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Gran Bretaña en quiebra

Michael Roberts   

Los ciudadanos del Reino Unido han votado en las elecciones generales del 4 de julio. Las encuestas de opinión pronosticaban que el Partido Conservador sufriría una dura derrota después de 14 años en el gobierno. Se esperaba que el opositor Partido Laborista obtuviese una mayoría que finalmente ha sido de 410 escaños, una aplastante victoria, mientras que los conservadores conservan 121 escaños (de 365).

 

Pero antes de las elecciones, el 75% de los británicos tenían una visión negativa de la política en Gran Bretaña. Y los laboristas y los conservadores registraban su porcentaje combinado de votos más bajo en un siglo. En cambio, partidos más pequeños como el Reformista, los Demócratas Liberales y los Verdes han logrado avances.

Este resultado es consecuencia del desastroso declive de la economía británica y del nivel de vida de la mayoría de los británicos, junto con una aniquilación de los servicios públicos y de bienestar. El capital británico está quebrado.

La economía del Reino Unido es ahora la novena economía mundial en términos de producción a precios ajustados al poder adquisitivo y la sexta cuando la producción se calcula a tipos de cambio. Pero el imperialismo británico ha estado en constante declive desde el final de la Primera Guerra Mundial, dando paso al imperialismo estadounidense como potencia hegemónica. Y después de la Segunda Guerra Mundial, el Reino Unido se convirtió cada vez más en un “socio menor” subordinado a Estados Unidos. El declive relativo de la economía del Reino Unido se revela por su caída a largo plazo en el crecimiento de la productividad en comparación con otras economías imperialistas, particularmente en el siglo XXI .

 

En su reciente libro, Vassal State – how America run Britain (Estado vasallo: como América gobierna Gran Bretaña), Angus Hanton muestra el papel dominante que desempeñan las empresas y las finanzas estadounidenses en la propiedad y el control de grandes sectores de lo que queda de las industrias británicas. Esta toma del poder por parte de Estados Unidos fue aceptada e incluso alentada por sucesivos gobiernos británicos, desde la conservadora Thatcher hasta el laborista Blair.

Hanton muestra que en el segundo año de Thatcher en el cargo, 1981, sólo el 3,6 por ciento de las acciones del Reino Unido eran propiedad de extranjeros. En 2020, esa cifra era más del 56 por ciento. De todos los activos mantenidos por corporaciones estadounidenses en Europa, más de la mitad están en el Reino Unido. Las corporaciones estadounidenses tienen más empleados en el Reino Unido que en Alemania, Francia, Italia, Portugal y Suecia juntos. Las mayores empresas estadounidenses venden más de 700 mil millones de dólares en bienes y servicios al Reino Unido, lo que representa más de una cuarta parte del PIB total del Reino Unido.

Casi 1,5 millones de trabajadores del Reino Unido dependen oficialmente de grandes empleadores estadounidenses. Si contamos a los empleados indirectos, como los conductores de Uber y los trabajadores de agencia de Amazon, al menos 2 millones de trabajadores del Reino Unido tienen jefes finales en Estados Unidos (entre el 6 y el 7 por ciento de la fuerza laboral del Reino Unido). En 2020 había 1.256 multinacionales estadounidenses en el Reino Unido, según la definición del IRS de multinacional como una empresa con más de 850 millones de dólares de ventas en el extranjero.

Desde la década de 1980, Gran Bretaña se ha convertido cada vez más en lo que podríamos llamar una “economía rentista”, que ha puesto fin a la mayor parte de su base manufacturera y depende principalmente del sector financiero de la City de Londres y de los servicios empresariales que la acompañan, proporcionando un conducto para la redistribución del capital de los Jeques del petróleo, los oligarcas rusos, los empresarios indios y las tecnológicas estadounidenses.

A lo largo de este período, el capitalismo británico decayó en relación con sus pares entre las economías del G7 y otros Estados europeos más grandes. Pero particularmente después de la Gran Recesión, y tras la decisión de abandonar la UE y la pandemia de COVID, la economía británica entró en una espiral descendente que hasta ahora no ha podido detener. El crecimiento del PIB real todavía está más de un 20% por debajo de su tendencia anterior a 2008, aunque ese retroceso se aplica a todas las economías del G7, aunque a un ritmo menor.

