Entrevista a Francisco Báez Baquet sobre la industria criminal del amianto
Por Salvador López Arnal
Francisco Báez, ex trabajador de Uralita en Sevilla, autor de Amianto: un genocidio impune, inició en los años 70 del pasado siglo la lucha contra esta industria de la muerte desde las filas del sindicato de CCOO. Ha dedicado más de 40 años a la investigación sobre el amianto.
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¿De dónde su relación con la industria del amianto? ¿Cuánto tiempo batallando?
He sido empleado de la empresa Uralita, que se dedicaba a la fabricación de productos de amianto-cemento.
Hasta el año 1969, no tuve conocimiento de los mortales efectos del amianto, y por diversas circunstancias, no fue sino hasta el año 1977, y a través de la lucha sindical de los compañeros de CC.OO., yo mismo inclusive, como comenzó mi vinculación personal con el tema, impulsando un acopio y asimilación de abundante bibliografía sobre el asunto, y que en su momento -cuando no existía Internet, ni tampoco ordenadores personales-, llegó a constituir en España el mayor archivo operativo sobre el tema, estando depositado actualmente en la Universidad de Granada, para su estudio, de carácter histórico.
Desde entonces, y con diverso grado de dedicación, mi vinculación activa con el tema ha sido constante, habiendo pronunciado, al respecto, conferencias en diversos foros, como, por ejemplo, en Roma, en la sede del Parlamento Italiano, en Santander, en su Universidad (Cursos de Verano), en Madrid, en la sede central de CC.OO., en Barcelona, en la Universidad Pompeu Fabra y también bajo patrocinio del bufete de abogados «Col.lectiu Ronda» y del sindicato CGT, en Huesca, bajo patrocinio de una empresa de desamiantado («Arizón y Gracia»), en Sevilla, en el Colegio de Abogados, en la Universidad de Granada, en Málaga, en Alicante, etc. También, en representación de CC.OO., asistí en Estrasburgo (Francia) a un congreso científico, sobre los efectos nocivos del amianto.
Entre libros y artículos, llevo publicados unos cien trabajos, tanto en soporte papel, como -la mayoría- online, habiendo sido traducidos al inglés y publicados, en una cierta proporción de ellos. Véase, por ejemplo, y como testimonio de la actividad que ha venido desarrollando CC.OO. en relación con esta cuestión: http://www.1mayo.ccoo.es/6f341aef4eb7b383574f18f9fab538db000001.pdf
¿Por qué es tan peligroso el amianto? ¿Cuándo se supo de su peligrosidad?
El amianto es la causa de toda una serie de enfermedades, varias de ellas mortales e incurables. La peor de todas, el mortal cáncer incurable, sumamente agresivo y doloroso, denominado mesotelioma, y que afecta, como cáncer primario, a las membranas que recubren a diversos órganos. La supervivencia tras el diagnóstico, rara vez llega a superar unos pocos meses, y que además, excepcionalmente incluso puede llegar a ser el caso de que nos encontremos con una supervivencia de solamente varias semanas.
De sus diversas modalidades de asentamiento en uno u otro órgano, la más extendida, es la del mesotelioma pleural, que se asienta inicialmente en la pleura, la membrana que recubre a cada pulmón. Con menor difusión, tendremos también al mesotelioma peritoneal, asentado inicialmente en la membrana que recubre al peritoneo, en el abdomen, el mesotelioma pericárdico, asentado en el pericardio, membrana que recubre al corazón, el mesotelioma para-testicular, en la túnica vaginal que recubre los testículos, y el mesotelioma maligno primario, asentado en alguno de estos órganos: hígado, apéndice, bazo, páncreas, íleon, omento o epiplón mayor.
