El ejército español concibe Aragón como su ‘parque temático’ para sus ‘juegos de guerra’
Un nuevo incidente, el encañonamiento por parte de un militar de servicio a un menor en Chaca, reabre el debate sobre las actuaciones del ejército español en Aragón
Un nuevo incidente, el encañonamiento por parte de un militar de servicio a un menor en Chaca, reabre el debate sobre las actuaciones del ejército español en Aragón, sobre su utilidad, el riesgo para la población civil, los abusos de autoridad, y la permisividad de sus mandos.
El ejército español -como tal- no libra una guerra fuera de sus fronteras desde el final de la guerra del Rif en 1926, con la execrable excepción de la ilegal guerra contra Iraq en la que los metió el entonces presidente José María Aznar, recuerden su increíble show en la televisión el año 2003 y su tristemente famoso “puede usted estar seguro, y pueden estar seguras todas las personas que nos ven, de que les estoy diciendo la verdad: el régimen iraquí tiene armas de destrucción masiva, tiene vínculos con grupos terroristas y ha demostrado que es una amenaza para todos”.
Así, en ausencia de enemigo exterior, durante al menos el último siglo, el ejército español se ha visto forzado a especializarse, y más concretamente, a especializarse en la guerra interior, en reprimir violentamente a su propio pueblo. Como grandes hitos históricos de la trayectoria del ejército español nos encontramos con el golpe de estado de Primo de Rivera contra la legalidad de la I República española, el golpe de estado de Franco contra la legalidad democrática de la II República, o el también recordado golpe de estado frustrado de Tejero en 1981, entre otros muchos intentos fallidos, asonadas, recurrente ruido de sables en los cuarteles, y chantajes y amenazas al poder civil.
En este contexto extraña poco que los jefes de la milicia española busquen escenarios reconocibles en sus ensayos bélicos y maniobras armadas. Y, en esto tienen una gran predilección por Aragón, por sus pueblos y paisajes como escenario de sus ‘juegos de guerra’, seguramente conscientes de que sus actos no tendrán consecuencias.
Este pasado fin de semana conocíamos la última fechoría del ejército. A través de las redes sociales una vecina de Chaca, y madre del menor violentado por un grupo de militares, explicaba como su hijo había sido encañonado por un militar. Cuando el menor se dirigía a su domicilio pasadas las 22.00 horas “uno de los militares apuntando con el arma a mi hijo. ¡Increíble!”, narraba la madre.
Como siempre, sólo cuando la noticia comenzó a transcender llegaron las disculpas. Un coronel llamó a la familia para solicitar disculpas, lo imagino emulando a su ex capitán general “lo siento, me he equivocado, no volverá a ocurrir”. La madre del menor intimidado quiso dar por concluido el asunto, no sin antes afirmar que “queremos zanjar el tema, pero no quiero que se repita nunca más. No me parece ni medio normal que hagan maniobras en el casco urbano de Jaca, de noche y encima el militar de marras no ha bajado el arma en ningún momento”.
Y este es el gran problema, que estos ‘errores militares’ se producen cíclicamente poniendo en riesgo a la población civil sin que se produzcan cambios en la política de adiestramiento de la milicia, y sin que sus actos tengan consecuencias, ni para la tropa, ni muchos menos para sus mandos.
Otros abusos del ejército español contra la población civil aragonesa
Por producirse en el mismo mes de junio, y por la repercusión mediática internacional que alcanzó, recordamos primero un caso que fueron dos: “los fusilamientos de Avena” y “el asalto a Radio Jaca”.
En junio de 1984, un pelotón de soldados de la COE -Compañía de Operaciones Especiales-, comandados por un capitán y un teniente, entraron en Avena -pueblo, casualmente perteneciente también a la Comarca de la Chacetania- y decidieron fusilar -eso sí, con balas de fogueo, aunque los ‘fusilados’ lo desconocían- al alcalde pedáneo, José Galindo, y al vecino Generoso Ara, acusados “de ser confidentes y colaborar con la guerrilla”, dentro del supuesto táctico de unas maniobras.
Lo ocurrido comenzó a cobrar interés mediático cuando fue difundido por Radio Jaca. Y los fusilamientos -simulados- de población civil aragonesa por parte de militares de la COE fue noticia internacional en periódicos, radios y televisiones de todo el mundo.
