El espíritu navideño se llama Capitalismo
Se acerca final de año y de nuevo atestan nuestras calles luces de colores y villancicos que decoran campañas publicitarias navideñas, inundando todos los espacios donde nos desenvolvemos cotidianamente. Actuando como disfraz para la propaganda consumista e individualista, lanzada sobre todo hacia niñas y niños.
Ya no solo nos preocupa el manto religioso cristiano que cubre estas fechas, reproduciendo valores caducos anclados a una moral cerrada y castrante, mediante la cual debes “portarte bien” si deseas un regalo, o de lo contrario “debes ser castigado”; sino también la imposición de unos estereotipos a los que, en concreto las mujeres, nos vemos atadas desde pequeñas, siendo muy común la diferenciación según el género de los regalos navideños.
Vemos esas revistas de jugueterías con carritos rosas de bebés para ellas y cajas de herramientas para ellos. Contraponemos dos aspectos de la vida que nos marcan para siempre. Tú, mujer, debes cumplir tu rol patriarcal de madre y ama de casa entregada, seguir unos moldes que perpetuaran la familia tradicional. Tú, hombre, debes mantener tu masculinidad hegemónica, los sentimientos son asuntos de mujeres, tú debes ser fuerte e impasible.
Están más que claros los roles y la moral patriarcal que pretenden imponerse mediante esta celebración, pues ¿Qué niña o niño no desearía recibir una “recompensa” después de un año entero? Todas hemos sentido esa ilusión por la navidad, sin embargo ¿somos conscientes de que muchos, que al parecer pasan desapercibidos, no pueden permitírselo? ¿De la explotación, aún más visible y dura, que recae sobre las trabajadoras en estas fechas?
El gasto familiar en navidades se dispara, pues la realidad es que es otra forma más de atarnos a esta sociedad capitalista, basada en el consumo y a la vez en la precarización de nuestras vidas, hijas de la clase trabajadora, que hemos visto como nuestros padres se veían apurados cada finales de diciembre por no quitarnos la ilusión.
Al final el espíritu navideño no es más que el capitalismo y el beneficio para las empresas, no solo gracias a un aumento de las ventas, sino también con un incremento de la explotación de las trabajadoras, del fomento de las ETT, las horas extras, la posterior “cuesta de enero”
Sería idealizar la pobreza decir “oh que bonito, esa madre se mata a trabajar horas extra fregando escaleras para poder comprarle una muñeca por reyes”
Nuestro amado Papa Noel no es más que un reclamo publicitario lanzado por Coca cola en 1931; la misma empresa a la que ha hecho frente una de las mayores luchas sindicales actuales y que llegó a su objetivo este mismo año tras haber consiguiendo un acuerdo sobre sus condiciones laborales.
La conclusión a la que queremos llegar con esta reflexión es que la Navidad no es más que el disfraz amable y familiar que ofrece el sistema capitalista para ocultar mensajes patriarcales, explotación laboral y un nivel de vida precario que nos provoca infelicidad pues nunca alcanzaremos el sueño americano de las fiestas navideñas ideales.
Nos quieren alienadas, esta vez con regalitos y guirnaldas.