Pónganse el lector en la piel de quien, por el mero hecho de haber habitado en proximidad, por ejemplo, de una fábrica de amianto-cemento, e incluso a distancia de ella, de varios kilómetros, y que se vea en la peripecia de tener que someterse a una amputación de sus testículos, y todo ello, muy probablemente como la mera antesala de su propio fallecimiento, por causa de lo mismo: el invisible polvillo microscópico, que ni se ve, ni se huele, ni se palpa, ni se oye, y que en cantidades meramente ínfimas haya podido ocasionalmente inhalar en su respiración, sin saberlo, sin que nadie se lo advirtiera, y sin tener en ello ninguna actividad, responsabilidad, protagonismo consciente, ni beneficio económico alguno, y desde luego que sin indemnización alguna para sus familiares sobrevivientes, y también sin reconocimiento social alguno, como un mero «daño colateral» humano y sufriente, pero, eso sí, como consecuencia de que otros sí hayan obtenido suculentos dividendos, incluso con plena consciencia de las nefastas consecuencias que para otros seres humanos -incluidos, por supuesto, y «en primera línea de fuego», a los propios trabajadores de su contaminante industria-, y de la que esa actividad industrial haya podido ser determinante
De todas las enfermedades malignas relacionadas con el amianto, el mesotelioma es el que precisa de menores -ínfimas- dosis de exposición, para llegar a desencadenar el cáncer, después de transcurridos muchos años -décadas-, desde cuando se produjo la exposición, que puede ser laboral, o medioambiental, ya sea de origen geológico, o a causa de la actividad industrial.
¿En la práctica, y con escasas excepciones, la totalidad de los mesoteliomas son causados por el amianto?
Sí, efectivamente.
Afecta a los trabajadores que lo manejaron o que trabajaron en instalaciones industriales en las que la presencia del mineral ha sido relativamente abundante (como por ejemplo, azucareras, industria petrolífera, industria del caucho, etc.). Véase al respecto, un trabajo nuestro, también ilustrativo acerca de las distancias hasta las que se extiende la mortal acción contaminante del amianto o asbesto: http://www.rebelion.org/docs/228919.pdf
Afecta también a los familiares de los trabajadores, cuando ha mediado convivencia en el domicilio, circunstancia agravada, cuando en el mismo se ha realizado el lavado de la ropa de trabajo; no obstante la presencia invisible del polvo constituido por microscópicas fibras de amianto, depositadas sobre el pelo o los zapatos del trabajador que ha estado en exposición laboral al amianto, también conocido como asbesto, es más que suficiente para generar el riesgo.
La situación denominada «mesotelioma familiar», la tendremos cuando dos o más miembros de una misma familia, con o sin consanguineidad entre sí, y de forma sincrónica o meta-crónica, resultan afectados por el mesotelioma. Es decir, que, por ejemplo, pueden resultar afectados los dos miembros de un matrimonio, sin mediar ningún otro parentesco, distinto al matrimonio, entre ambos cónyuges, por lo que esa afectación no sería atribuible a ninguna clase de supuesta predisposición genética, esto es, «de nacimiento». Sobre el mesotelioma familiar, véase nuestro trabajo: http://rebelion.org/docs/219093.pdf
Afecta el mesotelioma, a los vecinos del entorno de los focos de dispersión (astilleros, zonas portuarias, canteras o minas con contenido de amianto entre sus minerales, grandes garajes, fábricas de textiles de amianto o de productos de amianto-cemento, etc.), con tasas de incidencia, netamente superiores a las del conjunto del país o zona geográfica, con un gradiente de dispersión (mayor número de casos, cuanto mayor es la proximidad al foco de origen), en concordancia con la dirección de los vientos predominantes, hasta distancias de varios kilómetros, y llegando a afectar incluso a los animales domésticos residentes en esas zonas.
Alguna ilustración…
Un ejemplo, con estudio publicado, en España, lo tenemos en el entorno de la extinguida fábrica de la empresa Uralita, en Cerdanyola (Barcelona), con vecinos que enfermaron y fallecieron, meramente por haber vivido en esa amplia vecindad.
Una ineludible conclusión, aunque no asumida por algunos jueces españoles, derivada de la toma en consideración de todo lo antedicho respecto de la contaminación medioambiental del entorno de los centros de trabajo en los que el amianto fue manejado o tuvo significativa presencia, es que, de puertas para adentro, intra-muros del perímetro de esos centros de trabajo, los puestos de trabajo sujetos a riesgo, específicamente para el mesotelioma y para las placas pleurales, lo son todos, puesto que se evidencia que, fuera de ese perímetro, y mediando dosis de exposición netamente inferiores a las habidas en el interior de esos centros, los estudios epidemiológicos ponen de manifiesto, sin embargo, que sí bastan para que esa vecindad, incluso a distancias de varios kilómetros, ya sea suficiente como para que su letal efecto pueda llegar a ser evidente.
