El Banco Central de Venezuela en tiempos de revolución
El inicio de un nuevo siglo y también de un nuevo milenio ha marcado la asunción de grandes desafíos, en el seno de la sociedad venezolana. Bajo el liderazgo del presidente, Hugo Chávez, se ha desarrollado un proceso inédito, complejo e intenso de transformaciones en las estructuras sociales, que ha tocado fibras sensibles en las esferas política, económica, militar, cultural y por supuesto legal del entramado social de nuestro país.
El objetivo fundamental de la propuesta abanderada por Chávez ha sido suplantar el viejo modelo de democracia representativa, caracterizada por una muy elevada exclusión social, por una propuesta de democracia participativa, popular y protagónica, cuyo norte fundamental es la inclusión. Ello con la finalidad de que puedan existir las condiciones materiales para el desarrollo humano integral y pleno de todos los venezolanos.
En el transcurso de diez años de mandato, el respaldo mayoritario en el ámbito electoral, ha permitido adelantar modificaciones sustanciales en el marco jurídico, político y económico, encaminadas a dar viabilidad a políticas y estrategias que permitan saldar la enorme deuda social acumulada por décadas y comenzar la transición hacia un nuevo modelo, soportado en relaciones de producción diferentes a las existentes en formaciones sociales capitalistas.
Como es lógico, en una sociedad transversalizada por un pintoresco capitalismo rentístico y subdesarrollado, en el que grupos monopólicos de poder económico se acostumbraron a capturar el grueso de la renta petrolera para su propio beneficio, la propuesta de transformar radicalmente la sociedad y enrumbar al país por un sendero socialista ha topado con la acérrima resistencia de actores oligárquicos, que tercamente se oponen a permitir la ejecución de las transformaciones estructurales. Naturalmente, adversan los cambios por que ellos suponen la cesión de beneficios elitescos y las múltiples prebendas que han disfrutado, de forma casi ininterrumpida y con leves variaciones, desde los tiempos de la dominación colonial.
 
Los Amos del Valle
Si se realiza una aproximación rigurosa al proceso evolutivo de la sociedad venezolana, anteponiendo la perspectiva histórica, saltará a la vista sin mucho esfuerzo que existen y han existido estos grupos. El escritor venezolano, Francisco Herrera Luque (1979), jocosamente los identificó como Los Amos del Valle, seguramente haciéndose eco de una magistral metáfora popular, como suelen serlo todas las expresiones que componen el vasto refranero de la gente de a pie.
El economista, José Félix Rivas (2006), advierte que la exclusión puede formar parte de un mecanismo subyacente en la estructura económica de una sociedad determinada. De tal suerte, que los mecanismos de exclusión son imprescindibles para la reproducción de un statu quo de las sociedades capitalistas y muy especialmente de las sociedades capitalistas-dependientes.
Por tanto, la exclusión social tiene sus raíces en el modelo de acumulación y desarrollo capitalista de una sociedad y en el modelo político imperante. Este modelo político, ha permitidoque sectores económicos hegemónicos se repartan posiciones de poder (…). Los grupos hegemónicos no solo controlan los nodos fundamentales del proceso de acumulación, sino que se apropian de la conducción de la administración del Estado para tener la influencia requerida para subordinar al sistema político a sus intereses. Bajo esta perspectiva, la reproducción del modelo de acumulación y del modelo político sería eficiente en la medida que es excluyente.
(Rivas Alvarado, 2006, p.p 390-391).
En la mayoría de los países subdesarrollados latinoamericanos, los “amos del valle” han hecho esfuerzos singulares por extender sus mecanismos de influencia y control hacia las estructuras internas de poder político y administrativo, bien para neutralizarlas o bien para someterlas a favor de sus particulares intereses. Flores (2009 p.93-94), citando a Kaplan explica que la ligazón entre las clases dominantes y el aparato estatal se ha dado de diversos modos y por diversos medios:
… a veces por el origen social, por el tipo de actividad, por tomar esa burocracia a los grupos dominantes como modelo, grupo de referencia, en cuanto ideología y aspiraciones; por un proceso de interpenetración o de fusión entre la burocracia pública y la burocracia privada, por corrupción, etc., de manera que en última instancia las clases dominantes y hegemónicas plantean y satisfacen sus reivindicaciones fundamentales, reducen sus riesgos, aumentan sus beneficios, dentro del Estado o por medio del Estado.
