Dicen los hechos…
 
DICEN LOS HECHOS
… que no son palabras.
Son sólidas formas. Rocas que se desprenden tras el aguacero y caen dentro de una realidad ficticia cuando aceptamos complacidos. Es el único lenguaje que comprenden los sueños que han dejado de ser simples proyectos. Cuando esto ocurre, nada te parece irrealizable porque ya es veracidad en estado puro lo que se muestra. Los Hechos son certezas, nunca dudas ni vacilaciones. Son, inamovibles verdades palpables.
Innumerables veces, he escuchado a otros semejantes decir: “Voy a hacer…” “He pensado que si…” “¿Qué os parece si un día de estos nos juntamos y hacemos?” “El día menos pensado…”
PALABRAS…
Que se pierden entre el entusiasmo febril de una noche borrosa y pasajera como el día o un momento candente de convencimiento instantáneo, como el café descafeinado y aromatizado con esencias de tres continentes. Que desaparecen como lo hace el vapor de un cocido castellano o de una sopa de ajo hirviendo. Que al final se diluyen en fragancias exóticas para irse con su delicioso aroma a otra parte. Una idea que se marchita porque fue tan fuerte su ignición, que se quedó sin gas. Vamos, como una gaseosa desventada y añeja. Como un aceptado fracaso.
Lo Hechos son la confirmación de las Ideas.
El resultado de perseverar cualquier iniciativa hasta que se consolida y hace un espacio en nuestra voluntad. Sólo entonces, se puede decir, que: HAS HECHO. Ya no tienes que explicar nada porque todo es evidente.
En el pueblo donde vivimos mi amada Déborah y yo, hemos aprendido a diferenciar la voluntad de la intención. A materializar nuestros sueños sin esperar que se comprendan; y sabemos que se entienden, porque se ven. No estamos, TODOS, fuertes en generosidad, claro. La opulencia nos hace tontos y conformistas. Pero lo cierto es que son muchos los motivos que nos exigen que debemos hablar con hechos, como un lenguaje preliminar a las palabras.
No se acaba el mundo porque lo diga la prensa, ni el telediario, ni la radio con noticias que de tanto repetir, nos insensibilizan. No. Es la soledad la que dinamita la paz anhelada que con las palabras idealizamos y con hechos crece en esperanza. Los Hechos son un lenguaje universal del que sólo desconfían y se hacen sordos, ciegos e invisibles, los necios.
Hablemos de Hechos.
Benjamín Lajo Cosido
(memorialista)