Además del mesotelioma, el amianto es determinante de un importante incremento en el número de cánceres de pulmón, de laringe y de ovarios, conforme a lo asumido por la Organización Mundial de la Salud, y en algunos casos también reconocido como enfermedad profesional, indemnizable, en algunas de las legislaciones nacionales (como, por ejemplo, para el cáncer de ovarios, en la legislación de Finlandia).
Excepcionalmente, en un enfermo por su exposición al amianto, puede incidir una circunstancia de co-morbilidad o de poli-morbilidad, por la concurrencia de varios tipos de cánceres relacionados con el asbesto (por ejemplo, padeciendo simultáneamente un mesotelioma -pleural o peritoneal-, y un cáncer pulmonar). Así lo viene a registrar la bibliografía médica.
Todo esto que explica parece bastante complicado de entender para las personas no puestas en el tema
Sin dejarse abrumar por la acumulación imprescindible de tecnicismos más o menos exóticos a nuestros oídos, la noción importante a asimilar y retener, es que cada uno de esos cuadros clínicos, de vinculación científicamente acreditada con la exposición al amianto o asbesto, responde respectivamente a un específico conjunto de síntomas y de signos clínicos, característicos de cada una de esas dolencias que vamos seguidamente a ir enumerando sucesivamente.
Aparte de los cánceres, el amianto es determinante de otras enfermedades -algunas, graves, e incluso mortales-, tales como asbestosis, cor pulmonale, pericarditis constrictiva no neoplásica (fibrosis pericárdica), adherencias pericárdicas, derrame pericárdico de etiología benigna, engrosamiento pleural benigno, atelectasias redondas, bronquiectasias por tracción, adherencias pleurales, fibrosis mediastínica o retro-esternal, fibrosis generalizadas, extra-torácicas, placas pleurales (calcificadas, o no), calcificaciones extra-pleurales, derrames pleurales, fibrosis retro-peritoneal, afectaciones cutáneas (los llamados «cuernos», «callos» o «verrugas» del amianto), acropaquia, alteraciones del sistema inmunológico (como, por ejemplo, las adenopatías o linfa-adenopatías), y, además de las consabidas metástasis, también un extenso censo de síndromes para-neoplásicos asociados a los cánceres, también en los asbesto-relacionados (por ejemplo: el síndrome de la persona rígida, o del hombre rígido, la coagulación intra-vascular diseminada, el embolismo pulmonar, la trombocitosis, el taponamiento cardíaco, la degeneración cerebelosa, etc., etc.). Tendremos, además, los padecimientos y molestias originados por las maniobras y tratamientos destinados a la terapia meramente paliativa o al diagnostico, como sería el caso, por ejemplo, de los efectos secundarios consecuentes de la aplicación de radioterapia, contra el cáncer.
Como adicional secuela de algunas de las mencionadas enfermedades asbesto-relacionadas, eventualmente, in extremis, se puede llegar a la situación denominada «pulmón enclaustrado», o «pulmón atrapado», denominaciones de por sí ya bastante esclarecedoras de lo que vienen a implicar para el enfermo.
No es infrecuente, que un paciente afectado por cáncer, llegue a padecer también uno o más de los síndromes para-neoplásicos inducidos por su enfermedad maligna.
Tampoco es infrecuente la presentación concurrente de varios de estos síndromes para-neoplásicos, que, sin pretender resultar exhaustivos por nuestra parte, hemos llegado a cifrar en más de treinta, distintos.
¿Y para qué se ha usado el amianto fundamentalmente?
Por el tonelaje consumido, la aplicación más extendida, ha sido la de fabricación de productos de amianto-cemento, pero por la intensidad de la contaminación generada, los trabajos más peligrosos han sido aquellos en los que las fibras del asbesto han sido manipuladas e instaladas «en bruto», esto es, como borra de amianto, como es el caso de las protecciones ignífugas y de aislamiento térmico, en buques, vagones de ferrocarril, estructuras metálicas, forrado de tuberías, en los procesos de fabricación en caliente, como es el caso, por ejemplo, de las azucareras, en calderería, y también, por otra parte, en la fabricación de textiles o cartonajes de amianto, o de filtros confeccionados con las fibras del mineral, sin aglomerar.
