El tercero de la triarquía
Hace falta un tercero. El bipartidismo no basta. Lo saben hasta las parejas, a veces hace falta un tercero, un amante, un hijo… tres, y ya somos multitud. Teoría de las coaliciones en las triadas. Padre y madre contra hijo. Padre e hijo contra madre. Madre e hijo contra padre. El mismo número de coaliciones que de miembros. La coalición natural. La reaccionaria y la revolucionaria. Con la primera se confirma la jerarquía, con la segunda se refuerza el dominante. Pero con la tercera es la revolución.
Mercado, Estado, Humanidad. Lo privado, lo público, lo común. Sólo con la unión del segundo y del tercero se puede poner coto a los posibles excesos del primero. ¿Puede una revolución de abajo a arriba desafiar con éxito el poder político y militar de una élite gobernante y controlar los abusos del capitalismo global? El poder de la agencia humana, ¿está siendo suficiente ante el curso esperado de los acontecimientos? De momento: más empleo, más trabajo, como pedían los últimos cortadores de árboles de la Isla de Pascua. Cuando se acaben los árboles ya pensaremos en cómo vivir de otra manera.
Las transnacionales, los grandes bancos… ¿nos seguirán “dando trabajo”, haciéndonos trabajar? Las instituciones estatales, nuestros representantes, ¿buscarán alianzas para limitar o reforzar su poder? Y el tercero de la triarquía, lo común, lo humano, la Pacha Mama, GAIA, los seres humanos no nacidos, los animales que dependen de nosotros, la biodiversidad, los recursos apurables de la Madre Tierra… los desvalidos y menesterosos, ¿quién hablará en su nombre? Sólo la madre, el Estado, puede aliarse con ellos para poner coto a la locura del padre, del propietario, del maldito acumulador, del predador.
La tribu india de los Oneida llegó un día a un lugar que parecía perfecto para vivir en él. Pero después de instalar el campamento se dieron cuenta de que había muchos lobos en la región. Consideraron la oposición de exterminarlos, pero después recapacitaron: “¿Qué clase de personas vamos a ser si los matamos?” Tomaron entonces una doble decisión: permanecer en el lugar y asignar a un hombre la tarea de asistir a las reuniones del consejo y “hablar en nombre del lobo”. ¿Quién habla en nombre del Medio Ambiente y de las Generaciones Futuras entre nosotros?
Nash y Bayes han existido, las buenas coaliciones en las triadas son claves para equilibrar el juego cuando empezamos a ser multitud. Las coaliciones contra el padre son tan viejas como los abusos del padre, como las familias. A veces no sirven más que para volver a reducir el juego a abuso de poder entre dos. Por ejemplo los hermanos unidos para matar al padre y hacerse con la primacía sobre las mujeres prohiben como si fuera un incesto la relación de los hijos con las madres, para evitar luchas intestinas, y las mujeres por las que lucharon quedan de nuevo, en nombre de la fratría lejos de poder ejercer el poder sobre el padre. ¿No han participado en la batalla? No son ciudadanos. El que hace de padre ahora recupera su carta blanca sobre ellas.
Batallas entre hermanos, entre las instituciones representativas por voto, contra malos padres del neoliberalismo rampante a los que la representación, mucho menos racional o consciente, en forma de agencia laboral, de consumo, tanto poder les ha dado. El Estado como mamporrero de la violación sistemática de la Pacha Mama, de lo Común… ¿Cuántas veces vamos a asistir no ya como testigos, ni siquiera espectadores a ese juego? La triarquía necesita de los tres para mantener el equilibrio, la homeostasis… tres por lo menos.
Hace falta tercera vía, alternativa, lo sabemos desde antes de que Dios fuera uno y trino. Padre, hijo y Espíritu Santo. Memoria, entendimiento y voluntad. Por decirlo como Ramón Llull, en una alegoría de su Libro de la Contemplación, Llull personifica las tres potencias del alma en tres nobles y hermosas damiselas que están en la cima de un elevado monte y describe sus actividades así: La primera recuerda lo que la segunda entiende y la tercera quiere. La segunda entiende lo que la primera recuerda y la tercera quiere. Y la tercera quiere lo que la primera recuerda y la segunda entiende. Clotho, la hilandera. Lachesis, la medidora, Atropos, la cortadora. Las tres parcas: Una da la vida constantemente, la otra modifica su nivel y la tercera acaba con ella. Las tres son necesarias.