 

La economía del Reino Unido fue la más afectada de las principales economías del G7 en el año del COVID. El PIB real cayó un 9,9%, lo que el entonces ministro de Finanzas y hasta ahora primer ministro Rishi Sunak admitió que fue la peor contracción del ingreso nacional en 300 años. El grupo de expertos económicos, la Fundación Resolución, considera que la economía del Reino Unido tal vez no haya tenido “una recesión técnica, pero estamos experimentando el crecimiento más débil en 65 años fuera de una (recesión)”.

Lo que también se olvida es que el crecimiento demográfico está en su ritmo más rápido en un siglo (tres cuartas partes impulsado por la inmigración de 6 millones de personas desde 2010). Si se excluye el crecimiento demográfico, el Reino Unido apenas ha experimentado crecimiento económico alguno, con un PIB por persona apenas por encima del nivel de 2007 y un poder adquisitivo real de los consumidores aún inferior al de 2007.

De hecho, el crecimiento de la productividad (es decir, la producción por trabajador por hora) ha sido terrible. La productividad se ha desacelerado a menos del 1% anual. Antes de la crisis económica de 2008-09, la producción británica por hora trabajada crecía constantemente a un ritmo anual del 2,2% anual. En la década transcurrida desde 2007, esa tasa ha caído al 0,2%. Si la tendencia anterior hubiera continuado, el ingreso nacional del Reino Unido sería un 20% mayor que el actual.

 

Sólo el historial de crecimiento de la productividad de Italia es peor dentro del G7.

 

 

Y se estima que la relación comercial posterior al Brexit entre el Reino Unido y la UE, tal como se establece en el ‘Acuerdo de Comercio y Cooperación’ (TCA) que entró en vigor el 1 de enero de 2021, reducirá la productividad a largo plazo en un 4 por ciento en relación con la permanencia en la UE.

Efecto a largo plazo sobre la productividad del comercio con la UE en condiciones de ALC

 

 

De hecho, la productividad del Reino Unido se ha estancado durante una década. Así que ahora los niveles de productividad están hasta un tercio por debajo de los de Estados Unidos, Alemania y Francia: “el trabajador francés promedio logra el jueves a la hora del almuerzo lo que el trabajador británico promedio logra sólo al cierre del viernes”. De hecho, excluyendo Londres, el nivel medio de productividad del Reino Unido está por debajo del estado más pobre de Estados Unidos, Mississippi.

La brecha de productividad entre las empresas con mejores y peores resultados es materialmente mayor en el Reino Unido que en Francia, Alemania o Estados Unidos. Esta brecha de productividad también se ha ampliado mucho más desde la crisis (entre 2 y 3 veces más) en el Reino Unido que en otros lugares. Esta larga y creciente cola de empresas “estacionarias” explica por qué el Reino Unido tiene una brecha de productividad de un tercio con sus competidores internacionales y una brecha de productividad de un quinto en relación con el pasado.

¿Por qué el crecimiento de la productividad es tan pobre, especialmente entre las grandes multinacionales británicas clave? La respuesta es clara: menor crecimiento de la inversión empresarial. El crecimiento de la inversión empresarial ha seguido una tendencia constante a la baja desde el final de la Gran Recesión. La inversión total del Reino Unido en relación con el PIB ha sido inferior a la de la mayoría de las economías capitalistas comparables y ha estado disminuyendo durante los últimos 30 años. El desempeño de las inversiones del Reino Unido es peor que el de cualquier otro país del G7. En comparación con Japón, Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia y Canadá, el Reino Unido languideció en el último lugar en inversión empresarial en 2022, un lugar que ocupa ahora durante tres años consecutivos y durante 24 de los últimos 30 años.

 

Las empresas no eligen invertir en el Reino Unido. El Reino Unido ocupa el humilde puesto 28 en inversión empresarial entre 31 países de la OCDE. Países como Eslovenia, Letonia y Hungría atraen niveles más altos de inversión del sector privado que el Reino Unido como porcentaje del PIB.

 

La naturaleza rentista del capital británico se revela en este informe del IPPR: “ La inversión corporativa ha caído por debajo de la tasa de depreciación – lo que significa que nuestro stock de capital está cayendo – y la inversión en investigación y desarrollo (I+D) es menor que la de nuestros principales competidores. Entre las causas se encuentran un sistema bancario que no está suficientemente centrado en otorgar préstamos para el crecimiento empresarial y el creciente cortoplacismo de nuestro sector financiero y corporativo. Bajo la presión de los mercados de valores cada vez más centrados en los rendimientos a corto plazo, las empresas están distribuyendo una proporción cada vez mayor de sus ganancias a sus accionistas en lugar de invertirlas para el futuro”.

