El PSOE consuma su autogolpe
Por Pablo Elorduy
La consigna era rematar el golpe. El sector representado por la presidenta de la Junta de Andalucía y de esa federación socialista, Susana Díaz, no podía detenerse. AlComité Federal del PSOE, el sábado 1 de octubre, no han acudido Felipe González, José Luis Rodríguez Zapatero ni Alfredo Pérez Rubalcaba. Que la siguiente generación haga la fontanería, ellos ya han influido en el resultado por otros medios.
Sí estaba la máxima autoridad del PSOE aunque por la mañana nadie sabía quién era. Algunos lo creían. El papel de Verónica Pérez, presidenta del Comité pasará a la historia del astracán. Con motivos de peso, lo creía Pedro Sánchez. Desde pasadas las 20h ya no es secretario general. La máxima autoridad es una gestora que se está eligiendo tras la renuncia de Sánchez, que dará paso a otra gestora, mientras se intentan «coser» distintos flecos que quedan tras el desayuno-merienda-cena de Ferraz hoy. En el Congreso de los Diputados el encargado de coser será alguien del perfil de Patxi López.
El resultado numérico es lo de menos. La historia se urdió a lo largo del día, como segundo episodio de una tragedia que podría haber necesitado un tercero y un cuarto. No serán necesarios, el PSOE ya ha elegido. De la forma más tortuosa posible, pero en sólo cinco días. El golpe se convirtió en autogolpe cuando el poder del partido, que había abandonado a Sánchez más o menos explícitamente, consiguió que decidiesen los que faltaban por manifestarse.Porque el PSOE no son sólo Sánchez y Díaz. Es la forma de acabar un Comité con los resultados que el PSOE quiere.
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La escenografía y el runrún ayudaban al objetivo. La Sexta ha cubierto durante todo el día la jornada, con el contrapunto que es Twitter en acontecimientos de este tipo. Se han difundido rumores y se han explotado las imágenes que venían desde dentro. La caída del PSOE se ha visto minuto a minuto. El papel de El País ya fue denunciado por Josep Borrell. Pero eso no se discutía hoy en Ferraz.
Hoy se decidía, según Sanchez, si se producía la abstención a Rajoy en el Congreso de los Diputados. Según los partidarios de Susana Díaz, se decidía si Sánchez podía seguir marcando los tiempos del PSOE. Si se le daba la oportunidad de salir a hombros en un nuevo proceso de primarias. Si se le daba la oportunidad de ser presidente ahora –algo que desde el miércoles no procedía– o jefe de la oposición en diciembre. Ni una ni otra.
Los socialistas tienen menos de un mes para alcanzar un acuerdo para la rendición a Mariano Rajoy y al PP. La abstención, cotizadísima en los dos intentos previos de investidura, ahora se ofrecerá barata. El partido sabe que la crisis tiene efectos duraderos. Una campaña electoral contra Podemos, y contra no se sabe bien qué más, será un nuevo sacrificio colectivo que a esta hora ya pocos (de los que mandan algo) quieren. En todo caso, es poco probable que esa decisión se tome en un proceso de consulta a simpatizantes.
Sólo si Rajoy encuentra más aliciente en ampliar su ventaja en diciembre que en contener a crisis de su partido-espejo, se producirán las elecciones de navidad. El posible beneficio de Unidos Podemos puede disuadir al actual presidente en funciones, cuya cotización como pilar del Régimen del 78, y de la troika y los recortes, ha tocado el cielo en este fin de semana, más cuando la gobernabilidad del PNV pasa a depender de un tercer partido tras la subida de un escaño por parte de EH Bildu. Para ser la semana que empieza el caso Gürtel, el presidente en funciones la recordará con una sonrisa. Ya vendrán problemas para él, pero seguramente los del Congreso serán de los más fáciles de salvar.
La operación quirúrgica del PSOE continuará las próximas semanas, ya sin el ‘no-no’ de Sánchez. Su apuesta ha llegado lejos, pero no ha podido sostener la inercia que el régimen ha favorecido desde 2011. La inercia en la que el PSOE lleva metida desde el 79, el año de la penúltima gran crisis que se le recuerda.
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