¿Cuántos años estuvo permitido el uso del amianto en nuestro país? ¿Está ahora totalmente prohibido?
El amianto ha sido utilizado desde los tiempos de la Antigüedad Clásica, llegándose entonces a conocer ya sus efectos, de tal forma, que nadie quería comprar esclavos que hubieran estado trabajando en la extracción o manipulación del amianto. No obstante, es a partir de la Revolución Industrial, a finales del siglo XIX, cuando se generaliza su utilización industrial a gran escala. Por lo que respecta concretamente a España, hay constancia de que ya en esa época se lo extraía en pequeñas minas, y se lo manipulaba en nuestras industrias y talleres.
La prohibición se hizo efectiva, en términos generales, a partir del año 2002. La norma de prohibición, se publicó en el año 2001. Se prohibieron todas la utilizaciones, a excepción de su empleo en la fabricación del cloro, mediante electrólisis.
Desde finales del siglo XIX, hasta el presente, lo que ha habido, a nivel mundial, España incluida, ha sido una gigantesca operación de ocultamiento, tergiversación y desdén hacia el riesgo (que algunos hemos caracterizado como «conspiración de silencio»), buscando siempre impedir, retrasar o atenuar cualquier tentativa de legislación protectora, mediante regulación normativa, o preferentemente, mediante la completa prohibición de su extracción, de su uso industrial, y de su exportación, comercio y transporte. Véase, al respecto, nuestro trabajo: http://www.rebelion.org/docs/227623.pdf
¿Qué se está afirmando cuando se habla de la larga latencia del amianto?
La latencia no es del amianto, sino de sus enfermedades asociadas, en particular por lo que atañe al mesotelioma, y el tiempo que habitualmente transcurre, desde que cesó la exposición, hasta que se manifiesta el primer síntoma o se establece el diagnóstico de mesotelioma, se trata de un intervalo temporal, para el que la bibliografía publicada registra, en mi personal pesquisa, desde un mínimo de 1 año, hasta un máximo de 75.
Tanto retraso, ha propiciado decisivamente la susodicha «conspiración de silencio». Paradójicamente, y de forma inadecuada, en determinadas sentencias judiciales españolas, la indemnización ha sido negada, tanto por exceso como por defecto de tiempo de latencia característico del mesotelioma, y dentro, no obstante, del susodicho intervalo deducible de la revisión de la literatura médica. Por tanto, impropiamente.
Véase al respecto, el contenido de nuestro e-book titulado «Mesotelioma: Criterios denegatorios en sentencias españolas«, accesible a través del link: http://www.rebelion.org/docs/232570.pdf
¿A quiénes puede afectar, a quiénes ha afectado?
a) A la población general, a través de la contaminación generada por la gradual degradación del amianto instalado, desde antes de que se haya llegado a alcanzar el término de la vida útil de los productos constituyentes de ese amianto instalado, principalmente, cubiertas de placas de amianto-cemento, y tuberías del mismo tipo de fabricado compuesto por la mezcla de asbesto y de cemento.
b) A los usuarios finales de los productos elaborados con amianto.
c) A través de la vía de la ingestión, a la población general. Véanse, al respecto, nuestros trabajos: «Comiendo amianto» http://www.rebelion.org/noticia.php?id=229483&titular=comiendo-amianto- «Amianto frito» https://www.rebelion.org/noticia.php?id=211691
d) A los vecinos del entorno de los centros de trabajo en los que se ha trabajado con amianto, o en los que el mineral ha tenido presencia de cierta preponderancia.