Pero no menos grave, aunque quizá menos recordado fue “el asalto a Radio Jaca”. Y nada mejor que uno de sus protagonistas para recordarlo. Radio Jaca tardó -prudentemente- unos días en difundir lo sucedido, fue el 12 de junio de 1984, en el programa Hora 25, de la Cadena SER, cuando se habló de los fusilamientos, y en su artículo en Radio Jaca “25 años de Abena”, José Luís Rodrigo da algunas claves importantes para contextualizar aquellos tiempos. Destacamos de su artículo que “la situación política de aquel momento nos llevo a tres personas (Luis Garcés, Félix Fernández-Vizarra y José Luís Rodrigo) a ser prudentes a la hora de adjudicar la autoría del asalto a la radio”.
También que recibieron “amenazas de muerte o anónimos, por citar un ejemplo, son tan solo un botón de muestra de la presión a la que estuve sometido. Ahora, el paso de los años, nos permite ver con otra dimensión el asunto”, señala Rodrigo, que añade “nunca olvidaré la sensación que tuve al entrar en la radio y comprobar la presencia de unos ¿desconocidos? que para mí no lo fueron, que entre sombras desaparecían como si de fantasmas se tratase,…, aquel día se produjo ‘una violencia selectiva’ en el asalto, pues inutilizaron micrófonos, magnetofones, brazos y platos de tocadiscos, y hasta se llevaron 30.000 pesetas en efectivo de la caja”. A fecha de hoy se desconoce oficialmente quienes fueron los autores del asalto. Pero si les pica la curiosidad lean a Rodrigo, que afirma que “se ignora oficialmente quiénes fueron los autores del asalto y que relación pudo tener dicho suceso con los fusilamientos de Abena. Así consta en el expediente tras declararse secretas las diligencias del sumario una vez archivadas”.
De fusilamientos a ocupaciones. Podrá parecer menos grave, claro, es más chungo que te fusilen que ocupar militarmente tu pueblo, pero a las vecinas de Aineto no les pareció simpático que en noviembre de 2014 el ejército español tomara su pueblo. «Desde este lunes estamos soportando en la aldea de Aineto, en la Guarguera, la presencia masiva de militares con profusión de camiones con remolques y demás vehículos pesados aparcados y haciendo maniobras en el mismo núcleo del pueblo», aseguraba entonces Luis Alberto Alonso, vecino de Aineto.
Los militares, según contaba Alonso –ver info completa-, han montado un campamento a unos dos kilómetros del pueblo y es «un contínuo ir y venir de patrullas, fusil en ristre y vehículos armados». Algunos de los vecinos se vieron obligados a aparcar a unos 500 metros de sus casas, ya que los vehículos militares encontraron dificultades en poder maniobrar por la estrechez de las calles.
Un caso más luctuoso, y reciente, fue el fallecimiento de mujer en Chaca tras caerle una rama de un árbol al paso de un helicóptero militar. Fue en el mes de octubre del 2018 cuando falleció la mujer de 92 años de edad que se encontraba herida de gravedad por la caída de una rama de árbol tras el paso de un helicóptero militar de la Escuela Militar de Chaca que se encontraba realizando prácticas de vuelo.
Serían muchos más, pero solo apuntaremos sumariamente algunos: obuses ‘perdidos’ del Campo de Maniobras de San Gregorio que ‘aterrizan’ en poblaciones ribereñas, tensas discusiones entre montañeras y militares en Candanchú y valles limítrofes, enfrentamientos entre pastores y helicópteros de guerra en la ribera del Ebro, vehículos militares de ‘fiesta’ por San Juan de Mozarrifar con armamento de guerra, accidentes aéreos en las Bardenas, o incluso en el Moncayo,…, en fin, una larga, y dilatada en el tiempo, serie de ‘accidentes’ militares que ponen constantemente a la población aragonesa en riesgo, sin una mínima consulta previa, siquiera por cortesía.
Ante todo esto permitidme que recuerde la entrevista a Arcadi Oliveres allá por 2013 en la que afirmaba “Si nuestros estados tuviesen dos dedos de frente harían desaparecer los ejércitos”.
El ejército español concibe Aragón como su ‘parque temático’ para sus ‘juegos de guerra’