El #22M, los infiltrados y los mensajes virales
Desde hace mucho tiempo, viene poniéndose en marcha una movilización que, previsiblemente, será masiva y de las más importantes de las realizadas en los últimos meses, comparable a #Gamonal a gran escala, a la lucha de los mineros que en su día reunió a miles y miles de personas y a las protestas del 25-S.
Y como en toda protesta, máxime después de miles y miles de ellas y de diferente tipo, tras varios años de lucha en la calle y tras una situación verdaderamente alarmante, se ha vuelto, pese a la lección que nos dieron los vecinos y jóvenes de #Gamonal y que, muchos, deliberadamente, pretenden olvidar, al ETERNO debate sobre la capacidad de resistencia y de aguante de la gente.
Cabe señalar que la protesta no es del todo unitaria. En si, reúne a dos protestas simultáneas. En primer lugar la MARCHA DE LA DIGNIDAD, donde con gran sacrificio, miles de personas desde todas las partes del país han recorrido a pie un largo camino de kilómetros y kilómetros hasta llegar a Madrid, hecho que se producirá el día #22M. Como señalaba antes, los participantes merecen todo nuestro respeto y reconocimiento debido al enorme esfuerzo que están realizando. No obstante, es importante señalar que las organizaciones políticas que sustentan la protesta, principalmente IU y su marca blanca, El Frente Cívico, así como Podemos, el partidito del tertuliano, -también UGT y CCOO, pues la cumbre social apoya esta protesta- pretenden o eso se vislumbra, que la protesta del día 22M discurra como una manifestación más, no exenta de cierto «toque electoral», dada la cercanía de las elecciones europeas. Es algo legítimo, comprensible e incluso respetable.
Pero además de esto existe el bloque de las «MARCHAS OBRERAS POR LA HUELGA GENERAL», otro conglomerado variado de colectivos, sindicatos de clase como CGT, CNT, colectivos comunistas, CoBas, Madres contra la Represión, Plataformas vecinales, Colectivos de Stop Desahucios de diversos puntos, Coordinadora 25-S, Asambleas de barrios de Madrid, etc. En este caso, la intención es dotar a esa protesta de un mayor carácter reivindicativo. Y aunque marcharán el mismo día y la misma hora y en un recorrido paralelo, en el caso de este Bloque, la intención es concluir en Neptuno y acampar en el Paseo del Prado. No irse a casa como si fuese solo una manifestación, sino lograr que la protesta tome cuerpo y fuerza y dotarla de contenido.
Al mismo tiempo, vuelve, como si volviesemos cuatro años atrás el eterno debate ¿pacifismo o derecho a la resistencia? Llega a ser harto desesperante ver como, pese a los datos, totalmente objetivos, pese a los durísimos recortes realizados a pesar del clima de «paz social» existente y de mansedumbre, aún haya gente que vea que la manifestación necesita ser «tranquila». ¿Tranquila? ¿Con cinco millones de parados? ¿Con miles de desahucios?¿Con una situación de emergencia social y con la pobreza alcanzando datos escandalosos? ¿Debemos o tenemos motivos para estar tranquilos? La respuesta, obviamente, es NO.
Nada hemos aprendido, eso parece, de la lucha minera, ni de la lucha de #Gamonal o de los barrenderos de Madrid. Que «quien resiste, sin complejos, tiene muy cerca la victoria». Los vecinos de #Gamonal no se dejaron apalear por la Policía que mandaban a la ciudad de Burgos sin dar una contundente respuesta al estado casi de «sitio» en el que quedó el barrio de Gamonal. Les dió igual lo que dijeran los medios, muchos de los cuales inflaron y manipularon hasta la náusea, los sucesos ocurridos allí, exagerando la respuesta vecinal, inventandose fotos de coches quemados que eran de Euskadi de años anteriores, etc.
Por todo ello, dentro de la protesta que tendrá lugar el #22M en Madrid, existen, de nuevo, esas dos corrientes, con una correlación de fuerzas distintas, dadas las circunstancias. Un sector de gente partidario de una forma casi exagerada de negarse a cualquier respuesta y fomentar el aspecto pacifista y pacífico de la protesta. Y otro, no por ello menos pacífico, pero sí partidario de mostrar la rabia, la ira popular y, llegado el momento, de repeler las agresiones policiales.
Ese debate se desarrollaba de una forma más o menos normal hasta que, el pasado fin de semana, a través de un contacto de la red social Facebook, llegó a mi este curioso mensaje.