Chile. El “testigo” Chadwick o cómo el ministro del Interior logró sacudirse del caso Catrillanca
Para la familia de Camilo Catrillanca, asesinado el 14 de noviembre de 2018 por Carabineros en Ercilla, el hilo se está cortando por lo más delgado si se trata de hablar de las responsabilidades por el crimen del comunero mapuche. Luego de conocerse que la Fiscalía está pidiendo 15 años de prisión para el sargento (r) Carlos Alarcón, autor de los disparos que terminaron con la vida del joven de 24 años, y que al ministro del Interior Andrés Chadwick se le llamará a declarar durante el juicio solo en calidad de testigo, el padre de Camilo fue categórico en su rechazo a esta decisión: “Tiene que ser en calidad de imputado”.
En conversación con Radio Universidad de Chile, junto con plantear que consideran insuficientes los 15 años pedidos por el Ministerio Público para Alarcón, Marcelo Catrillanca sostuvo que “el ministro del Interior tiene una participación directa”. En ese sentido, el padre del comunero señaló que cuando el secretario de Estado “viene a la comuna de Ercilla y se entrevista con el alcalde, viene prácticamente a decirle a los carabineros que tiene que haber resultados, y ¿cuál fue el resultado?, pues la muerte de Camilo Catrillanca. Por lo tanto, nosotros vamos a insistir y vamos a pedirle al abogado que Chadwick no tiene que declarar en calidad de testigo, sino que debe ser imputado”.
Y es que aun cuando han transcurrido ya 6 meses del asesinato del joven mapuche, la postura de que el rol del ministro del Interior va mucho más allá que el de un simple “testigo” del crimen, no pierde fuerza.
De lo político al “delito común”
No bien conocido el homicidio del comunero, un nombre comenzó a circular rápidamente en torno al caso, el del llamado Comando Jungla. Un grupo táctico de Carabineros preparado en Colombia y Estados Unidos para enfrentar principalmente el conflicto del Estado con el pueblo mapuche en la Región de La Araucanía. Aun cuando existían registros de prensa del anuncio de la creación de este aparato represor, el Gobierno optó por negar primero su existencia y luego -tras conocerse documentos oficiales que confirmaban el nombre de Comando Jungla- por “aclarar” que quienes participaron del operativo policial no recibieron la aludida instrucción en el extranjero. En palabras simples, la estrategia fue instalar la idea de que se trató simplemente de miembros del G.O.P.E de Carabineros.
Sin embargo, y en sintonía con lo expuesto por Marcelo Catrillanca, la reflexión apuntaba más allá de la existencia o no del aludido “Comando”, pues tenía que ver con entender que el asesinato de Camilo Catrillanca fue una consecuencia por responder con militarización a un conflicto que pide a gritos ser resuelto desde lo político. Los videos del operativo difundidos posteriormente dieron cuenta de qué es lo que ocurre cuando se arma hasta los dientes a un grupo de policías para enviarlos a la “jungla” a perseguir a los supuestos responsables de un delito común y corriente como es el robo de un automóvil particular.
Junto con negar la participación del Comando Jungla en el homicidio, Chadwick además accionó rápidamente para mover el foco de la noticia desde lo político hacia lo meramente policial. “Estos son hechos que tuvieron su origen en un delito común y no tiene que ver con el conflicto mapuche”, salió a decir ante los medios. Una afirmación que pasaría a formar parte de la lista de tergiversaciones realizadas por el secretario de Estado -y frente a las cuales no ha respondido- debido a que no está acreditada la participación de Camilo Catrillanca en el supuesto robo de un vehículo a un grupo de profesoras en la comuna de Ercilla, delito que habría dado origen al operativo del G.O.P.E que terminó con su existencia.
Chadwick, la “víctima”
Una de las mentiras más groseras que rodeó el caso del asesinato de Camilo Catrillanca fue la supuesta inexistencia de registros audiovisuales del operativo que acabó con su vida. Fue el entonces general director de Carabineros, Hermes Soto, quien aproximadamente una semana después del crimen relató ante la Comisión de Seguridad Ciudadana de la Cámara de Diputados que el funcionario policial que portaba supuestamente la única cámara GoPro aquel 14 de noviembre, había manifestado a su mando superior que simplemente había roto la tarjeta del aparto porque esta contenía imágenes que lo comprometían en lo personal y familiar.
