El sociomensor Houellebecq

 

Vaya por delante una explicación del estrambótico término al que he recurrido para titular este artículo, podía haber optado por cartógrafo, pero lo he evitado por no repetirme ya que así titulé la recesión que dediqué a su El mapa y el territorio (Anagrama, 2011); así, utilizo el término siguiendo el modelo de la palabra agrimensor (señalaré al pasar que el escritor es agrónomo de formación), si éste es el que mide los campos podría decirse que el escritor francés, mide la sociedad y, si se tercia, la humanidad entera, con tonos proféticos y un tanto escorados como trataré de mostrar. [ Al final del artículo ofrezco algunos enlaces que envían a algunos comentarios a sus obras anteriores].

No cabe duda de que a Houellebecq no le falta el sentido de la provocación ni el de la oportunidad, y así sus novelas generalmente provocan polvaredas debido a la temática que expone y por el momento en que lo hace. Esto hace que sobre él hayan recaído calificativos, digamos que, poco amables: fascista, neofascista, racista, eugenista y lo contrario, antifeminista, antiizquierdista, reaccionario, perverso, homófobo, criptoestalinista, xenófobo, misógino, misántropo, lepenista, obseso sexual (erectio ergo sum), raeliano…Se da en el escritor generalmente una coincidencia entre las ideas que se presentan en su libro y las declaraciones suyas que se prodigan con ocasión de las salidas de sus libros, lo que hace que sea difícil, por no decir imposible, distinguir entre el mensaje de sus personajes y los suyos, al no darse un clara distinción y una distancia; esto hace que se le pueda aplicar sin calzador ni vaselina aquella aserción de Gustave Flaubert: Madame Bobary c´est moi; dejando de lado los trasparentes parecidos que hay entre sus protagonistas y lui-même; seres depresivos, fumadores compulsivos, aburridos, luciendo la centralidad del sexo. Y con apariencia de agotamiento. Todo ello, lo de los aires de familia mentados, a pesar de lo que puedan decir célebres defensores suyos como Fernando Arrabal, Baste recordar sus descalificaciones del islam en su Sumisión, acompañadas de declaraciones realmente incendiarias sobre el tema, o en otras obras, como la anteriormente mentada; o las críticas a las corrientes sexuales y otras de los tiempos de mayor del 68 en sus Partículas elementales, o su cántico al turismo sexual en su Plataforma, o sus flirteos –fotos incluidas- con la secta de los raelianos en su La posibilidad de una isla, o sus tonos apocalípticos, las clonaciones o ciertos aires post-humanistas, por ejemplo en su anterior novela, Serotonina, en la que por cierto celebraba a Franco como descubridor del turismo de masas, añadiendo que tal vez más discutibles fuesen otros aspectos de su figuras y sus actos. Del lenguaje empleado con sus resabios homófobos y sexistas: maricas, guarras, etc., etc. Siempre, no obstante, se puede recurrir a aquello que dijese su acérrimo defensor Dominique Noguez: «jamás dos veces te daba la misma respuesta…tendía cada vez a decirte algo que nunca antes había dicho», lo que no quita para que el locuaz Michel Onfray, tras combatirle con dureza inicialmente, saliese en su defensa, seducido, tildándole de educador y comparándole con Voltaire, Orwell y Schopenhauer…con respecto a este último, los parecidos parecen más bien traídos, recuérdese aquel la vida es un balanceo entre el dolor y el aburrimiento, frase que podría completarse con el subtítulo del primer libro del escritor sobre Lovecraft, como verdadero programa: «contra el mundo, contra la vida»…la explicación del prolífico filósofo normando es que si Houellebecq molesta es debido que sirve de espejo, en el que algunos al mirarse se ven reflejados en su desnudez. Algunos, más fans todavía, llegan a considerar al escritor como el Balzac de la actual comedia humana de la France. Il faut pas exagérer!

Ahora se publica, en Anagrama, su última novela de título expeditivo: «Liquidación»(en francés se tituló Anéantir). La editorial barcelonesa ha andado rápida ya que la fecha de aparición en el mercado hexagonal fue a principios de este mismo año, para dar a conocer la impecable traducción de la mano ya habitual de Jaime Zulaika. En ella vemos al escritor en plena forma, siguiendo los temas y las singularidades estilísticas de ocasiones anteriores: marcas varias, esta vez se ve algún Dacia, hay antidepresivos, bancos y supermercados, bebidas, que suponen cercanía de cara al lector al sentir que las referencias le resulta realmente cercanas y…sexo debridé por supuesto con sus mamadas, sodomías o lo que sea menester. Si diré de entrada que, no obstante, en esta ocasión, más allá de los fantasmeos sexuales propios de un salido, se da amplia cabida al amor y a las relaciones de pareja, se abren las puertas a cierta ternura y a momentos en que el lector se siente cercano ante las enfermedades y la soledad de algunos de los personajes de la novela; «familia y vida conyugal eran los dos polos residuales alrededor de los cuales se organizaba la vida de los últimos occidentales en esta primera mitad del siglo XXI».