En medio de semejante formación social, no ha sido tarea fácil para las fuerzas políticas que acompañan al Presidente Chávez ejercer un control pleno del aparato burocrático estatal, a objeto de revertir el poder ejercido por los grupos dominantes y colocar las instituciones al servicio de las grandes franjas de la población históricamente relegadas.
Banca Central al servicio del desarrollo interno
No obstante, ha habido avances importantes. La gestión adelantada desde el Banco Central de Venezuela (BCV), es un buen ejemplo de ello. En medio de fuertes ataques mediáticos, se ha logrado orientar el marco jurídico que rige al Instituto hacia una concepción que se aleja de la ortodoxia económica y abre los cauces para involucrar este organismo como un agente determinante, en la estrategia coordinada con el Poder Ejecutivo, en aras del desarrollo económico de la nación y el desarrollo humano integral de la población.
De este modo, se reabrió la vieja polémica existente en los países latinoamericanos acerca de la pertinencia o no de involucrar directamente a los bancos centrales en el desarrollo económico o relegarlos única y exclusivamente a velar por la estabilidad de precios. Al respecto, maestros del pensamiento económico latinoamericano del siglo XX como Felipe Pazos y Raúl Prebisch fueron de los primeros en avizorar la necesidad de una concepción diferente para la banca central. Ambos han sido conspicuos representantes de esa camada de investigadores que abordó el fenómeno del subdesarrollo con una óptica propia de estas latitudes y no con las gafas del eurocentrismo y el mundo desarrollado.
Crazut (1995 p. 293), reseña que la visión heterodoxa de la economía abogaba ya desde mediados del siglo pasado por bancos centrales que además de orientar su política monetaria hacia la consecución de una estabilidad de precios, participaran más directamente en actividades de financiamiento al desarrollo, a través de diversos mecanismos como: la creación de fondos de desarrollo, la asignación de utilidades cambiarias y la utilización de las reservas internacionales para programas crediticios, entre otros.
Gastón Parra Luzardo, quien fuera presidente del Banco Central de Venezuela, entre 2005 y 2008, fue uno de los principales defensores en la teoría y en la práctica de que los bancos centrales deben y pueden ser catalizadores del desarrollo interno.
Es indudable que los bancos centrales, en nuestros países, deben incorporarse al proceso nacional para cooperar con el desarrollo integral del país. Concebimos los bancos centrales como instituciones que deben cooperar activamente en el desarrollo integral del país, tanto en la esfera monetarista o circulatoria, como en la real. (Parra Luzardo, 2006, p. 21).
Fue precisamente durante la gestión de Parra que se dio uno de los pasos más audaces en política económica. Mediante la reforma a la ley del BCV, en junio de 2006, se allanó el camino para la creación del Fondo de Desarrollo Nacional (Fonden), alimentado con el capital excedentario de las reservas internacionales. También el Directorio del Instituto en abril de ese mismo año, adoptó decisiones nada ortodoxas, como la regulación de las tasas de interés y de las comisiones bancarias.
Rivas se refiere a la creación del Fonden en los siguientes términos:
Implica un cambio histórico en la economía política de la distribución de la renta petrolera en Venezuela. El salto cualitativo que exige la implantación de un modelo de desarrollo que produzca cambios estructurales tanto en el actual modelo productivo, como en la actual situación social, debe contar con una palanca de financiamiento estable y robusta. Desde el punto de vista de la política económica, el Fonden tiene la virtud de combinar estabilidad de corto plazo con la sostenibilidad de mediano y largo plazo. (Rivas Alvarado, 2006, p.385).
