España se rompe (2)
De fantasmas, bancos, aves y jueces
Se parten los cristales de las ventanas,
por donde se cuelan viento y palomas.
Fantasmas se infiltran, en las casas,
como el agua por los grifos oxidados.
Las alcobas desoladas evocan noches
de amor, ronroneo, gritos y voces niñas.
Un anónimo juez, imparcial, dio justa razón
al anónimo banquero, que vació habitaciones.
Silenciosos balcones y cocinas añoran
olores, imprecaciones, risas y cumpleaños.
Miles de albañiles, plomeros y electricistas,
pueblan parques con su prole bajo el cielo.
El dueño de todas las casas ya no tiene
inquilinos que paguen alquiler o hipoteca.
La mágica mano política llega, justo a tiempo,
para dar habitación al obrero desahuciado.
El banco financia las bellas casas nuevas,
que florecen sobre muertas Casas Viejas.
Otra vez albañiles, plomeros y demás, pagan
las casas que levantan y vuelta a empezar.
Papá y mamá son empujados a imitar pájaros,
sin saber volar, y por eso ensucian el pavimento.
Ramón Haniotis