¿Qué dijo Chadwick ante este argumento? Frente a la Comisión Conjunta de Seguridad y Derechos Humanos de la Cámara el ministro del Interior optó por sentarse en el lugar de las víctimas, emitiendo una “sentida” declaración, la que además sería interpretada como un acto de insensibilidad que relevaría una preocupación mayor por lo material antes que por lo humano. “Estoy día y noche trabajando para que haya justicia en este caso. Cómo me gustaría que no hubiera ocurrido nunca, cómo no me va a doler, cómo no me va a irritar, que esa cámara se haya mal utilizado y se haya roto su tarjeta, si la compramos desde el Ministerio”, señaló el secretario de Estado.
Lo que vino luego fue el paso final del primo del Presidente Sebastián Piñera para trasladarse a la vereda opuesta a la de los victimarios, presentando una querella contra los cuatro ex policías involucrados en el crimen, y colocando para ello al frente a un emblemático jurista de la derecha, el abogado Luis Hermosilla.
Casi un mes después, el 19 de diciembre de 2018, CIPER Chile revelaría en exclusiva tres videos en donde se podía apreciar casi por completo la persecución a Camilo Catrillanca por parte de los efectivos de Carabineros y el baleo que terminó con su vida. Se confirmaba así que el comunero mapuche jamás había disparado en contra del policía que lo tiroteo fatalmente y desde la oposición al Gobierno y organizaciones de Derechos Humanos la demanda era una sola: Chadwick tenía que renunciar.
Pero aquello no ocurrió. Andrés Chadwick continuó a la cabeza de Ministerio del Interior y quien cayó a raíz de la difusión de los videos fue el entonces general director de Carabineros, Hermes Soto.
La excusa de la “interferencia”
No obstante, al primo del Presidente Piñera le quedaba todavía un escollo que sortear una vez conocido que el joven comunero no iba armado al momento de ser acribillado por el sargento (r) de Carabineros Carlos Alarcón.
A inicios de enero de 2019, aproximadamente un mes y medio después del crimen, el medio de comunicación Interferencia dio a conocer que no bien transcurridas dos horas del asesinato, el primer oficial de mayor rango que llegó al lugar del crimen, el general (r) Mauro Victtoriano, le informó al ministro del Interior que Camilo Catrillanca estaba desarmado al momento del mortal ataque y que no hubo fuego cruzado cuando fue tiroteado.
Difundido este trascendental antecedente, la conclusión en la oposición se volvió a repetir: Chadwick le había mentido a todo el país y ahora sí debía renunciar. No obstante, el ministro del Interior tenía una insólita carta bajo la manga para hacer frente a las críticas. El secretario de Estado aseguró a la propia Fiscalía que durante el contacto telefónico con Victtoriano “la comunicación era muy difícil y logré entenderle que ya se estaba retirando del lugar, pero no obtuve mayores detalles pues las comunicaciones eran muy dificultosas, se cortaba y se escuchaba mucho ruido”.
En otras palabras, una “interferencia” le habría impedido enterarse de uno de los antecedentes más importantes del caso de mayor relevancia pública del último tiempo en el conflicto del Estado con el pueblo mapuche.
Tras una evidente sobreexposición y la amenaza de una acusación constitucional que nunca prosperó, Chadwick desapareció de escena, no renunció, se tomó vacaciones y solo las interrumpió para ponerse al frente de las acciones del Gobierno por los incendios que en febrero de este año azotaron a la Región del Bío Bío. Ahora, el juicio por el crimen de Camilo Catrillanca lo obligará nuevamente a referirse públicamente al caso que para muchos lo ha logrado hacer caminar por la cornisa política durante gran parte de su gestión como ministro del Interior del segundo gobierno de Sebastián Piñera. Para muchos, probablemente esta sea la última posibilidad para verlo caer desde allí.
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