Estamos en 2027 y se van a celebrar elecciones para ver qué partido va a gobernar, como este mismo año en el panorama hexagonal. Por una parte, está en el partido del presidente y su brillante ministro de economía, Bruno Juge(resuena Bruno Lemaire) que es asesorado, convirtiéndose a la vez en confidente, por el inspector ministerial del sector de las finanzas, Paul Raison, formado como Emmanuel Macron en la ENA; ambos están casados pero sus matrimonios pasan por horas bajas: el ministro en trámites de separación, su consejero Paul vive a junto a Prudence (el padre le puso el nombre en recuerdo de los Beatles) que esgrime cada vez con mayor fuerza su veganismo y oras yerbas místicas, ambos duermen en camas separadas y apenas se cruzan; al final de todos modos, la reconciliación de la pareja apunta a la luz de la esperanza. El presidente decide que el candidato ha de ser un personaje televisivo, Sarfati, yendo como segundo el mentado Bruno…éste es asesorado por una especialista, Solène Signal, que cuida los aspectos relacionados con la imagen que a su vez cuenta con una especie de chamán peruana que dirige los ejercicios de meditación concentración que Bruno ha de llevar adelante, con el fin de no dejar opciones a Marina y compañía y los ecologistas que son las fuerzas en liza en la visión que se expone… La mascarada del juego democrático de las urnas es puesto en solfa, ya que los votos se los pasan los gobernantes por el forro, al gobernar prácticamente por decreto; la mirada demoledora se completa con algunos nombres y guiños que apuntan a algunos políticos de la actualidad hexagonal, además de los ya señalados.

Si la relación con lo político, no es la primera vez que lo hace, ya que en su Sumisión se hablaba del acceso al poder de un moderado partido islamista, en este caso vemos los tejemanejes desde el interior, los chanchullos, el oportunismo y las cesiones a esferas que nada tienen que ver con los votos de la ciudadanía sino a los poderes fácticos, en cabeza los económicos, la novela se bifurca ya que se va dando paso a las relaciones de familia del nombrado Paul; éste tiene una hermana Cécile, católica que todo lo fía a Dios y a la virgen y prepara platos tradicionales para eventos de familias adineradas, casada con un notario de poco brillo y en paro, Hervé. Tienen una hija que estudia, Anne-Lise, que casualmente tiene un encuentro íntimo con su tío Paul, sin darse cuenta ambos de su parentesco; Aurélien es otro hermano, débil e inestable, dominado por una mujer, periodista de poca monta y resentida por ello, que ha seguido la senda marcada por su madre que realizaba esculturas, él se dedica a la restauración de monumentos públicos. El padre de ellos, fue agente de la central de inteligencia, y se ve aquejado por la enfermedad lo que hace que se le ingrese en un centro para ancianos, permaneciendo en estado vegetativo; ciertamente las residencias de ancianos quedan retratadas como salas de espera para la muerte y la eugenesia como resultado de que no se es capaz de aguantar a los viejos, según dice el escritor; precisamente la enfermedad del padre es la que hace que los hermanos, que no tenían relaciones mayores, ni menores, se reencuentren.

Por medio del cruce de historias familiares y de los entresijos maniobreros de la política va avanzando la novela, jugando un papel esencial en el desarrollo unos extraños vídeos que comienzan a extenderse por las redes en los que se ven atentados y se llega hasta a representar la decapitación, guillotinado, del nombrado Bruno Juge, mas lo virtual pasa a ocupar la escena de lo real y así se da un atentado contra un portacontenedores chino frente a las costas de A Coruña, la destrucción de una banco de esperma ubicado en la danesa Aarhus, y el hundimiento de una patera de migrantes entre las islas de Ibiza y Formentera…Los servicios de inteligencia no saben atribuir la responsabilidad de tals hechos, más si en cuenta se tiene que sus autores parecen expertos en el uso de material militar : la extrema izquierda no parece que pueda tener preparación para ello, se baraja que los autores puedan ser católicos ultras, aunque las dudas son grandes, si bien se ha de tener en cuenta que los objetivos pueden coincidir en el intento de poner freno al aumento de la demografía, como responsables los inmigrantes y los sistemas de reproducción /fecundación que facilitaban la ampliación de la población, así los bancos de esperma…
El padre de Paul, Éduard, siempre unido a su Madeleine que de cuidadora pasa a amante, que no le abandona ni a sol ni sombra, conservaba algunos dossiers de sus tiempos de agente en la DGSI, lo que hace que se vea, desde instancias oficiales, consultarlos por ver si había alguna pista que diese razón de la olas de atentados. Entre tanto, algún suicidio conmueve a la familia, una grave enfermedad le es diagnosticada a Paul, cáncer de mandíbula que le hace recordar el
colgajo (le lambeau) de Philippe Lançon y…las investigaciones van parejas al tratamiento de la grave enfermedad nombrada…en unas páginas que avanzan nerviosas y en zigzagueo por los pagos de la desesperación y el umbral del infierno, contagiando la angustia en el lector. Seiscientas páginas en las que el escritor deriva por los más diversas ramas del árbol-humanidad.

