Donde estén la Pobreza y el Desaliento que se quite el Momo
Confirmo y me reitero en mis afirmaciones de la semana pasada, que esto de las gripe del cerdo es un cuento chino, en este caso mejicano, que digo, norteamericano, para asustarnos a todos, para hacernos olvidar el paro y las hipotecas y hacer de camino uno de los mayores negocios del siglo. No es que no exista esta gripe pero es perfectamente curable si tenemos un sistema sanitario medio digno y una buena alimentación. ¡Claro que la gripe puede matar gente¡ De hecho, la gripe humana siempre lo hizo y lo hace aún en los lugares más pobres del mundo, donde un niño muere cada tres segundos por hambre y por cosas tan simples como una diarrea. ¿Por qué entonces no hay una alarma mundial contra la diarrea? Porque con esos muertos de hambre, las farmacéuticas no pueden hacer negocio, simplemente por eso.
No nos tenemos que ir tan lejos, aunque quizás sí un poco atrás en el tiempo, para comprender de manera más cercana, que es la miseria y no la gripe la que mata. Desde el golpe militar asesino de Franco hasta bien entrados los sesenta, moría en España la gente como las chinches: por hambre, malnutrición y falta de higiene; acompañadas de un resfriado provocado muchas veces por las humedades de las chozas donde vivían miles y miles de españoles y que derivaban en pulmonías o neumonías; acompañadas de fiebres provocadas por picaduras de chinchorros y garrapatas; acompañadas de intoxicaciones e inflamaciones que provocaba comer cardos borriqueros y otras hierbas que sólo mulos y borricos podían digerir; acompañadas de infecciones que traía convivir con bestias y otros animales en una ausencia total de higiene; acompañadas por la ingesta de animales muertos por enfermedad que otros habían enterrado; acompañadas por el hecho de no tener dinero para botes de penicilina, que empezaron a venir a España en los años cincuenta y cuyo precio multiplicaba por diez lo ganado por un hombre en el campo. Eso es lo que mataba entonces y lo que sigue matando en buena parte del mundo, aunque no lo creamos. De todo esto, aunque hay quienes parecen haberlo olvidado, saben bien, muchos de los que me escuchan, ya que lo padecieron en sus carnes, como lo padecieron muchos miembros de mi familia.
Y hablo de esto desde mi juventud, porque ésta es la historia que no hay que olvidar, no para atesorar odios, sino porque nos hace sabios y nos ayuda a entender lo que pasa en otros lugares del mundo y lo que no debería volver a pasarnos.
Habrá quienes pensarán, cuando haya algún muerto en España por esta maldita gripe, si es que lo llega a haber, que yo estaba equivocado. Quizás fallezca y yo no lo quiero, algún niño pequeño, aún indefenso; alguien mayor o alguien con problemas respiratorios, que de igual forma hubiera muerto por la gripe de toda la vida. A alguien sano, como al virus no le hayan salido manos para tirarnos por un precipicio, lo dudo mucho. Pero no lo olviden, crear miedo e incertidumbre, es el argumento de quienes quieren hacer negocio y adormecer nuestras mentes… Dejo este tema con una simple pregunta, ¿nos es mucha casualidad que la gripe del cerdo haya venido en tiempos de crisis para el primer mundo, ya que los del tercero no han dejado de estar en ella todavía, y en unos tiempos donde los políticos al servicio del capitalismo no saben dar respuesta alguna? Y eso que dicen que los virus no son ni siquiera una célula, “pues anda que no han salido listos ni na”; han aparecido justo cuando dos multinacionales farmacéuticas tenían las cotizaciones en bolsa por los suelos y qué casualidad, que sean estas farmacéuticas las que nos van salvar con sus pastillitas de tamiflú, las cuales, ya tenían inventadas por si acaso.