Costa Rica : Pregunto, porque no comprendo.
Han pasado meses desde que el petróleo superaba los ciento sesenta dólares el barril y el precio de las materias primas y los alimentos se disparaba hacia arriba, producto todo ello de la atroz especulación financiera que se llevaba a cabo en los países más desarrollados, permitida por la ausencia de regulación y controles gubernamentales, tal y como lo establecía la receta neoliberal impulsada por los organismos internacionales de asistencia financiera.
Al parecer en la actualidad las cosas han vuelto a niveles de años anteriores. Es decir, los precios han bajado: petróleo, materias primas y granos básicos, y a ello se agrega una contracción en el consumo, lo cual ha generado en Costa Rica una reducción en el déficit comercial del país de aproximadamente el 66%, según las autoridades gubernamentales.
Reconozco públicamente que no soy un experto en temas económicos, pero que me asiste el sentido común, y por ello se generan en mi mente algunas preguntas que no puedo responder adecuadamente. Y deseo que alguien me las responda.
La primera de ella tiene que ver con los aumentos de precios, al parecer justificados, que se generaron en los derivados de los hidrocarburos (gasolina, diesel, gas), así como en las materias primas y en especial los granos, como el trigo para la elaboración del pan, y otros productos, para ajustarlos a las nuevas realidades del precio internacional. Así mismo, el arroz, frijoles, maíz y un larguísimo etcétera, que afectaron negativamente la menguada economía de las familias, sobre todo de las más pobres, que son la mayoría en el país.
En el caso de los derivados de los hidrocarburos, el país cuenta con mecanismos -justos o no- para aumentar o reducir el precio al consumidor, que de alguna manera han funcionado. Sin embargo, no entiendo el asombroso superávit de la Refinadora Costarricense de Petróleo, empresa estatal no dedicada al lucro, producido precisamente por los desfases entre los aumentos y las reducciones de precios al consumidor.
Es decir, o los cálculos se hicieron erróneamente, o existe alguna intención perversa en la aplicación de los mecanismos, porque la excusa de que “hay que tener reservas para financiar los futuros incrementos de precio” con que compraría el petróleo, (aunque en realidad es un importador de derivados, no de petróleo crudo, por su ausencia de capacidad de refinamiento), no me convence. Y finalmente, ¿qué nos asegura que los mismos vicios de cálculo y aprobación casi automática de nuevos precios, no olvidarán el superávit acumulado?
Por otro lado, justificándose en el aumento de la gasolina y el diesel, se permitieron incrementos sustanciales en el transporte público, (buses y taxis, que están sujetos a regulación gubernamental) pero luego de bajar el precio de los mismos, las tarifas del transporte no han bajado en la misma proporción, ni existe esperanza de ello, pues los gremios de transportistas son sumamente poderosos, en el sentido de que saben organizarse y presionar a los gobiernos de manera aparatosa y altamente efectiva.
Luego, bajó el trigo, y otros granos básicos como el arroz, el maíz y los frijoles. Sin embargo, los incrementos en el precio de los productos derivados del trigo, que subieron enormemente, no han bajado; de la misma forma que no lo han hecho el arroz y los frijoles, para mencionar solamente los más consumidos por el pueblo.
Y podríamos continuar así con una larga lista de productos que incrementaron el precio sin guardar relación directa con el petróleo, como la leche y el jugo de naranja, que no están bajo la regulación de nadie, y que periódicamente se incrementa para tortura de las familias más pobres.
Todos los ejemplos que he mencionado, que son solamente una pequeña muestra de la especulación que se armó tras la excusa del incremento del petróleo, confirma que la ausencia de regulación estatal y de normas claras sobre los precios, amparándose en el sofisma de que el mercado se autoregula para beneficio del consumidor, conduce hacia una espiral de incrementos de la cual no se retrocede.
Es decir, el gobierno de corte neoliberal que lamentablemente nos ha tocado soportar por nuestra propia estupidez, auspicia la subida de precios -justificados o no- porque es la “lógica del mercado”, pero cuando esta lógica deja de funcionar en sentido contrario y se convierte en especulación inmoral, se hace el mudo o argumenta que no existen mecanismos para hacer que las aguas vuelvan a su nivel.
