jornada de 8 horas, así como otras mejoras en descansos semanales, en condiciones de trabajo, en tiempo remunerado para comer… Nos explica también que hubo cientos de detenciones, encarcelamientos, heridos y dos muertos.
Recomiendo a todos los activistas hombres y mujeres honest@s, a representantes sindicales de l@s trabajador@s, que busque este histórico y precioso libro y que lean 21 páginas, de la 180 a la 201 del mismo, que son las que hacen referencia a esta importantísima movilización del 1º de Mayo, de 1906. En estas páginas, el historiador nos muestra una experiencia de oro recordándonos cómo se han de hacer las cosas en la lucha de clases.
No obstante, hoy, más que hablar de la lucha por la reducción de la jornada laboral, se ha de hablar de que ya las máquinas prácticamente han sustituido el esfuerzo humano; que estas han de estar en manos de la clase obrera y al servicio de toda la humanidad. Que la aportación social (trabajo recíproco y solidario) debe de centrarse principalmente en lo verdaderamente necesario: en la agricultura, en la investigación, en las tareas de servicios esenciales como la educación, la sanidad, transportes, cuidado y limpieza de ciudades y entornos naturales, instalaciones deportivas y entretenimientos, etc.
Sin embargo, nos encontramos subsumidos en un despiste descomunal (valga la redundancia), permitiendo y aguantando que dos idiotas y una barbie, se paseen por las televisiones vendiéndonos una reivindicación del siglo XIX.
Hablar hoy de la jornada de 37,5 horas semanales, es un insulto a la memoria de la clase obrera.
Que el secretario general de CCOO, Unai Sordo, inste a el PSOE y al PP, a que se pongan de acuerdo para elaborar los Presupuestos Generales del Estado, y que el de UGT, José M. Álvarez, recomiende a la UE que impongan un impuesto a todos los europeos para financiar la política de gasto en armamento, es el mejor indicador, para una vez, vistos estos dos “guardas”, cualquiera pueda imaginar como son los “chozos” que les cobijan.
Y en este desastre, los sicarios políticos de la UE, se permiten el lujo de seguir engañando a la clase obrera y a los pueblos, con falacias tan burdas y criminales, como tratar de hacer creer que hay necesidad de gastar cientos de miles de millones en armamento para continuar guerras o crear otras.
Es determinante que recuperemos la verdadera historia, que “comencemos de nuevo”, dejando de lado las medias tintas y, resituando una actividad revolucionaria profundamente subversiva, partiendo en todo momento de combatir la mentira, haciendo uso radical de la verdad.
J. Estrada Cruz
29/4/2025