Un dato esclarecedor: según uno de los estudios epidemiológicos publicados, a 10 kilómetros de distancia del foco de polución –una fábrica de amianto-cemento-, el riesgo de afectación por mesotelioma, sigue siendo todavía del 60% del registrado en el entorno inmediato de dicho origen.
e) A los familiares de los trabajadores del amianto, que han convivido en el mismo domicilio que ellos. Eventualmente, con afectación múltiple (la situación denominada «mesotelioma familiar», en la que dos o más familiares resultan afectados. Hay casos registrados, en los que el número de familiares alcanzados por el mesotelioma, ha sido hasta de cinco miembros, todos fallecidos por esa misma causa.
f) A los trabajadores que han trabajado con amianto, o en centros de trabajo en los que el mismo ha estado presente. Algunos ejemplos singulares: profesores de escuelas, institutos o universidades, protésicos dentales y dentistas, barberos, técnicos de laboratorio, enólogos -elaboradores de licores o vinos-, desmoldeadores, en la fabricación de neumáticos, etc.
Algunas de esas exposiciones, vienen determinadas por la eventual contaminación natural (desde su origen geológico en su yacimiento) del talco industrial, o incluso del cosmético, por fibras de amianto.
Se leen informaciones en los últimos meses sobre los metros de Barcelona o Madrid afectados por amianto. ¿Para qué se uso amianto en los vagones de metro? ¿Hay muchos trabajadores afectados?
En esto, «pocos» ya son muchos, pero en cualquier caso, no debe de dejarse de tener presente, que el tiempo de latencia, para el tipo de cáncer llamado mesotelioma, y en la práctica vinculado exclusivamente a la exposición al amianto, es de varias décadas, desde que cesó la exposición, hasta que se manifieste el primer síntoma, o se confirme el diagnóstico. Por tanto, no será de extrañar que en un futuro más o menos próximo no afloren, por desgracia, otros casos de fallecimientos originados por tal exposición, que se vengan a sumar a los ya acontecidos.
En los túneles, además, eventualmente puede acumularse otro cancerígeno, el gas radón, emanado del terreno circundante, y que podría asumir un efecto sinérgico -es decir, multiplicador-, respecto del ya constatado con toda seguridad como que está presente, del amianto instalado, y de su degradación espontánea, por las vibraciones del paso de los trenes, y por las corrientes de aire, generadas por el desplazamiento de esos trenes.
En el metro, el amianto, principalmente, se ha usado para el forrado interior de los vagones, constituyendo un aislamiento ignífugo y térmico de los mismos. También se lo localiza en diversas juntas y piezas integrantes de tales vagones, así como también en las instalaciones fijas, en estaciones, en talleres, y en los túneles.
Los afectados, de momento, no son muchos, pero como ya he dicho, ha de tenerse en cuenta el habitualmente dilatado tiempo de latencia de las enfermedades asbesto-relacionadas, en general, y en particular, por lo que respecta al mesotelioma, que es la afectación que lo tiene temporalmente más extenso, y al propio tiempo, es la patología de más probable surgimiento, habida cuenta de que para generarla bastan con dosis comparativamente más reducidas.
¿Se han emprendido en nuestro país tareas generalizadas de desamiantado?
En el caso del amianto instalado en las escuelas, sí, existiendo implementadas las necesarias previsiones presupuestarias, para que en el plazo de varios años, se pueda dar por zanjada definitivamente esta parte del desamiantado. No obstante, cabe señalar que creo no equivocarme si no es inexistente un plan general coordinado a nivel nacional, o al menos así parece que está ocurriendo, al albur y socaire de la presión social generada por las respectivas asociaciones de padres de alumnos, y por las organizaciones del activismo ecológico.
Dar preferencia a la desinstalación de las cubiertas de amianto-cemento, en general, y de las de las escuelas, en particular, como se está haciendo, me parece lo más atinado.
Por lo que respecta a las tuberías, salvo honrosas excepciones, lo que impera es hacer substituciones puntuales, para remediación de las roturas que eventualmente se producen en las redes y conducciones instaladas, y sólo se procede, por zonas o barriadas, a una substitución generalizada de toda esa parte de la vieja red, cuando la frecuencia de tales roturas así lo demanda como necesidad.
El ente coordinador de los servicios municipalizados de agua, asume una actitud para nada compatible con lo que demanda la aplicación del llamado «Principio de Precaución», que viene a postular, que en estando en juego la salud humana, aun cuando no sean totalmente concluyentes las evidencias científicas disponibles sobre el riesgo real, no obstante, y ante la duda, se debe actuar como si ese riesgo estuviera totalmente confirmado por un consenso científico, firme y general.
