Filosofía al alcance de todos
Por Iñaki Urdanibia
Afirmaba Aristóteles en su Retórica y cito de memoria que si se filosofa porque se filosofa si no se filosofa para explicar por qué no se filosofa…siempre se filosofa. Podría incluirse esta aseveración del estagirita en el campo de lo que se denomina filosofía profana, o espontánea, ajena a los pagos académicos en el que en donde en el mayor número de los casos no se hace sino repetir una y otra vez el panteón de ilustres, sin suponer tal enseñanza ninguna apertura a la propia vida de quienes escuchan y aprenden, si bien y ahí entraría en escena el bueno de Kant que afirmaba que la filosofía no se aprende sino que se aprende a filosofar. En el balanceo, pues, de la definición etimológica como amor a la sabiduría o la de quienes han considerado, y consideran, la filosofía como un modo de vida, dirigido a lograr la vida buena, pueden hallarse vías intermedias o complementarias…en la medida en que se pueden utilizar los discursos de pensadores del pasado para encarar o enfrentarse con los problemas del presente…la huella de lo dicho en el pasado como herramienta para el presente. Es por esa senda por la que avanza el profesor de la universidad de Buenos Aires, Darío Sztajnszrajber en su « Filosofía en once frases. Un libro para pensar sin ser subestimados», publicado recientemente por Ariel.
Si el otro limitaba, es un decir, la historia de la filosofía a Platón con notas a pie de página( Alfred North Whitehehead), el autor de este libro que leo argumenta siguiendo a diferentes autores, y su célebres frases, en el enfoque y resolución de un mismo problema situado en el metro de la capital de Argentina: la muerte de un joven, es enfocada con la pretensión de hallar las causas del hecho según las diferentes ópticas con que se dé el acercamiento al suceso.
En caso de que diésemos por bueno que la simplificación es, vellis nolis, mentir, y hay casos de exceso pedagógico que en sus afanes de claridad y de poner todo al alcance de nulos, en la presente ocasión no vendría al caso la aplicación de la premisa inicial, ya que el tono llano empleado no tergiversa el espíritu de las citas empleadas, ni deja escapar aspectos esenciales de sus autores, y ciertamente ahí reside uno, sino el mayor, de los méritos de la obra que comento; a ella , más bien a su autor, podría aplicársele aquello de enseñar deleitando, y digo enseñar sin referirme a la repetición de fechas, lugares de nacimiento y muerte y otras cuestiones que en no pocas ocasiones sirven de árboles que no dejan ver el bosque o que lo ocultan en su riqueza y esplendor.
El libro que se sitúa en relación con registro de ficción no se limita a éste sino que, siguiendo los pasos socráticos – presentados en los diálogos platónicos- nos incluye en la discusión, en el debate entre posturas contrapuestas, no de forma binaria, sino en un diálogo entre tres…con presencia de un otro, « un otro del otro que no es el otro, esto es, del otro que el pensamiento binario constituye como tal », ofreciéndose así una vía deconstructora que nos hace ver diferentes perspectivas en liza, en una escena llena de fantasmas, de distintos bagajes hasta el punto de que podría adoptarse la frase del evangelista de mi nombre es legión…en esta caso estamos ante una asamblea en la que no existe una voz dominante a la que las demás se han de plegar siempre que no quieran ser expulsados del ágora; aquí se respira la libertad que no se expresa en un insípido vacío sino que surge de situaciones concretas, que no huyen de las preocupaciones sociales, políticas…humanas, hasta la demasía.
