Elecciones 10 N, Consummatum est
Baile de siglas, pero los mismos perros con los mismos collares
Por Miguel Angel Llana
hora resulta que todo el mundo se rasga las vestiduras por la debacle del resultado de estas elecciones. Perdón, todos no, aquí está Vox que se ha convertido en la noticia electoral. Cada partido y sobre todo los que más hablan, los comentaristas “oficiales” que van de analistas de los resultados, se dedican, unos y otros, a darle vueltas a los porcentajes, al número de diputados, de senadores, de votos obtenidos y toda la parafernalia que resulta en cualquier elección. Nos marean con lo que ha ganado o perdido tal partido, pero de ahí no pasan.
Todos los análisis, todos, giran solo en torno al resultado que solo se traduce exclusivamente de forma cuantitativa, solo importa el número. Nada de contenidos, nada de programa y mucho menos de las consecuencias que acarrea vaciar de contenidos lo que es o debieran de ser unas elecciones y no una tarea de suma y resta, para eso bastaría con los parvularios, (mientras no los privaticen todos).
Parece que no hay otra lectura posible de lo que es y de las consecuencias de la ausencia de contenidos, tal como se manifiesta una y otra vez en cada convocatoria electoral. Así es que ese tercio de españoles en la pobreza y en resto de exclusión social poco o nada pueden esperar de quiénes se dedican a la aritmética, es decir, a intentar colocarse o recolocarse en lo más alto de su partido, para de ahí, y en breve, pillar una puerta de esas que llaman giratorias para colarse en el oficio de cobrar mucho sin trabajar como pago por los servicios prestados.
Así las cosas, la pregunta obvia podría ser, ¿qué nos importa a los ciudadanos que gane uno, que gane otro o el de enfrente si de los problemas de cada día nadie dice ni palabra, ni una sola palabra?
En este macabro juego estamos, pero en la calle los millones de hipotéticos votantes pueden seguir preguntándose cómo y cuándo podrán resolverse los graves, gravísimos problemas sociales que agobian a tanta gente. ¿Por qué no hablar de la precariedad, del empleo, de salarios, de las pensiones, de la sanidad, de la vivienda, de los desahucios y de todos los recortes sociales que cada vez hacen que la brecha social se vaya incrementando año tras año? ¿Por qué no hablar de la corrupción, de la evasión fiscal, del tráfico de influencias y de tanto Alí Babá? ¿Por qué no hablar de para cuando una reforma de las relaciones laborales? Vaya preguntas más tontas, porque a «ellos» ni les interesa ni les afecta. Así es que cada vez los pobres son más y más pobres, mientras que los ricos cada vez son más y más ricos. Mientras todo esto no solo siga como está, sino que continúe cada año a peor, para qué tanto cuento con las elecciones y a quién le interesan si lo único que cambian son las siglas, sin olvidar que, de hecho, siguen los mismos perros con los mismos collares.
La verdad es que tantas elecciones sirven para que nada cambie, para que todo siga igual. Pero esto se traduce en que el número de personas en la pobreza y exclusión social continúa aumentando y no se ve indicio de que ni a los ganadores ni a los perdedores les importe un comino.
PD: Parece que hay cierta alarma porque Vox ha pasado del medio centenar de diputados, pero esos mismos que ahora se lamentan no han hecho otra cosa, en los últimos años, que darle cancha y pasto abundante para que medren. Porque tan a la derecha se ha ido la presunta izquierda que a la derecha y extrema derecha se lo han puesto a güevo.