El Salvador. Desincentivar el odio
Pero, esa impunidad no sólo está en la mente y el corazón del Estado. No!, está también en la mente y el corazón de nuestra sociedad. Esto se manifiesta, por un lado, en la pasividad con que estas noticias se reciben, igualmente por la contribución que hacemos con una actitud predispuesta a la violencia.
En el mismo medio en el que aparecía esta información fatal de la localización de los cadáveres de los estudiantes, leí mensajes que algunas personas publicaron en las redes sociales.
Es inaudito como unos celebraban el asesinato de los jóvenes, al decir que se trataba de «cinco mareros menos». Otro mensaje exhortaba a dejar la tregua de las pandillas a un lado, y «fusilar» a todos los mareros… Así por el estilo. ¿Terrible, no?
Claro que no son sólo dos mensajes los que pueden representar el sentir de una sociedad; no obstante, son esas las ideas que navegan en la mente de muchos sectores. No hay la mínima sensibilidad ante nada ni por nadie.