La travesía se inicia con el « nadie puede bañarse do veces en el mismo río» de Heráclito, pensador griego del que no se conservan más que algunos fragmentos, cuya interpretación dista de ser clara tanto por sus tendencias dialécticas y móviles como por la tergiversación que de él se ha hecho . Ante el cambio que asusta y angustia y en búsqueda de principios fijos a los que agarrarse, Platón construyó una metafísica que se basaba en la fijeza de las ideas, como formas esenciales del ser, frente a las visiones cambiantes que no podían desembocar más que el el desorden de razones, y a la postre en un escepticismo peligroso; así se estableció la disputa que como tal se presenta en los programas escolares entre el de Éfeso y el de Elea, Parménides, representando el primero por el cambio mientras que al segundo le cabe la representación del ser y su inmovilidad. Continua el periplo con una incursión un tanto no-filosófica ( al menos en lo que se suele considerar como tal)por los pagos bíblicos en los que ante las preguntas de los humanos hacia Yavé, éste contesta : « soy el que soy», respuesta tautológica en la que se une el significado y el significante, cuestión en la que el autor se detiene, aclarando la importancia de los nombres propios de los personajes bíblicos en lo que hace a la relación directa que se da entre el nombre como significante y significado.
La asistencia de Sócrates al oráculo le hizo comprender que Apolo le destinaba a una labor, a una misión; se interrogaba a santo de qué sería él considerado como elegido para tal misión, la de poco menos que abrir el continente de la filosofía, y con el fin de aclararse comenzó a deambular por la ciudad entrando en diálogo con distintos transeúntes, hasta , al final, pronunciar la celebérrima frase a él atribuida de «sólo sé que no sé nada», frase abierta a la inacabada, e inacabable, tarea del saber…el que dice saber no sabe, al no ser consciente de las carencias de conocimientos, pues ya que cree saber y no sabe nada ( siempre me ha cautivado- y conste que de esto nada dice el libro- que ante la sentencia de Sócrates, algún escéptico que le escuchó terció diciendo: pues yo no sé ni eso). Si el quehacer filosófico del maestro de Platón proponía un saber abierto, la tendencia de Aristóteles era la de crear un saber sistemático, lo que hace que la frase que a él le atribuía Diógenes Laercio: « oh amigos, no hay amigos» resulta realmente llamativa por su carácter paradójico y/o aporético, lo que ha hecho que hayan sido unos cuantos filósofos posteriores los que hablando de la amistad, y a la otredad, hayan recurrido a dicha cita: así Montaigne, Nietzsche o Derrida. La frase de san Agustín, « ama y haz lo que quieras» da pie a unas derivas acerca de si el amor es suficiente para justificar cualquier comportamiento, o si tal es la fuerza del amor que hace que lo demás que sucede resulte insignificante…En mi opinión el autor esquiva la esencia cristiana , la caridad como eje, del amor como don otorgado por dios , que hace que se haya-según el de Tagaste- de amar a quien se ve, al prójimo, ya que si a éste no se ama cómo se va a mar a quien no se ve: dios; aspecto este que indico que es fundamental en el autor de De vita beata, que subrayaba la necesidad de andar sobre dos pies : la fe y la razón.
Con Hobbes y su horaciano « el hombre es el lobo del hombre» llegamos a la quinta etapa del recorrido. El impulso de todo ser es sobrevivir, y es en las situaciones más al límite en donde se ve la fuerza que adopta este afán de supervivencia. La tensión que se origina entre la razón humana y su animalidad se antoja como irresoluble, lo que hace que el británico propusiese – al igual que hicieran, con diferentes matices, Locke o Rousseau- la hipótesis de un contrato social que limitase la libertad individual que se cedía a un ente superior que sería el encargado de evitar una guerra de todos contra todos. Tal papel recaería en el Leviatán que sería el que se encargase de velar de la seguridad de cada cual…como pago habría de cederse parte de la individualidad, con el fin de que se respete nuestra individualidad.
No carece de presencia tanto en el campo de los estudios como en los ajenos a ellos, la frase de Descartes: « pienso, luego existo», sentencia que en opinión de los habituales manuales de filosofía supone el inicio de la filosofía moderna, al suponer la propuesta del Cartesio, un giro en el pensamiento y la cultura humanos. No le falta razón a Sztanjnszrajber al matizar la supuesta ruptura o giro, al subrayar que antes de el pensador francés no todo era homogéneo; esto no quita para que se haya de considerar a Descartes como quien otorgó status protagonista al ser humano como sujeto racional en un puesto privilegiado de cara a la interpretación y conocimiento del mundo…esta centralidad de lo humano, enunciada en primer persona, puede conducir sin forzar las cosas a un cierto lugar destacado al sí mismo y a la capacidad omnicomprensiva…obviando- el autor lo hace- el recurso a la divinidad como garante de la autonomía del conocimiento humano ( en ese orden de cosas , se pueden enumerar sus supuestas pruebas de la existencia de Dios, expuestas en su Discurso del método…).
