Comunicado: Campaña de criminalización del ‘Top manta’
Como ocurre cada verano en el Estado español, en los últimos días se han publicado numerosas noticias que fomentan el alarmismo y el rechazo hacia las personas migrantes. Como siempre, varias de estas noticias se han centrado en el colectivo de los vendedores ambulantes.
Esta última campaña de criminalización empezó con un reportaje de Las Mañanas de TVE repleto de imágenes manipuladas e información tergiversada sobre el negocio legítimo de la marca Top Manta, impulsada por los propios vendedores ambulantes para salir del trabajo informal. Dicho reportaje fue seguido por varias “noticias” en las que se retrata a los manteros como bestias peligrosas cuya agresividad se dirige a los turistas y ciudadanos de bien, sin razón ni explicación. La más comentada de estas noticias se ha elaborado en torno a un vídeo confuso, publicado sin contexto en las redes sociales, de un altercado en la Plaza Cataluña de Barcelona.
El vídeo es impactante. Sin embargo, como comentaba la misma usuaria de Twitter que lo subió a la red, no contiene nada de información sobre cómo empezó el altercado. No obstante, el poco tiempo de subirse este vídeo, proliferaron numerosas versiones con textos explicando que el foco de la pelea era un turista que, en una caballerosa muestra de heroicidad sobrehumana, intervino para salvar a una noble doncella que estaba siendo agredida por pisar una de las mantas de las hordas negras con el carrito de su bebé indefenso. Y esta fue la versión difundida, en un primero momento, por varios medios de comunicación y la Guardia Urbana. Las primeras versiones de las noticias también incluían una impactante descripción de las lesiones sufridas por el turista.
A partir de entonces, los medios procedieron a contactar con nuestro colectivo, Tras la Manta, y con los portavoces del Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes, pidiendo que se aclararan los hechos. Durante ese proceso, pudimos comprobar cómo las versiones del acontecimiento iban cambiando y cómo la gravedad de las lesiones iba disminuyendo. Ninguno de los periodistas tenía claro qué había ocurrido, aunque varios nos indicaron que las versiones que les llegaban no parecían cuadrar con la realidad.
Desde Tras la Manta queremos subrayar este punto, porque indica que los medios de comunicación, en su afán de conseguir clicks, visitas y cuotas de atención y mercado, publicaron la noticia sin contrastar, de manera tremendamente irresponsable y con dudosa ética profesional. Este sensacionalismo degrada al periodismo y a la deliberación pública, aspectos absolutamente necesarios en una sociedad que se presume democrática. Además, como suelen hacer las noticias falsas, fomenta el odio, el racismo y la xenofobia, contribuyendo así a la crispación y conflictividad entre las clases populares. De hecho, en sus declaraciones públicas, el turista estadounidense deja claras sus intenciones de contribuir a esa xenofobia, al repetir verbatim el discurso criminalizador y neofascista de Donald Trump contra las personas sin papeles.
Cuando los medios contactaron con nosotras para aclarar los hechos, ya era demasiado tarde. Los partidos políticos de la oposición ya habían aprovechado el suceso para emitir comunicados criticando al gobierno municipal, pues como buenos cínicos saben que pueden usar la criminalización de quienes carecen de representación política formal para arrancar votos en las inminentes elecciones municipales. Mientras tanto, medios como La Vanguardia ya estaban publicando artículos alarmistas sobre un supuesto aumento en la “agresividad” de los manteros, activando así el miedo pequeñoburgués y el racismo que lo alimenta.
Poco importa que el altercado había empezado mucho antes de que se empezara a grabar el vídeo, tras las provocaciones de un grupo que ni siquiera fue filmado. Poco importa que varios manteros fueron heridos. Poco importa que no hubo agresión alguna dirigida a esa doncella y su pobre bebé. Poco importa si no hubo actos heroicos del turista herido, sino que se apuntó gratuitamente a una pelea ya en curso y aprovechó sus quince minutos de fama para lanzar un mensaje claramente político y de carácter xenófobo. Poco importa que la persona que subió el vídeo a la red ha expresado cierto remordimiento al ver el racismo de las respuestas que ha suscitado.
El daño ya está hecho. La noticia falsa ya se ha viralizado. El racismo ya se ha fomentado. Obligarnos a hablar no es darnos voz. Es quitarse de encima la responsabilidad de haber contribuido a esta crispación. Una vergüenza.