¿Alguien me lo puede explicar de forma que me convenza?
Otro asunto que me tiene confundido es el que se relaciona con la devaluación de la moneda. El Banco Central eliminó las minidevaluaciones diarias argumentando que eran contraproducentes, ya que los importadores y exportadores se beneficiaban de manera perversa de las proyecciones que permitía el sistema, y estableció las “bandas”, para que el Colón flotara entre la superior y la inferior, dependiendo de la demanda y la oferta de la divisa norteamericana. Así funcionó unas cuantas semanas, y luego, además de la bandas, volvieron a las minidevaluaciones diarias, en una clara contradicción de sus propios argumentos.
Ello me hace pensar que, o estaban tremendamente equivocados, lo cual no es nada extraño si reconocemos el inaceptable nivel de mediocridad, incultura y ausencia de profesionalismo de los funcionarios públicos de todo nivel; o fue todo un juego sucio para beneficiar a importadores y exportadores, que a la postre son los que más contribuyen en las campañas políticas.
Por otro lado, el Banco Central no hace más que contradecirse, competir con el Ministerio de Hacienda y los propios Bancos Comerciales del Estado, al parecer desnaturalizando su función y razón de ser, y sembrando las semillas de la inseguridad, la duda y muchas inquietudes en todos los sectores productivos del país. Y en un momento como el actual, todo debería ser transparente, cristalino, para que las consecuencias de la crisis financiera internacional, nos afecte menos si tenemos una política monetaria coherente.
¡Reconozco mi ignorancia, pues no comprendo nada de lo que está pasando! Y debe ser que quienes toman las decisiones allí, poseen mentes preclaras, iluminadas, dominan un caudal de información imposible de concebir por ciudadanos pedestres como yo, y son guiados por el dominio absoluto de todas las variables: económicas, financieras y sociales, que se involucran en las decisiones de un Banco Central como el nuestro.
¿Alguien me puede explicar la coherencia de estas medidas, y el rumbo que tienen?
Finalmente, los medios de comunicación recientemente anuncian que existe en la corriente legislativa un proyecto para condonar todas las deudas contraídas por los productores agropecuarios en el fondo creado, precisamente, para ayudarlos con créditos baratos y asegurar la producción de alimentos, debido a la altísima morosidad de esta cartera de crédito.
Y esto me recuerda cómo, cada cuatro años, cuando se acercan las elecciones, se repite lo mismo: condonación de deudas por miles de millones a las más diversas agrupaciones de productores, con lo cual se socializan las pérdidas. Es decir, todos los ciudadanos les regalamos a grupos específicos, cada cierto tiempo, sumas astronómicas de deudas no pagadas, pues estos grupos están acostumbrados a ello, y saben que si no pagan no pasa nada, al final les condonan las deudas los políticos que se encuentren el poder en ese momento, pues se acercan las elecciones, y es necesario “comprar” la buena voluntad de estos grupos, con el dinero de todos los ciudadanos.
¡Y no existe ni una voz en los partidos políticos de oposición que denuncie esta barbaridad! Porque a la larga, el día que se encuentren en el poder, harán lo mismo.
Para quienes no lo saben, siempre ha sido práctica aceptada en Costa Rica que cíclicamente los gobiernos de turno conciban y pongan en funcionamiento fondos gigantescos para conceder créditos a tasas muy bajas, que se otorgan  alegremente y sin mayores requisitos, a diversos grupos de presión: agricultores, criadores de ganado, transportistas, etc., que se sabe no serán pagados por los beneficiados, y que a la larga las deudas serán condonadas por los partidos políticos representados en la Asamblea Legislativa, cuando ya el país se encuentre en año electoral.
¿A qué le huelen estas artimañas? ¿Como a podrido, verdad? ¿Y el cuidado de la economía nacional a quien le corresponde, entonces? Que alguien me lo explique, porque no comprendo la lógica de semejantes prácticas y como soy tan malpensado, creo que se trata de una perversidad más de la larga lista que he venido mencionando en los últimos años.