
El Ángel o la construcción del delincuente
La construcción de un delincuente es un trabajo fino, delineado con precisión por la maquinaria sistémica. Un niño incluido en la vastedad del descarte, desahuciado por el Estado desde su origen en el encierro de un asentamiento, en la cárcel eficaz de la villa de donde no se debe salir ni para ir a la escuela y menos para mezclarse con el adentro legitimado por las fronteras del camino de cintura y la gendarmería; un niño que nace y que crece, a duras penas, en los arrabales del deseo, suele empeñarse en nacer con genética criminal.