¿Se conoce el número de personas afectadas de amianto en nuestro país? ¿Y las personas fallecidas?
Con lo que nos topamos, es con un enorme sub-registro, y al propio tiempo, también con un enorme infra-reconocimiento como enfermedad profesional, de aquellas patologías asbesto-relacionadas, adquiridas a través de la exposición laboral.
Citando datos de un estudio realizado en España, pero «casualmente» publicado fuera de ella, tendremos que esa ausencia ha sido estimada, con objetivos criterios comparativos respecto de la situación en otra nación europea, en función del volumen de amianto importado, y arroja estas cifras: para la totalidad de los tipos de cáncer considerados (mesotelioma y cáncer bronquial o pulmonar), el infra-reconocimiento estimado fue, para el mesotelioma, del 93.6% para hombres, y del 99.7%, para mujeres, y para el cáncer bronquial o pulmonar, del 98.8% para hombres, y del 100% para mujeres (¡cero reconocimiento!).
Entre 1978 y 2011, solamente se reconocieron 164 casos. Cuando hice mención de estas cifras, en mi disertación en sede del Parlamento Italiano, en Roma, un significativo murmullo recorrió a todo el internacional auditorio allí presente.
Teniendo presente que solamente una minoría de los casos se llegan a judicializar, resulta significativo que haciendo la oportuna búsqueda automática en la web del Consejo General del Poder Judicial, hasta el presente, para el mesotelioma, obtenemos un total de 1.243 sentencias, y para el cáncer pulmonar por exposición al amianto, la cifra es de 684.
Los cuadros estadísticos anuales publicados por el I.N.S.S., ni siquiera han reservado renglón específico alguno, para las muertes por mesotelioma, y es notorio que año tras año, las cifras admitidas para las muertes por enfermedad laboral, en su totalidad, esto es, cualquiera que haya podido ser el agente causante, ha sido de cero, uno, o dos casos, o cifras similares. Es una completa desvergüenza. Por cierto, que bajo gobiernos de diversa adscripción política.
En apariencia, nuestros trabajadores resultan ser, a la postre, unos «enfermos inmortales». Aquí, del trabajo, casi ¡no se muere ni Dios!, si se nos permite la irreverente expresión.
Se le permite, por supuesto que se le permite.
Vemos, por tanto, que tal situación no se limita a los fallecimientos originados por las enfermedades asbesto-relacionadas, y que la misma ha sido objeto de clamorosa crítica, en la bibliografía médica extrajera.
Además, y teniendo presente que la supervivencia para dicho tipo de cáncer (el mesotelioma), rara vez resulta superior al año, las estadísticas del I.N.S.S. resultan ser contradictorias consigo mismas, cuando registran un número de pensiones por viudedad, año a año, muy superior al que, en paralelo, por otro lado están admitiendo, no ya para las muertes por mesotelioma, que no individualizan en su específico diagnóstico, sino que incluso para el total de todos los cánceres laborales, cualquiera que haya sido su agente causante. Los mesoteliomas, por sí solos, ya demandarían cifras muy superiores a las reconocidas para todos los cánceres laborales.
Teniendo presente el dilatado tiempo de latencia -décadas-, del mesotelioma, lo previsible, con rotunda certeza, es que los casos en España, a pesar del tiempo transcurrido desde que se produjo la prohibición del amianto, seguirán surgiendo todavía durante bastantes años, teniendo presente también, además, la contaminación permanentemente originada por todo el amianto instalado, y que todavía resta por ser retirado a vertederos controlados, o inertizado mediante muy altas temperaturas, eventualmente con la ayuda de reacciones químicas apropiadas para tal finalidad.
¿Por qué a veces se habla de la conspiración de silencio cuando se habla de esta industria?
Mire usted, sin ir más lejos, lo que está ocurriendo con el metro de nuestras ciudades: pese a las fundadas protestas de los representantes de los trabajadores, las mediciones de las concentraciones de fibras de amianto en las cabinas de las locomotoras de los trenes, se siguen realizando con las ventanillas cerradas, pese a que es notorio que la contaminación abarca también a las instalaciones fijas, los túneles, estaciones y talleres.