 

Nada confirma más el declive del capitalismo británico y su incapacidad para invertir y aumentar la productividad que la rentabilidad del capital británico. Es una historia de declive a largo plazo desde la década de 1950. El declive se revirtió parcialmente durante un tiempo con las políticas neoliberales del régimen de Thatcher (a expensas de la participación de los trabajadores en el ingreso nacional), pero el declive se reanudó con fuerza en el siglo XXI .

 

Como resultado del débil crecimiento del ingreso nacional y las consiguientes medidas de austeridad para mantener bajos los salarios, el Reino Unido es uno de los seis países del bloque de 30 naciones de la OCDE donde las ganancias después de la inflación todavía están por debajo de los niveles de 2007 y el Reino Unido es el peor de las siete principales economías del G7.

En 2022, el salario real en Estados Unidos y la OCDE aumentó un 17 por ciento y un 10 por ciento respectivamente que en 2007, según datos de la OCDE. En Gran Bretaña no cambió. Los niveles de vida del Reino Unido han tenido una evolución inferior al de la mayoría de los países ricos desde que los conservadores llegaron al gobierno en 2010, según una investigación del Instituto de Estudios Fiscales del Reino Unido .

Las insensibles políticas de austeridad de los conservadores después de la Gran Recesión de 2009, consistentes en recortar servicios públicos y congelar salarios, han destrozado la red de seguridad social. Las tasas de prestaciones básicas son ahora más bajas en relación con los salarios que en cualquier otro momento desde el inicio del plan Beveridge, que estableció el Estado de bienestar en los años cuarenta. La protección básica contra el desempleo en el Reino Unido es también la más baja de la OCDE.

“La espiral inflacionaria tras el COVID fue la peor en el G7. Puede que ahora haya disminuido, pero el aumento de los alquileres privados es fuerte y continuo: casi el 9 por ciento al año. Las facturas de energía pueden estar cayendo, pero desde un pico tan ridículo que todavía están alrededor del 60% por encima que hace tres años. Mientras tanto, los alimentos aumentaron alrededor de un 30 por ciento durante el mismo período. ¡El resultado es que un porcentaje mayor de británicos vive por debajo del umbral de pobreza que en Polonia!  (Tom Clark, En quiebra) .

Y estos son promedios. Gran Bretaña es ahora el segundo país más desigual económicamente entre los países desarrollados más grandes, después de Estados Unidos: hace 50 años era uno de los más igualitarios . El Reino Unido tiene una desigualdad de ingresos muy alta en comparación con otros países desarrollados; el noveno lugar con ingresos más desiguales de 38 países de la OCDE. En comparación con otros países desarrollados, el Reino Unido tiene una distribución del ingreso muy desigual, con un coeficiente de Gini de 0,351. El Reino Unido tiene uno de los niveles más altos de desigualdad de ingresos de Europa, aunque es menos desigual que Estados Unidos.

 

La desigualdad de riqueza en el Reino Unido es mucho más grave que la desigualdad de ingresos: el quinto superior recibe el 36% de los ingresos del país y el 63% de la riqueza del país, mientras que el quinto inferior tiene solo el 8% de los ingresos y solo el 0,5% de la riqueza, según la Oficina de Estadísticas Nacionales.

 

El Reino Unido tiene las disparidades regionales en salarios más amplias de toda Europa. De hecho, la gente del noreste de Inglaterra tiene un nivel de vida promedio inferior a la mitad del londinense promedio. La riqueza también está distribuida de manera desigual en Gran Bretaña. El Sudeste es la región más rica de todas, con una riqueza total media de los hogares de 503.400 libras esterlinas, más del doble de la riqueza de los hogares del norte de Inglaterra.

En cuanto a la pobreza y la sanidad, difícilmente podría ser peor en un país llamado rico. Los recortes de asistencia social han causado un exceso de 190.000 muertes entre 2010 y 2019 . Según la Oficina de Estadísticas Nacionales, la esperanza de vida al nacer para 2020/22 “ha vuelto al mismo nivel que entre 2010 y 2012 para las mujeres” y “ligeramente por debajo” de ese punto de referencia para los hombres; en otras palabras, toda una década de progreso cero o negativo. 