A pesar de que entre las frases, y sus autores, elegidas tal vez para el que esto escribe al menos son las que revisten mayor interés por estar más centradas en tiempos más cercanas y en problemáticas de mayor actualidad, las medidas del texto- que ya han tomado una extensión amplia- se imponen y me limitaré a esbozar unas breves líneas de cada uno de ellos: en el Manifiesto de Marx y Engels se lee aquello de « todo lo sólido se desvanece en el aire» , desvelando al tiempo los aspectos ocultos, u ocultados, por medio de las triquiñuelas ideológicas que dejan de lado, como si nada tuvieran que ver con la vida, las relaciones sociales, que no responden a ley alguna de la naturaleza, y que en caso de que lo fuesen – como tratan de vender los altavoces del pensamiento dominante – harían que responderían a leyes inevitables, de donde no habría otra que aceptar y plegarse a la explotación y aceptar que las cosas son como son y punto…Marx centró su mirada en la producción en lo distintos modos de ella, y en las relaciones sociales y de propiedad que algunos presupuestos que eran considerados como sólidos se disolviesen en el aire…con los cambios en la producción, y en la ideología que formatea a los individuos para la producción.
Luego le toca al « Dios ha muerto » nietzscheano, cuya sentencia ha hecho que la sociedad bien pensante haya atribuido el crimen al mismísimo anunciador que no hacía en su tarea de transmutación de los valores más que reivindicar los derechos y capacidades de los humanos, derribando para ello viejos ídolos que hacían que los seres humanos estuvieran dispuestos a padecer en este valle de lágrimas, en el más acá, con la esperanza postergada de lograr todos los bienes en el más allá. La deconstrucción de Derrida, « nada hay fuera del texto» es pasada a repaso en la medida que el profesor argentino apela a una postura más temperada, al distinguir diferentes posturas con respecto al lenguaje: o el lenguaje refleja la realidad, o viene de afuera y en cierta medida nos impone sus leyes, formas, etc., o tiene cierta capacidad de modificar la visión que de la realidad tenemos…quedan soslayadas , si bien se rozan, algunos aspectos sobre la capacidad de hacer cosas con palabras del que hablaría el pragmatista Austin, o la provocación de Barthes acerca del carácter fascista del lenguaje, sin obviar la visión del lenguaje como agoné…Pero es obvio que de todo, y de todos, no se puede hablar, al tiempo que en toda selección algunos quedan fuera, y sin entrar en posibles hit-parades, entran otros por gusto de quien realiza la selección…Cuestión que obviamente acepta el propio autor de este libro.
La obra se cierra con unas sabrosas reflexiones sobre el « donde hay poder, hay resistencia» de Michel Foucault, en las que el autor se refiera al singular del enunciado, poder, que entra en cierta discordancia con el plural del que hablaba el de Poitier, poderes; del mismo modo que se detiene en la visión microfísica , y los distintos dispositivos, del poder que conducen a una diseminación del poder ( y sin mayúsculas que respondiesen a un arriba) que por otra parte es productivo y no solamente, ni especialmente represivo, ya que en este último caso resultarías imposible e increíble que éste pudiese mantenerse con el beneplácito de los ciudadanos…Preguntas y pegas planteadas por Darío Sztanjnszrajber que le llevan a preguntar si ¿ toda resistencia no será una función más del poder?…preguntas que podría tener resonancias de aquel el poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente…y la persecución de éste conlleva especularmente, o reproduce, las propiedades de lo que se dice combatir…
La exposición narrativa, acompañada de vivos diálogos relacionados con situaciones cotidianas, hace que el libro se digiera con suavidad y que muchas puertas y ventanas queden abiertas al pensamiento.