
Colombia: Ilusiones de Paz – realidades de guerra
Fue Colombia a mediados del siglo pasado laboratorio contrainsurgente de las nuevas teorías de la Seguridad Nacional del complejo militar industrial de los Estados Unidos. Es Colombia parte de la larga lista de países espiados por los programas de la Agencia Nacional de Inteligencia de los Estados Unidos, según los informes de Snowden, quien además reveló que este año Colombia fue el país al que más interceptaciones se le realizaron. Correos electrónicos, conversaciones a través de chats, información de redes sociales, registros de llamadas, un largo etc., eran interceptados por la agencia estadounidense para detectar patrones sospechosos de conductas que comprometieran su Seguridad Nacional. Nunca los colombianos hemos tenido Soberanía Nacional, ahora no tenemos siquiera dignidad.
A la oligarquía nativa no le pesa el Black Berry, en primer lugar porque lo transfieren al cuello del pueblo colombiano y en segundo lugar porque ellos también ganan, y hacen parte de las listas de los más ricos del planeta y por eso están dispuestos a seguir manchando de sangre el suelo de esta que no es su patria. Son los dueños de Riopaila-Castilla, Cargill, La Fazenda, Interbolsa, SALUDCOOP, SURA, SANITAS, CAFESALUD, COMFAMA, COMPENSAR, toda la salud, toda la vivienda, toda la tierra, las pensiones, los ahorros, los bancos que lavan dinero mafioso, toda la riqueza, todo el poder. No les interesa la paz, con la guerra están bien, muy bien.
Mientras Santos y su gigantesco aparato represivo, más de medio millón de las FF.AA, les garanticen sus jugosas ganancias, no importa que las locomotoras del “desarrollo” del presidente se estrellen contra campesinos, obreros, trabajadores, estudiantes, hombre y mujeres del campo y de la ciudad cuyo pecado es producir riqueza.
Hay una lucha de vida o muerte: las políticas de Santos y la suma de tanta infelicidad por tantos años de guerra civil han reactivado las luchas populares y la resistencia en una dimensión nueva. La lucha por la tierra y el territorio se ha extendido por toda Colombia, la exigencia de verdadera Soberanía, la pelea contra la transnacionalización de la tierra y de la riqueza. Colombia se estremece y se sacude; la base de una futura paz debe ser la justicia económica, que es la justicia social y ésta va de la mano con el fin de guerra, de la confrontación armada. Los cambios que necesita el país, las reformas que se proponen son las tareas que la burguesía no hizo por atrasada, por feudal, por mediocre. La tarea es construir el capitalismo (que ironia!), desarrollar el país para modernizarlo en la producción de bienes materiales y en las relaciones de producción. Distribuir las ganancias-eso sería factible en el socialismo-*, erradicar la miseria y la pobreza, crear empleos, construir Universidades, centros de investigación científico-técnica.