Guatemala. El régimen Giammattei dispara contra el periodismo independiente

Bajo el régimen autócrata de Alejandro Giammattei, la persecución y el hostigamiento represivo contra la prensa independiente, o simplemente no obsecuente con el gobierno de turno, se ha vuelto costumbre en el país centroamericano. El ultraderechista empresario Giammattei no ha tenido que inventar nada nuevo al respecto: él mismo es parte de la herencia política del ex presidente Jimmy Morales, promotor “estrella” del empleo de la violencia y el descrédito a la prensa jugada por la verdad.

La Asociación de Periodistas de Guatemala, APG, notificó que entre el 2020 a junio de 2022 se han aplicado desde el Ejecutivo 350 ataques y censura al ejercicio del derecho a informar y a la libertad de prensa. ¿El pecado del periodismo? Cumplir con su labor social de informar, opinar, interpretar los hechos de la realidad inmediata, fundados en los derechos humanos y el bien público.

De acuerdo al Programa para los Programas de México y Centroamérica del Latin America Working Group, LAWG, los comunicadores sociales son permanentemente vigilados e intimidados, al punto en que mujeres periodistas son víctimas de acoso sexual, tanto virtual como físicamente, con el objetivo de que callen sus voces. Otro tanto ocurre con los comunicadores de pueblos originarios que debido a su rol de registrar y difundir los daños irreversibles que la industria extractivista perpetra contra la naturaleza, los territorios y las comunidades, suelen ser intimidados con armas de fuego y allanadas ilegalmente sus viviendas.

El régimen Giammattei usa procedimientos “estándar” contra el libre ejercicio del periodismo, como el que empleó contrá la comunidora social maya k’iche’, Ana Mejía Tiqueriz, representante del medio Xol Abaj, quien fue procesada por las falsas acusaciones de sedición, agresión agravada, incendio y robo, por el solo hecho de informar sobre las maniobras del tristemente reconocido alcalde Francisco Carrascosa, uno de los tantos políticos que ranquean los indicadores nacionales e internacionales de corrupción institucional.

Otro tanto pasó con el propietario del medio El Periódico, José Rubén Zamora, aprehendido mediante acusaciones falsas.

Sin embargo, la enorme mayoría de los casos represivos contra los comunicadores se hunden en el anonimato y la impunidad más oscura. A estos periodistas no les resta más protección que recurrir a sus redes personales y familiares de apoyo para las gestiones legales, denuncias y, en muchos casos, salvar sus vidas. Se trata de periodistas comunitarios que pasan largas temporadas presos, a discreción y antojo del poder.

Guatemala ocupa el lugar 124 de 180 países en la clasificación de la libertad de prensa a nivel mundial, pese a que, tanto en la Constitución como en las leyes internas, los periodistas estarían supuestamente cautelados a la hora de ejercer su profesión y oficio.

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