Endometriosis: Una de cada diez
La endometriosis es una enfermedad que afecta a una de cada diez personas con útero y que consiste, a grandes rasgos, en el crecimiento del endometrio fuera de su localización habitual. Sin embargo, dicho crecimiento no se limita a la zona genital: este tejido esponjoso, cuya finalidad es la de albergar al embrión en el caso de que se produzca la fecundación, puede crecer más allá de la pelvis, provocando grandes dolores e incluso impidiendo en algunos casos un desarrollo habitual de la rutina diaria.
Hasta aquí, podríamos pensar que la endometriosis pasa por ser un proceso médico benigno, aunque también cruel y doloroso. Sin embargo, el estigma que impera, acompañado de los constructos sociales machistas que nos rodean, provocan que la desventaja recaiga una vez más sobre las personas enfermas. ¿Cómo es posible que muchas carezcan siquiera de diagnóstico? Vivimos en una sociedad que, enraizada en las más profundas costumbres patriarcales, nos obliga a ocultar sistemáticamente nuestros ciclos menstruales. Los mecanismos educativos que han profundizado en nuestra mente nos han enseñado que debemos menstruar en silencio, sufrir en silencio, y recomponernos, una vez más, en silencio. Esto es algo profundamente doloroso, pero en algunos casos puede tornarse incluso dramático.
La Asociación de Afectadas por la Endometriosis hace hincapié en este punto recogiendo testimonios de decenas de afectadas que han visto como su enfermedad era confundida constantemente con los dolores menstruales. La falta de conocimiento –señalan- lleva a situaciones críticas personificadas en muchas de sus integrantes que hacen que la media para su diagnóstico sea de aproximadamente ocho años. Algo realmente grave si tenemos en cuenta que durante este periodo la enfermedad puede avanzar a un ritmo desmesurado llegando a alcanzar puntos extremos de dolor que requieran hospitalización y tratamiento con morfina.
Ana es una de las más de 170 millones de personas en todo el mundo que se han visto afectadas por la endometriosis. En su caso, lleva conviviendo con la enfermedad desde los doce años. Sus reglas, abundantes, dolorosas, plagadas de mareos, vómitos y malestar general se tornaban insufribles, llegando a ser incluso incapacitantes. ‘Mi madre me llevó al médico de cabecera varias veces, sin embargo su única solución fue la saldeva’, una respuesta que ha sido escuchada por miles de las personas que sufren de dolores menstruales. Ana relata cómo tuvo que esperar a que su médico de cabecera se jubilara para ser diagnosticada. Fue su nueva doctora la que sospechó: ‘notó los endometriomas y me lo dijo’. Pero ya habían pasado seis años. A continuación fue derivada al ginecólogo, y de ahí al Hospital Materno Infantil del Reina Sofía, donde le realizaron la primera operación diagnosticándole una endometriosis profunda de grado III a sus apenas diecinueve años. Ahora espera una nueva intervención (la tercera en su caso), y con ella la extirpación total de los ovarios. ‘Me quedarán secuelas de por vida’, y sufrirá además una menopausia precoz, con todo lo que conlleva.
Ana suma ahora la treintena de edad. Ha estudiado una carrera, un master, y cuenta además con un ciclo en sanidad que le ha permitido conocer más en profundidad los procesos que experimenta su cuerpo. A pesar de ello siente que las enfermas ‘son infantilizadas’ y en muchos casos la edad pasa por ser un factor determinante. Durante estos años pocas han sido las soluciones: anticonceptivos, dos DIU mirena, e incluso medicamentos para el cáncer de próstata.
La falta de investigación, y en consecuencia la falta de conocimiento, ha hecho que no se sepa si quiera a ciencia cierta de dónde proviene la afección a pesar de ser considerada la responsable de una gran cantidad de casos de infertilidad. Las endowarriors, como están empezando a conocerse las personas afectadas por la red social Twitter, reclaman una mayor visibilidad y, por parte del feminismo, un compromiso real que defienda en igualdad de condiciones a las enfermas. Poner el acento de género en esta enfermedad –dicen- es una condición esencial para lograr su visibilidad y reclamar la justa investigación por pare de una medicina que está lejos de ser igualitaria.
* Si crees que puedes sufrir endometriosis, puedes ponerte en contacto con la Asociación de Afectadas en los siguientes enlaces:
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WEB:
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