La experticia técnica del personal del BCV ha sido clave para determinar, año tras año, cuál es el nivel óptimo de reservas internacionales para el normal funcionamiento de la economía, de manera que lo que esté por encima de ese tope es transferido al Fonden. En cinco años este revolucionario instrumento ha percibido cerca de US$ 25.000 millones, con lo cual se han financiado y se financian múltiples proyectos estratégicos de desarrollo en las áreas de salud, infraestructura, producción agropecuaria y manufactura, entre otras. Todo ello sin recurrir al endeudamiento internacional, en condiciones muy poco favorables, como suele ocurrir con los organismos del statu quo internacional, es decir el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Asimismo, las reservas internacionales se ubican en un nivel bastante razonable para el tamaño de nuestra economía (US$ 28.000 millones).
Profundizando caminos
Más recientemente, en mayo de 2010 se realizó una nueva reforma a la ley del BCV que no hace sino profundizar el camino señalado en las modificaciones previas. De acuerdo a lo expresado por el actual presidente del BCV, Nelson Merentes, queda claro que el Instituto seguirá combinando elementos de política económica heterodoxa con obligaciones ya tradicionales, puesto que se mantiene como objetivo fundamental de su gestión lograr una estabilidad de precios mediante la reducción progresiva de las presiones inflacionarias, al tiempo que se coadyuva activamente con el Ejecutivo en las políticas y planes diseñados para fomentar el crecimiento económico y el desarrollo humano integral.
Es importante destacar, que el nuevo marco jurídico ofrece al BCV mayores facultades para avanzar en ese binomio de responsabilidades fundamentales que le demanda la sociedad. Por un lado, le establece expresamente la capacidad y la obligación de monitorear y regular las tasas de interés para fomentar el crédito orientado a la actividad reproductiva y por el otro amplía el abanico de opciones del Banco Central como prestamista de última instancia.
Es decir, con la reforma legal de este año el Instituto ahora puede, dadas las condiciones de determinada institución financiera, asumir la cartera o compararla. También está capacitado para canalizar de manera más eficiente la oferta y la demanda crediticia en áreas medulares para dinamizar la actividad económica, como el turismo, la agricultura, la manufactura y la vivienda, a través de la aprobación de las carteras obligatorias de crédito que se le fijan a la banca privada.
Adicionalmente, para incrementar los mecanismos de protección frente a la inestabilidad del sistema financiero internacional y la enorme crisis global patente desde finales de 2008, el Instituto está habilitado para regentar un sistema estratégico de información integrada que involucra a la banca privada, la Superintendencia de Bancos y Otras Instituciones Financieras (Sudeban) y la Comisión Nacional de Valores.
No cabe duda, el Banco Central de Venezuela constituye, hoy por hoy, un actor de primera línea, en la tarea de superar definitivamente la exclusión y enrumbar a la Patria hacia un estadio de igualdad y desarrollo integral.
 
 
 
REFERENCIAS
Crazut, Rafael. (1995). El Banco Central de Venezuela. Notas sobre su historia y evolución 1940-1990, Caracas Banco Central de Venezuela.
Flores Díaz, Max. (2009). Economía Política del subdesarrollo. Atención Venezuela, Caracas Banco Central de Venezuela.
Herrera Luque, Francisco. (1979). Los amos del valle, Barcelona Pomaire.
Ley de Reforma Parcial a la Ley del Banco Central de Venezuela, [Documento en línea en línea]. Disponible: http://boletinjuridico/images/GacetasOficiales/go_39419_07052010.pdf [Consulta: 2010, julio 07]
Parra Luzardo, G. (2006). “Contribuciones a la integración de América Latina para emprender una tarea original” Caracas. En: Raúl Prebisch. Pensamiento renovador, Caracas, Fondo editorial del Banco Central de Venezuela.
Rivas Alvarado, José F. (2006). “El Banco Central de Venezuela y la inclusión social” Caracas. En: Inclusión Social y distribución del ingreso, Caracas, Fondo editorial del Banco Central de Venezuela.