“Las zonas más desfavorecidas de Inglaterra”, informan los demógrafos del gobierno, registraron “una disminución significativa” en la esperanza de vida en la segunda mitad de la década de 2010. De cara al año 2040 (y en comparación con una base de referencia de 2019), los analistas de la Universidad de Liverpool y la Fundación de Salud prevén un aumento de unos 700.000 británicos en edad de trabajar que viven con una enfermedad grave de larga duración, explicado abrumadoramente acompañado de un aumento vertiginoso de las ya elevadas tasas de dolor crónico, diabetes y ansiedad/depresión en las comunidades más pobres.

Las tasas de pobreza infantil se han disparado. En 2022/23, el número de niños que viven en la pobreza aumentó en 100.000, de 4,2 millones en 2021/22 a 4,3 millones de niños. Eso es el 30% de los niños en el Reino Unido. La tasa de pobreza infantil en el noreste de Inglaterra aumentó 9 puntos porcentuales en los siete años transcurridos entre 2015 y 2022. También se pueden observar aumentos sustanciales en los Midlands y el noroeste. Tower Hamlets tuvo la mayor concentración de pobreza infantil en el Reino Unido en 2021/22, y casi la mitad de los niños vivían por debajo del umbral de pobreza después de tener en cuenta los costes de vivienda. Las tasas de pobreza infantil también son altas en otras grandes ciudades como Birmingham y Manchester.

El auge de los “bancos de alimentos” ha sido una característica de los últimos diez años. El recuento oficial de personas cuyos hogares han recurrido a bancos de alimentos en los últimos 12 meses asciende a 3 millones.

 

Y las familias con “muy baja seguridad alimentaria” ascienden ahora a 3,7 millones, un total que se ha disparado en dos tercios sólo en el último año.

Uno de los mayores logros del movimiento obrero fue el establecimiento de un Servicio Nacional de Salud, gratuito en el lugar de uso. Después de 70 años, este gran servicio público está ahora hecho jirones; privados de fondos y de personal y servicios y cada vez más vinculados a las ganancias del sector privado. La financiación del NHS se enfrenta al mayor recorte en términos reales desde la década de 1970, advierte el Instituto de Estudios Fiscales.

El NHS ha privatizado el 60% de las operaciones de cataratas del NHS a proveedores privados. Las clínicas privadas recibieron 700 millones de libras esterlinas para cataratas entre 2018-19 y 2022-23 y entre el 30 y el 40% del dinero se desvanece en ganancias. Y un nuevo análisis de We Own It revela que 6.700 millones de libras, o 10 millones de libras cada semana, han salido del presupuesto del NHS en forma de beneficios de todos los contratos privados otorgados por el NHS en la última década. El análisis de We Own It muestra que de los 6.700 millones de libras de beneficios totales que han salido del NHS, 5.200 millones de libras, o el 78%, se debieron a contratos de servicios.

Los británicos ahora tienen acceso a menos camas de hospital y dentistas en relación con la población que en la mayoría de las otras grandes economías, según datos de la OCDE. Y la lista de espera para operaciones está en un nivel récord.

 

Luego está la vivienda. En los 30 años transcurridos desde 1989, se construyeron 3 millones de casas menos que en los 30 años anteriores, a pesar de un fuerte aumento de la demanda. Este desajuste entre oferta y demanda ha contribuido a una grave crisis de asequibilidad. En 1997, la relación entre el precio medio de la vivienda y el ingreso medio en Inglaterra y Gales era de 3,6 y en Londres era de 4,0. En 2023, una casa mediana en Londres costaba 12 veces los ingresos medios e incluso en la región más asequible, el noreste de Inglaterra, la proporción era de 5,0.

Este aumento significa que sólo las personas más jóvenes cuyos padres –incluso abuelos– eran propietarios de viviendas ahora pueden ser razonablemente optimistas en cuanto a poder comprar. Pero los costes de la vivienda en el Reino Unido en relación con los ingresos son más altos que en el pasado y en comparación con otros países. Los alquileres aumentaron un 13 por ciento en los dos años hasta mayo de 2024, el ritmo más rápido en tres décadas y tres veces la tasa en Francia y Alemania.

En el otro extremo del “mercado” inmobiliario, el número de  personas que duermen en la calle en Inglaterra  ha aumentado un 60 por ciento en los últimos dos años, y el número de familias atrapadas en (terribles) alojamientos temporales se ha  duplicado desde 2010.

