Geografía de los patios traseros del Gran Ego

El mundo rebosa de patios traseros con  inquilinos de diferentes niveles y  fortunas  por todas partes. Hay tantos pobres entre ellos –pueden abrumarse si quieren consultar su número en internet-  que amenazan con romper el equilibrio mínimo de coexistencia entre especies del mismo género.

Los animales y las plantas saben cómo hacerlo. Nosotros, que somos mucho más inteligentes según dicen los libros de texto, dedicamos mucho tiempo a estudiar, solo que gran parte de nuestros estudios se limita a ver los modos- por supuesto, inteligentes-  de exterminarnos entre nosotros  para sentirnos felices y –como dicen los curas– “ realizados”. Así que la triste historia del homo faber tiene mucho que ver con todo tipo de construcciones para este insaciable propósito: ser felices contra viento y marea y caiga quien caiga. Y tenemos que reconocer que en este empeño, unos cuantos de nuestros semejantes- que no iguales- han tenido muchos éxitos. Ya lo creo.

No es  casualidad, claro está, la existencia de esta asimetría urbana. Para ser un vecino privilegiado y bien relacionado hay que disponer de bienes superiores a los que poseen los habitantes de los márgenes. Esos bienes permiten tener buena aceptación pública y  de  los poderes centrales, mucho mejor dispuestos  para cuidarlos que al resto. Ante todo, deben brillar el Centro y sus aledaños. Así que ya podemos señalar lo sabido: que el sitio donde uno habita está determinado por la posesión de bienes de los que están excluidos los habitantes de los márgenes; que estos no son muy de fiar por no poseerlos;  que tener  es  poder, y que el  poder decide  sobre los bienes de los habitantes del suburbio (urbano o mundial).

Es “normal” que en un determinado momento los vecinos de los márgenes puedan verse obligados a pagar tributos desmedidos, castigados, discriminados, obligados a guerrear contra otros suburbios y hasta ser condenados a prisión y hasta asesinados legalmente   por minucias. Las estadísticas al respecto señalan que el ser negro, pobre o inmigrante, ayuda mucho a esos resultados.

Estamos en un mundo de patios traseros

Están en todas partes sin excepción alguna. Uno mismo los tiene en su interior sin ir más lejos: el poder del ego central convierte en inferiores a los buenos sentimientos, los convierte en marginales y se ataca a sí mismo y a otros con  pensamientos y conductas negativas  llevando hasta el robo, el desprecio, la guerra u otras formas de asesinato a sus semejantes: se trata del enemigo interior. Y es insaciable, hasta el extremo que ha configurado el mundo a escala planetaria y lo ha llenado de patios traseros.

Algunos patios tienen flores…

Pueden estar llenos de pobres que poseen materias primas, metales, y otras riquezas que ambiciosos atracadores de patios   aspiran a poseer y eso provoca serios problemas entre estos malhechores, que pugnan por expandirse por esos patios ajenos, originando una gigantesca metástasis global con cada vez  menos los dueños  de esos espacios -y de sí mismos.

En ese proceso expansivo enfermizo, cada país tiene su propio patio trasero del que disponer, al que mandar, explotar  o  condicionar. De España, por ejemplo, es el Sahara occidental, hoy abandonado al marroquí  aspirante a poseerlo. Pero a su vez España mima  es el patio trasero de los países de la Europa rica, que a su vez es el patio trasero –privilegiado y astutamente explotado- dominado de los EEUU como el Sur en general del Planeta  los es respecto al Norte. Una historia sin fin.

El mundo se nos muestra así como una gigantesca asimetría en recursos y poder con pobladores bien definidos y con papeles perfectamente delimitados por  un puñado de depredadores. A veces entre ellos  hay tremendos desacuerdos por tener más  y entonces organizan guerras. En estas, cada dueño de patios pone a su disposición  a sus pobres, a sus recursos, y todo cuanto posee  para poder conseguir el triunfo. Y los patios traseros siguen, gane quien gane,  porque al final sobre todos los patios  del mundo se escucha a diario al  Gran Ego silbando  su canción interminable con acompañamiento de tambores y sonidos de  sables que se afilan cada vez con más insistencia.

2022-03-25
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