El cruce de ambas esferas, la política y la personal-familiar, le va a servir al escritor para tomar el pulso, con ciertos toques proféticos, a la sociedad francesa y por extensión a la humanidad toda, salpicando la pintura con la aparición de gente turbia, con sujetos de variopintas sectas, ecofascistas y otras yerbas religiosas (referencias al catolicismo, al islam, al budismo y a los resabios hinduístas…con especial atención a la corriente wicca). Siendo el tono dominante el relacionado con el dolor, la muerte, el amor y el desamor, el matrimonio, el sexo…reflejo de cierta ideología que no parece que pueda ser generalizada, si bien el escritor centra la mirada en unos sectores determinados que no pueden ser generalizados…con una tonalidad dominante, marca de la casa, nihilista y decadente, si bien reitero quizá con un peso mayor para la compasión, el amor y la ternura….en su intento de dar la «imagen de la condición humana», destacando que por acá nos hallamos «en la mejor tesitura, la de una vieja sociedad civilizada; había muchos lugares en el mundo donde los hombres habrían dedicado esos días de espera en el corredor de la muerte lanzándose con entusiasmo a la embriaguez de la matanza»…y el principio de entropía en plena forma, en su desbocada marcha y la lánguida espera de Michel Houellebecq que sigue con su escritura espontánea y saltarina de uno a otros género: político, romántico, thriller…y las metáforas como eje, unas cosas cuyo nombre y significando designa otras.

———————————————————————————————

MICHEL HOUELLEBECQ, EL INCORDIO Y LA DECADENCIA DE LA PROSA | Cartel de las Artes y las Letras

OBRAS ANTERIORES DEL POLÉMICO ESCRITOR FRANCÉS | Cartel de las Artes y las Letras

——————————————–

Entresaco de un comentario que publiqué sobre varias obras del pensador normando, el artículo se titulaba El grafómano Michel Onfray, las líneas dedicadas a su obra sobre Michel Houellebecq:

El mismo mes de setiembre, del año pasado, veía la luz también un libro : « Miroir du nihilisme. Houellebecq éducateur »( Galilée, 2017); la verdad es que el libro se las trae. Advierto que para no convertir este artículo en excesivamente extenso- cosa que me parece que ya estoy logrando- resumiré, en líneas generales, la postura expuesta por Onfray está, muy en especial, centrada en la última novela del polémico Houellebecq: Sumisión. El escritor queda convertido en un Schopenhauer de nuestro tiempo; Onfray se detiene en señalar las que él juzga las proposiciones esenciales del autor de El mundo como voluntad y representación: la piedad, la contemplación estética y la áscesis reproductiva, añadiendo la compasión, la sabiduría que presupone la negación del querer-vivir…en medio del determinismo de la Voluntad que nos empuja y nos condiciona, y halla todas estas características en el escritor francés. Ya de paso nos cuenta la novela con sus particular interpretación exculpatoria de cualquier islamofobia o similar…al final, c´est pas la faute à Houellebecq, sino que quienes han criticado la novela es porque se han visto señalados como colaboradores de las pasadas musulmanas; al fin y al cabo, lo que cuenta el escritor en su novela no es más que el espejo de lo que sucede: concesiones y buenismo con los seguidores del islam para evitar ser considerados como islamófobos…en una aplicación, por los medios de comunicación dominantes que se copian y repiten los unos a los otros, de lo políticamente correcto.

