El único camino
Aznar dijo que tenía pruebas de que en Iraq había armas de destrucción masiva, y esa mentira repugnante, esa atroz invitación al genocidio, fue su muerte política. Luego dijo que ETA estaba tras los atentados del 11-M, y esa mentira desesperada e insostenible hizo que su partido perdiera las elecciones generales. Rubalcaba ha dicho que ETA está tras II-SP, y no sobrevivirá políticamente a su calumnia. Si su propio partido no le hace pagar cara su torpeza y su indignidad, lo hará la ciudadanía. Exigir la dimisión del ministro de Interior y la abolición de la Ley de Partidos, que acaba de mostrar de forma inequívoca su función de martillo de herejes en manos de un poder inquisitorial, son nuestros objetivos más inmediatos. Además de obtener un par de escaños en el Parlamento Europeo, claro; pero de hacernos la campaña electoral ya se encargan nuestros enemigos.