Guatemala. Sueños de ángeles, ignorados por demonios
Es muy probable que el título sea una exageración, pero más o menos en esto se han convertido los Acuerdos de Paz para los hermanos y hermanas de mi región. Pues esos históricos acuerdos de hace casi dos décadas, los vemos hoy como quimeras más imposibles que cercanas. Pruebas de ello son nuestros titulares periodísticos del acontecer diario.
CONFLICTO DE TIERRAS
En territorio Q’eqchi’ se encuentra la Finca Patio de Bolas Copón, área en la que actualmente viven aproximadamente unos 3,000 parcelarios. Cada uno, propietario de 16 manzanas de tierra, y responsable de una familia de 6 a 10 integrantes. Mísera cantidad de terreno en el que tienen que trabajar y cubrir todos los gastos del hogar. Ya no me es extraño, pues, oír de labios certeros de la desmesurada pobreza que las personas sufren allá.
Todos esos padres y madres de familia encaran ahora una de las peores polémicas por su propiedad. Resulta que Chinique, un municipio vecino del Ixcán, en Quiché, dice ser propietario de toda esa área de 32 comunidades indígenas que conforman unas 11,000 personas, y que por parcelario (unos 3,000 en todo el área) deberían pagar 21 mil quetzales, o más, para que se les extienda la escritura.
LA TIERRA NO ES DE NADIE
Esa cruda realidad para el pueblo Q’eqchi’ empezó allá por el año 1905, cuando milicias que pasaban por esa parte norte del país reportaron como baldía el área antes mencionada; aún cuando en ese entonces ahí trabajan mis abuelos y bisabuelos; ahí nacieron y crecieron mis padres. Da la impresión de que el haber considerado esa área como baldía fuera por la malintencionada interpretación de una de las filosofías trascendentales mayas “la tierra no es de nadie”, porque en aquel entonces trabajaban donde consideraban conveniente, aun no estaban divididos los terrenos.
Y es que esta problemática aún no se acerca ni a su más leve solución. Más de 200 personas viajaron a Ciudad de Guatemala el 25 de mayo del año en curso para poder entablar algún convenio en la Corte de Constitucionalidad. En los registros de la audiencia pública se escuchan claramente los argumentos de parte de las comunidades, no obstante, la situación empeoró aún más con la incidencia del antiquichelense y diputado por el mismo Departamento G. Galdámez, quien dijo le habían proporcionado una parte de esa finca.
Con ésta y otras problemáticas más en el país, no me cabe la menor duda de que los Acuerdos de Paz sólo fueron y son sueños plasmados de unos ángeles dadivosos y que, desde entonces, fueron maltratados, manchados y, quizás, hasta abominables para y por los demonios que tuvieron y tienen en su poder solucionar las cosas.
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