Las comparaciones que utiliza Onfray son de sal gruesa; además de ser la sombra actual de Schopenhauer, su novela es como la de Orwell, y su espíritu crítico e irónico es el propio de Voltaire. Nom de Dieu! Y si alguien muriese de exagerar y tergiversar Onfray estaría ya enterrado o unido con el cosmos a través de sus expandidas cenizas. 1) Orwell mostraba una utopía o dos (1984 y La rebelión en la granja) que realmente parecían un fiel espejo de lo que asomaba y penetraba con fuerza, cosa que es harto discutible en el caso de Sumisión, ya que hace falta tener la mente calenturienta para dar por plausible un futuro en el que el gobierno esté copado por los musulmanes, blandos. Con su dominio en el sistema educativo y la imposición de normas morales en escuelas y universidades; 2) Diga lo que diga Onfray es necesario tener en cuenta el momento de la publicación de la novela de marras: el mismo día del atentado de Charlie Hebdo (es claro que el escritor no tiene la culpa ni por activa ni por pasiva), y, muy en especial, el contexto de islamofobia galopante que se daba en el Hexágono, alentando un pánico cerval contra la supuesta invasión musulmana valiéndose de sus tendencias demográficas más en macha que la de los franceses de pure suce, de modo y manera que la hipótesis propuesta por Houellebecq, quisiera él o no, coincidía con quienes alentaban el odio al musulmán (la extrema derecha y los personajes mediáticos como Zemmour), dando por buena la inminente amenaza islámica; 3) Si en la novela – que sabido es que es ficción, pero no se sitúa en Marte -se habla de un profesor que se deja arrastrar por el kifi y el harém para seguir currando en la Sorbona, la figura de la colaboración- extendida en la novela a los partidos que se bajan los pantalones ante el islam y el islamismo, pêle-mêle– reflejada en este profesor , especialista en Huysman, molesta a los intelectuales mediáticos y a los propios medios ya que se ven reflejados en su colaboración (diré al pasar que estos últimos critican a la extrema izquierda por lo que llaman “ islamo-gauchisme”, argumento que en cierto sentido adopta Onfray, en seguidor de Houellebecq, extendiendo el abanico a todo dios de la llamada izquierda; 4) En su furia por embestir contra el pensamiento dominante y sus representantes (periodistas y otros)- en lo que no le falta razón con respecto a sus tendencia a justificar el statu quo– juzgo que Onfray se pasa varios pueblos, despelleja todas las argumentaciones que contra el novelista y la novela se hicieron, algunas de ellas con absoluta razón; 5) El embellecimiento del mensaje del escritor y hasta de su propia figura parecen realmente desproporcionados: a) ya antes , sin ningún tipo de ironía, Houellebecq, con motivo de la aparición de su novela Plataforme, había realizado unas declaraciones anti-musulmanas sin ambages; con respecto a mayo del 68 , y la explosión de libertades, entre otras, en las costumbres sexuales ya había sido enfocado en Les particules élémentaires , y criticado con furiosa saña. Pues bien, Onfray hace suya la copla y convierte a los chicos del dichosos mayo en los culpables de todos los males habido y por haber ya que ellos son los que hoy detentan el poder (¿cómo? ¿dónde? ¿con qué programa?); si ellos lo dicen, …ya hablaba en su momento el general de Gaulle , refiriéndose a los revoltosos , de la chienlit y Sarkozy de la racaille… paso; 6) por último, me permitiré algunas anécdotas que son del gusto de Onfray (sobre todo si muestran lo que a él le interesan para encasillar a algún filósofo, por medio de algún comportamiento existencial), conste que no del mío, pero puestos a… Hablando de la figura de Houellebecq, es la muestra fehaciente de la decadencia física, no creo que mental , las imágenes que se recogían en + La Rivière [ court métrage de Michel Houellebecq] ,material que se entregaba con el número 22, en 2005, de la revista Les Inrockuptibles; pues bien, sin entrar en detalles la imagen es la de un hombre deteriorado, agotado, presa del desánimo…en lo que hace a su cortometraje es el clásico fantasmeo de unas chicas que juegan entre ellas, bajo la observación de la cámara que, obviamente, está dirigida por un hombre, que parece por lo que dan a entender los escarceos que más responde a un salido que a un esteta, sea dicho al pasar. Con respecto a Schopenhauer, cuya piedad Onfray centra en el amor a sus caniches, cabría recordar – y vuelva a constar que no creo en la teoría onfrayana del hapax existencial- la anécdota relatada por Thomas Mann: Schopenhauer sentado en una colina observando con unos prismáticos como los militares machacaban a los trabajadores; es más – según cuenta Mann- dejaba sus prismáticos a los militares para que desde lo alto apuntasen mejor a sus víctimas…Sin comentarios.

Por Iñaki Urdanibia para Kaosenlared

Compartir
Ir al contenido