Introducción
La gran lección a extraer de la Revolución española de 1936 es la necesaria, urgente e inaplazable tarea de destruir el Estado, que debe ser sustituido por la coordinación y fortalecimiento de los nuevos órganos de poder de la clase obrera, que en 1936 se hallaban en los comités locales y de barrio, de defensa y de control obrero: en los comités revolucionarios. Esto es, en lo que Los Amigos de Durruti bautizaron como Junta Revolucionaria.
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