COESPE: «¡Contra las guerras, el genocidio y los oligarcas: ¡basta de silencio!»

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anuncia una inversión adicional de 10.471 millones de euros en seguridad y defensa, con el objetivo de alcanzar este año el 2 % del PIB destinado a dicha partida.
En las intervenciones del 1º de mayo, las dirigencias de UGT y CCOO parecen sentirse más cómodas criticando a figuras lejanas como Trump o Putin que señalando y denunciando a especuladores y extractores de nuestra riqueza como Antonio Garamendi, Josep Sánchez Llibre, Patricia Botín, Florentino Pérez o Amancio Ortega.

De poco sirve denunciar a los representantes de la ola reaccionaria global y su desmantelamiento del Estado del bienestar, si no se hace lo propio con quienes promueven las mismas políticas económicas en el propio Estado. Combatir a la extrema derecha debería empezar por casa.

Un día después del apagón, apenas unas horas después de restablecerse el suministro eléctrico en casi toda España, el BBVA presentó su cuenta de resultados: 2.698 millones de euros de beneficios en el primer trimestre.

Dos días después, el Banco Santander, en la misma línea, obtuvo 3.402 millones hasta marzo. CaixaBank, por su parte, cerró el primer trimestre con un beneficio neto atribuido de 1.470 millones de euros.

Un buque de activistas con ayuda para Gaza fue atacado con drones en aguas territoriales de Malta.

Israel, que ha asaltado en otras cercanas ocasiones, guarda silencio. El ataque no causó heridos, pero obligó a la tripulación a emitir una petición general de auxilio. El barco, cuyo objetivo era llevar ayuda vital a Gaza, se encontraba anclado “en la zona contigua, junto al límite de las aguas territoriales de Malta, una zona donde la Convención sobre el Derecho del Mar reconoce la libertad de navegación.

En un comunicado, el colectivo Juristas por Palestina denunció que “este acto de violencia, presuntamente estatal, de Israel, constituye una flagrante violación del Derecho Internacional, en particular del Derecho de los derechos humanos, el Derecho del Mar y el Derecho Internacional Humanitario”.

¿Qué nos está pasando como sociedad, que ante hechos como estos no estamos todos y todas en las calles, obligando al Gobierno a cambiar sus políticas y a dejar de mirar hacia otro lado frente a un genocidio tan atroz como lo fueron los campos de concentración nazis?

Lo que nos está pasando como sociedad es que estamos siendo adormecidos, desmovilizados y sistemáticamente despolitizados por un sistema que combina espectáculo, miedo y precariedad. La brutalidad del genocidio en Gaza, la obscenidad de los beneficios multimillonarios de la banca en medio del sufrimiento social y el cinismo de destinar miles de millones a la guerra mientras se recortan derechos sociales o se normaliza la desigualdad no generan una reacción proporcional, porque vivimos en un contexto donde el poder ha aprendido a neutralizar la indignación.

¿Dónde están las calles llenas? No es por falta de motivos. Es porque los canales de protesta están obstruidos y porque muchas dirigencias sindicales y políticas han sido domesticadas. Mientras los sindicatos mayoritarios prefieren hablar de Putin antes que señalar con nombre y apellido a los verdaderos oligarcas locales (Botín, Ortega, Pérez…), el gobierno, que se dice progresista, alimenta la industria militar y guarda silencio ante crímenes de lesa humanidad como los cometidos por Israel.

El problema no es la falta de información. Sabemos lo que pasa.

Lo que falla es el vínculo entre esa conciencia y la acción colectiva. Y eso tiene responsables: partidos que llaman a la calma, medios que fabrican indiferencia y una clase política y social, que ha hecho de la gestión su excusa para no enfrentarse al poder económico ni al imperialismo.

¿Qué más tiene que pasar para que entendamos que este modelo no se reforma, se confronta?

1. Acciones concretas y formas de movilización que podríamos (y deberíamos) poner en marcha desde abajo, sin esperar permiso ni liderazgo de quienes ya han demostrado su comodidad con el statu quo:

. Exigir al gobierno español el fin inmediato de relaciones militares y diplomáticas con Israel.
. Rechazar el incremento del gasto militar: ni un euro más para la guerra mientras hay pobreza en las calles.
. Organizarnos desde la base la clase trabajadora en colectivos, organizaciones sindicales de clase, movimientos estudiantiles, asociaciones vecinales.
Con un mensaje claro: si el gobierno no para el genocidio, paremos el país.

2. Campañas de desinversión y boicot:

. Contra bancos como BBVA, Santander, CaixaBank que financian armamento o se lucran con la pobreza.
. Señalar a las empresas y magnates locales que están detrás de la acumulación obscena de riqueza.
. Boicot activo a marcas ligadas a Israel, con campañas visibles, sostenidas, y basadas en datos.
. Que los responsables políticos no puedan hacer vida normal mientras avalan crímenes internacionales.
. Reivindicar una ruptura real con la hipocresía institucional.

3. Redes ciudadanas de acción directa:

. Crear asambleas locales de respuesta rápida: listas de contacto, formación legal, coordinación de
protestas.
. Que la respuesta a los crímenes de Estado no dependa de la voluntad de las cúpulas sindicales o
partidarias.
. Difundir información alternativa para combatir la propaganda mediática de guerra y normalización.

4. Renovación del lenguaje político y la cultura militante:

. Llamar a las cosas por su nombre: genocidio, apartheid, complicidad empresarial, colonialismo, oligarquía,
gasto en armamentos a costa de reducción de inversión en servicios públicos.
. Recuperar la noción de enemigo de clase. Basta de fingir que los Ortega o los Pérez son simplemente
“empresarios exitosos”.
. Politizar lo cotidiano: las subidas del alquiler, la factura de la luz, el transporte público… todo está
conectado con las élites que mandan.

Nada de esto es fácil, pero la historia cambia cuando dejamos de esperar que otros lo hagan por nosotros. ¡Gobierne quien gobierne los servicios públicos, los derechos y las pensiones públicas se defienden!

Comisión de Comunicación de COESPE
Mayo de 2025.

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