El 9 de octubre, hagamos oír nuestra protesta contra Macron y contra todos los ataques patronales
Así, durante su visita a las Antillas, a los que le preguntaban en Guadalupe y en Martinica sobre el desempleo, el poder adquisitivo, el deterioro de los hospitales, y a los habitantes de la isla de Saint Martin devastada por el paso de un ciclón el año pasado que esperan todavía la reconstrucción a pesar de todas las promesas hechas durante su anterior visita, Macron respondió… ¡con apretones de manos y unas pocas buenas palabras!
A un joven antillano que le reprochaba haber declarado, quince días antes, que bastaba con cruzar la calle para encontrar trabajo, Macron le manifestó una vez más su desprecio social de representante de la patronal: “ hay que aceptar una oferta de empleo aunque no sea exactamente lo que uno quiere”, respondió. ¡Como si los parados hubieran esperado el consejo de Macron! Millones de mujeres y hombre desempleados encadenan pequeños trabajos, contratos temporales, interinos, sin conseguir encontrar sin embargo un empleo estable.
Macron y sus ministros pueden multiplicar las operaciones propagandísticas sobre un supuesto aumento de poder adquisitivo, pero los trabajadores saben muy bien a qué atenerse. Saben que cada vez tienen más problemas para llegar a fin de mes, que los precios del gas, de la electricidad, de los carburantes y de muchos otros bienes, se han disparado mientras los salarios se estancan, incluso retroceden, y que las pensiones de jubilación bajan. Un estudio acaba de cifrar en 470 euros al año de media la disminución del poder adquisitivo que van a sufrir la mayoría de los jubilados, debido a la congelación de las pensiones y al aumento del impuesto para financiar la seguridad social.
Desde que está en el poder, para satisfacer la codicia de la burguesía a cuyos intereses sirve, Macron lleva adelante una política de combate contra los trabajadores y las clases populares.
Para permitir a la patronal despedir y flexibilizar los horarios más fácilmente, se ataca el estatuto de los trabajadores. Para beneficiar a una minoría de privilegiados de regalos que se cifran en miles de millones, sacrifica todos los servicios públicos más útiles, la educación, el sistema sanitario, las residencias de mayores, los transportes, la vivienda social…
Cuando su sistema económico está hoy en pleno marasmo, la burguesía solo puede enriquecerse agravando la explotación y el empobrecimiento general de la sociedad.
El retroceso no es solo material, afecta también a toda la vida social. Con ocasión de su congreso anual, los bomberos denunciaron la insuficiencia de medios, como la de los demás servicios públicos, y el hecho de estar cada vez más enfrentados a la violencia durante sus intervenciones. El aumento de la violencia, del individualismo y del sálvese quien pueda confirma la descomposición de la sociedad dominada por el capitalismo en crisis.
Poner fin a esta evolución solo puede hacerse atacando radicalmente las bases mismas de este sistema regido por leyes económicas que nadie controla. Es necesario arrebatar a la burguesía la dirección de la sociedad. La única clase capaz de hacerlo es la de los trabajadores porque es la única que no explota a nadie.
Para defender sus empleos, sus salarios y sus condiciones de vida, será preciso que los trabajadores emprendan con decisión luchas colectivas. Se trata de su supervivencia, pero también de la de toda la sociedad. Llevando su combate hasta el final, hasta derrocar el poder de la burguesía, los trabajadores son los únicos que pueden librar a la sociedad del capitalismo en bancarrota sustituyéndolo por una organización económica fundada en la satisfacción de las necesidades de todos.
Los militantes obreros y los trabajadores convencidos de que el futuro depende de la capacidad de la clase obrera de luchar deben aprovechar todas las ocasiones para reagruparse y hacerse oír. Varias confederaciones sindicales convocan el 9 de octubre, una jornada general de huelga y de manifestaciones contra la política antiobrera del gobierno. Es necesario aprovecharla para expresar su protesta y mostrar, que después de la movilización de los ferroviarios de la pasada primavera, Macron y los patronos no han terminado con las luchas de los trabajadores.
Editorial de L.O – Boletines de empresa
1 de octubre de 2018
Traducción de Francisco Ponzán