Elefantiasis del racionalismo en la sociedad tecnológica

Generalmente se tiene la idea de que los humanos somos  seres racionales, y que precisamente la racionalidad es la cualidad que nos diferencia de las demás especies. ¿Es verdad esta creencia?… Cuando observamos cómo  un animal es capaz de ayunar si se siente enfermo hasta recuperar energía, de colaborar con los de su especie  por el bien y la supervivencia  de todos ellos; cuando vemos cómo actúan en armonía con las leyes de la naturaleza y protegen a sus hijos y  al medio en que viven, ¿ no vemos en todo ello comportamientos inteligentes de los que nosotros los orgullosos seres humanos nos hallamos tan lejos de llevar a cabo? No hay más que ver el estado de nuestro planeta y de la convivencia entre quienes lo habitamos. Y es que contra todo criterio lógico, somos viscerales, emocionales, vivimos  ajenos a las leyes de la naturaleza, y a menudo somos víctimas de nuestros apetitos inferiores en tan gran medida que nos torturan la existencia a causa de los excesos que ningún animal se permite. Sin embargo, somos seres espirituales, psicológicamente preparados para estar por encima de lo animal. ¿ Qué impide entonces a amplios sectores de la humanidad  estar a la altura de nuestra esencia, que reconocemos en poetas, místicos y gentes bondadosas y de elevada condición ética y moral?… La respuesta es que hemos sobrevalorado nuestro intelecto. Nos  sentimos orgullosos de nuestra inteligencia, especialmente  al ver nuestro progreso tecnológico y científico en muchos campos, y eso nos ha llevado a considerar a la herramienta intelectual como el principal referente, fiable y objetivo de la condición humana. ¿Lo merece?

El austriaco Erwin Schrödinger, premio Nobel de Física en 1933, escribe lo siguiente en su libro Mi concepción del mundo: ”Occidente ha experimentado en el último siglo un enorme desarrollo en una dirección muy determinada: creación de una cantidad fabulosa de “mecanismos”, (en el sentido más amplio de la palabra)…A causa de esta elefantiasis parcial, otras corrientes del desarrollo de la cultura, del conocimiento, del cerebro occidental, han sido descuidadas o hasta abandonadas….Si. Parece como si un órgano que se desarrollaba con vigor hubiese ejercido una influencia dañina y atrofiante sobre todos los demás”.

Muchos años después se confirma la validez de esas afirmaciones, pues el vigor desproporcionado de la técnica tiene hoy a la naturaleza y a humanidad en peligro de desaparición. A ello  han contribuido, como todos sabemos, el desprecio  de las asignaturas artísticas y  de humanidades en los sistemas educativos, a favor de las enseñanzas técnicas. Así que tenemos una humanidad donde el lóbulo derecho- el del lenguaje y la creatividad ha sido sustituido por el izquierdo, el de la racionalidad científica. Todo ello al servicio del Sistema capitalista  en última instancia. Así que este sistema está arruinando nuestra evolución como seres pensantes y sintientes.

La herramienta intelectual  racionalista  aplicada a lo social  alcanzó en el siglo 20 un punto culminante, que fue un siglo de grandes revoluciones sociales, tan grandes como inútiles para el progreso de la civilización, pero útiles para el progreso de otra clase de racionalistas: los que comenzaban por llamarse inicialmente  representantes de los pueblos para terminar siendo sus nuevos amos.

A lo largo  de la segunda mitad del siglo, el lenguaje  y la organización de la sociedad toda han sido tan racionalmente codificados como  nunca antes,  y posteriormente más desde que los ordenadores catalogan, procesan, organizan todo fragmento de la realidad que pueda ser medible, contable y previsible según ajustados programas .Gracias a esto han habido notables progresos tecnológicos y otros que pueden esperarse, pero también un enorme control sobre los recursos de la Tierra, los  individuos y las ventas de todo tipo de  mercancías y objetos  no solo útiles sino inútiles y hasta perjudiciales usando tres herramientas  con buenos resultados hasta hoy: el marketing, los  ordenadores y los conocimientos mejorados de la psicología. Todo ello para servir a minorías que se enriquecen  mediante el engaño y la manipulación cuando no mediante el uso de la violencia, pues también el progreso del racionalismo materialista ha conseguido poner en marcha una tecnología militar de tal poder destructivo como  jamás conoció siglo alguno.

Podemos decir que hemos avanzado enormemente en todo lo dicho  con  el intelecto alejado de la conciencia  y por tanto puesto al servicio del ego- del personal y del de los dirigentes del mundo-  ello no nos han conducido a ser mejores personas ni a vivir en un mundo racional, sino todo lo contrario. El actual sistema de producción altamente racionalizado  en función de la producción de mercancías, deshumaniza aún más las relaciones de producción social, llevando a las sociedad a  un  retroceso en los valores humanos, que ahora  se sitúan por debajo de los valores de producción y consumo. Valores  espirituales, civilizadores y de  progreso como  amor, bondad, altruismo, solidaridad, confianza, respeto, etc.  se van dejando en la cuneta a medida que avanza la autopista de la modernidad hacia un pretendido y falso progreso. Y esto es real. Real, si, pero ¿racional? ¿Inteligente acaso?

 

Foto de Mike Chai en Pexels

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