Esto, comparado con todo lo habido, resulta meramente anecdótico: desde vilipendiar la memoria del ilustre científico, el doctor Selikoff, cuando éste ya no se podía defender, por haber recientemente fallecido, hasta, incluso en la actualidad, los despidos de los médicos indios que se niegan a diagnosticar como tuberculosis, los casos de asbestosis padecida por los trabajadores del amianto, las represalias a sindicalistas, la compra de voluntades de médicos por lo demás ilustres, que se han dejado corromper, toda una interminable saga de actuaciones de ocultamiento y tergiversación, justifica sobradamente esa calificación. Véase, al respecto, nuestro trabajo accesible mediante el link: http://www.rebelion.org/docs/227623.pdf
Un consejo: ¡No se lo pierdan, descárguenselo y léanselo!… Me lo agradecerán.
¿Quiénes han sido las principales empresas que se han dedicado a la producción y comercio de este mineral? ¿Ha habido empresas españolas implicadas en esta industria?
Lo más destacable, es el elevado grado de cartelización de todo este grupo de actividades industriales, desde la minería hasta los principales productos elaborados con el mineral, como son el amianto-cemento, los textiles de amianto, las zapatas de frenos, etc.
Agrupadas inicialmente en el cartel S.A.I.A.C. (en el que, por ejemplo, se integraban las empresas españolas «Uralita», y su antecesora «Roviralta y Cia.», ambas integradas, a su vez, en el «Grupo Eternit», compartiendo participación accionarial), y después participando en el cartel A.I.A. (Asbestos International Association), las principales empresas integradas han sido la «Johns Manville», la «Turner & Newal», etc.
Ese elevado grado de cartelización, ha facilitado, evidentemente, la eficaz complicidad en el mantenimiento, a nivel mundial, de la «conspiración de silencio», también facilitada, a su vez, por el dilatado tiempo de latencia de las enfermedades asbesto-relacionadas, principalmente el mesotelioma. Si los mortales efectos del amianto se hubieran llegado a manifestar con demoras sensiblemente menores, es seguro que esa opacidad y ocultamiento y tergiversación deliberados, habrían resultado casi imposibles.
¿Está prohibido el amianto actualmente en todos los países del mundo?
Tanto por extensión de territorios, como por población (Rusia, China, India, Estados Unidos, Indonesia, etc., en la mayor parte del planeta no tienen prohibido el amianto. Por lo que respecta a Brasil, país productor, nominalmente lo ha prohibido recientemente, pero en estos momentos eso es una gran mentira, puesto que, de hecho, tanto la extracción como la exportación, se siguen manteniendo.
Está prohibido en la Unión Europea y en otras diversas naciones, pero nos encontramos en ello con el problema de las excepciones admitidas, principalmente la de la industria del cloro, a pesar de haber disponibles otras tecnologías alternativas.
Se trata, indudablemente, de un caso clamoroso de dobles estándares, de dobles raseros, de dobles varas de medir, dado que para que ese amianto se pueda importar y usar, es imprescindible que en otras naciones no exista la prohibición de extraerlo y exportarlo: «nosotros» -nación europea-, nos montamos tan ricamente nuestra propia protección legislativa contra el amianto, pero, eso sí, manteniendo en ello al propio tiempo una cláusula de excepción, que forzosamente ha de presuponer que en otros horizontes extra-comunitarios se tenga que permitir esa extracción, ese manejo, ese transporte, y ese comercio, que, al parecer solamente para nosotros es tan malo, que nos lo prohibimos rotundamente por ley, salvo para esta «pequeña» excepción, para la que hemos aceptado doblegarnos a la acción de lobby de las grandes empresas multinacionales de la industria de la extracción electrolítica del cloro: «Dow Chemical», «Solvay», y «Zachem».
Si se desea consultarme sobre cualquier cuestión relacionada con el amianto, mi dirección de e-mail es: lacuentadelpaco@hotmail.com.
Muchas gracias por su tiempo y por sus reflexiones estimado y admirado amigo.
Fuente: El Viejo Topo, junio de 2019.
Entrevista a Francisco Báez Baquet sobre la industria criminal del amianto