En cuanto a la educación, también tiene graves problemas. Un sistema educativo sólido respalda el sector de servicios: casi el 60 por ciento de los británicos entre 25 y 34 años tienen educación al menos hasta el nivel terciario (o universitario o universitario), según muestran datos de la OCDE. Se trata del sexto nivel más alto entre las economías avanzadas. Los alumnos de Gran Bretaña obtienen mejores resultados en lectura, matemáticas y ciencias que sus pares de Francia, Alemania o Italia. También tienen acceso a 90 de las 1.500 mejores universidades del mundo, según el Ranking Mundial de Universidades anual, más que Francia y Alemania juntas. Pero ahora la presión es efectuar recortes en la financiación escolar y las universidades del Reino Unido que han caído en las clasificaciones internacionales, mientras que muchas se enfrentan a la quiebra y al cierre a medida que disminuyen los estudiantes extranjeros. En cuanto a los estudiantes, Gran Bretaña ha pasado de ofrecer educación terciaria gratuita en la década de 1960 a unas tasas elevadas, financiadas con préstamos agobiantes.

Luego están las prisiones. Encerramos a mucha gente en el Reino Unido y ahora las cárceles se están quedando sin espacio “en cuestión de días”, dicen los directores de prisiones de Inglaterra y Gales. “Todo el sistema de justicia penal está al borde del fracaso”.  En lugar de encarcelar a los jóvenes, tal vez debería ofrecérseles lugares adonde ir.  Pero dos tercios de los centros juveniles financiados por ayuntamientos en Inglaterra han estado cerrados desde 2010 . Esto se debe a que los ayuntamientos han sufrido recortes del 20% en términos reales desde 2010, dejando un déficit de más de 6.000 millones de libras esterlinas en los próximos dos años.

Finalmente, están los servicios básicos. Fuertemente privatizados por Thatcher, resultaron ser un desastre para los usuarios y una bonanza de ganancias para los accionistas. En Europa, sólo en el Reino Unido se ha privatizado el agua y los propietarios de capital privado de estas empresas de agua han exprimido al público miles de millones, mientras destruyen la calidad del agua y el medio ambiente. En marzo se reveló que las empresas de agua privatizadas de Inglaterra descargaron aguas residuales sin tratar en vías fluviales durante 3,6 millones de horas en 2023, más del doble que en 2022. Una investigación realizada por Rivers Trust encontró que las aguas residuales se derramaron durante 1.372 horas en el distrito electoral de Guildford el año pasado, y pruebas recientes del agua realizadas por activistas locales encontraron E coli en el río el mes pasado en casi 10 veces la tasa segura según los estándares gubernamentales. En varias partes del país han enfermado personas y se les ha dicho que no beban agua del grifo.

¿Hay alguna característica positiva en esta Gran Bretaña quebrada? Yael Selfin, economista jefe de la consultora KPMG UK, señala que Gran Bretaña tiene algunas “ventajas duraderas”, como el idioma inglés y la hora de Greenwich, lo que significaba que el día hábil en Londres se superpone con los mercados financieros de todo el mundo. Así que los británicos hablan inglés y tienen una referencia horaria mundial. ¡Guau!

El Financial Times avanza otro mérito, como haber tenido un primer ministro de origen asiático:  “Éste no es el único país en Occidente que nombraría jefe de gobierno a un no blanco. Pero podría ser el único en el que suscitase tan poca discusión … Un milagro silencioso sigue siendo un milagro ”. ¿El hombre más rico hasta ahora del parlamento del Reino Unido es un milagro?

En una entrevista en el programa dominical de la BBC con Laura Kuenssberg , el primer ministro Sunak defendió el historial de su partido en el gobierno durante los últimos 14 años. “Es un lugar mejor para vivir que en 2010 ”. Cuando le dijeron que los británicos se habían vuelto más pobres y más enfermos, y que los servicios públicos se habían deteriorado desde 2010, dijo: “ Simplemente, no acepto eso”.  Puede que no lo acepte, pero sigue siendo la realidad.

Paul Dales, economista de la empresa de investigación Capital Economics, afirma: “Una mayor inversión en vivienda, infraestructura, educación y salud ayudaría a convertir algunas de las debilidades en fortalezas”. Y tanto.

Examinaré el programa económico del nuevo gobierno laborista en una próxima nota.

 

Fuente: Michael Roberts blog

Traducción: G. Buster / sinpermiso

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