Caso Palau: sinfonía de un mal mayor (cast/cat)
Toccata y fuga es una de las piezas más emblemáticas de Johan Sebastian Bach, utilizada entre otros en el largometraje Sunset Boulevard , un clásico del cine negro norteamericano que mezcla thriller, drama y humor. La melodía serviría como banda sonora para interpretar la trama de corrupción que los responsables del Palau de la Música urdieron durante diez años con el objetivo de engordar sus bolsillos y financiar la antigua Convergencia Democrática de Cataluña (CDC).
La sentencia del caso Palau, conocida ayer lunes, es concluyente: entre el año 2000 y el 2009, la histórica institución cultural sirvió para desviar a la formación nacionalista comisiones ilícitas provenientes de la constructora Ferrovial Agroman SA. En total, esta empresa abonó el Palau 17,91 millones de euros, el 4% por cada obra pública adjudicada desde los despachos de la Generalitat, de los cuales el 1,5% fueron a parar a los entonces responsables de la entidad, Fèlix Millet y su mano derecha, Jordi Montull, y el resto, el 2,5%, el equivalente a 6.676.105 euros, a CDC.
Según detalla el auto, el partido les cobró mediante cheques al portador, facturas falsas o en «aparentes convenios de colaboración con la Fundación Trias Fargas (después Fundación CatDem), vinculada a la formación». El encargado de cerrar las operaciones era Daniel Osàcar, ex tesorero del partido, que recibía de Millet y Montull el cobro de las partidas previamente apalabradas.
Por estos hechos, el presidente del Palau ha sido condenado a 9 años y ocho meses de prisión, su mano derecha a 7 años y seis meses, Osàcar a cuatro años y cinco meses ya una multa de 3,8 millones de euros para tráfico de influencias, mientras que en la ex directora financiera del Palau, Gemma Montull, se le ha impuesto cuatro años y medio de condena. Sólo la ex directora general de la entidad, Rosa Garcian, y los dos directivos de Ferrovial acusados en la trama, Pedro Buenaventura y Juan Elizaga, han sido absueltos, si bien, tal y como indica el fiscal del caso, Emilio Sánchez Ulled, «a través de todas estas personas se forjó un pacto criminal estable entre el Palau de la Música, Convergencia Democrática y Ferrovial».
sistema corrupto
La sentencia del caso Palau obliga a la extinguida CDC a pagar 6,6 millones de euros de indemnización a las arcas del Palau de la Música, en considera probado que se pagaron comisiones ilegales por obra pública, lo que sitúa la formación -hoy rebautizada como PdCAT- como responsable civil de un delito de financiación ilegal con fines lucrativos.
No es la primera vez que un partido es condenado por financiación irregular. Con anterioridad, ya lo había sido Unión Democrática de Cataluña (UDC), el antiguo socio de Convergencia, a raíz del caso Pallerols, en la que se acreditó que había recibido «aportaciones directas» que provenían de subvenciones de la Unión Europea (el año 2013, la Audiencia de Barcelona condenó la extinta formación a asumir la responsabilidad civil en calidad de «partícipe a título lucrativo» de diversas cantidades); y el PSC-PSOE en el marco del caso Filesa, por el que el ex senador Josep Maria Sala y el ex diputado Carlos Navarro ingresaron en prisión en 1997 por haber financiado il·legalament las campañas del PSOE de 1989 con comisiones obtenidas a cambio de inflar contratos públicos.
A estas alturas, también el Partido Popular está inmerso en numerosas causas torno al supuesta financiación irregular que se derivaría de la trama Gürtel, por la que están involucrados el antiguo tesorero y ex senador, Luis Barcenas, y decenas de dirigentes que han ostentado cargos de responsabilidad en la esfera pública.
El caso Palau, pero, adopta un significado que va más allá del mismo dictamen de los tribunales. No sólo porque certifica el modus operandi con el que los grandes partidos han lucrado con dinero público. Según la acusación popular, representada por la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB), confirma las sospechas que se cernían en torno la etapa pujolista y que, hace 13 años, el ex presidente Pasqual Maragall elevó en sede parlamentaria cuando , dirigiéndose a Artur Mas, entonces líderes de CiU, le soltó: «ustedes tienen un problema y se llama 3%».
La aseveración de Maragall, que quedó enterrada en el polvo de la memoria, indicaba el alcance del saqueo que ha permitido Convergencia actuar fuera de la ley para dominar el mostrador político durante buena parte del período autonómico. «Todos sabíamos que el emperador estaba desnudo, y ahora ha quedado demostrado», afirma Alex Solà, abogado de la FAVB en el caso Palau.
Sombras en la platea
La sentencia, que los condenados piensan recurrir, pone luz a una realidad de la que todo el mundo tenía indicios de que algunos de sus protagonistas ya se habían referido en confesiones cruzadas. Uno de ellos, el mismo fundador de CDC y ex presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, cuando a propósito de la causa insinuó que «si entramos por aquí, saldremos mal», al tiempo que, durante su paso por la comisión que tuvo lugar en el Parlamento sobre corrupción y fraude fiscal en 2009, insistía: «Si se corta una rama, el árbol entero puede caer». La otra confesión había venido del mismo Fèlix Millet, que en unas declaraciones reproducidas en el libro El Oasis Catalán (Planeta, 2001), afirmó: «Somos unas cuatrocientas personas y nos encuentran en el Palau, el Liceo, en el núcleo familiar y coincidimos en muchos lugares, seamos parientes o no».
El caso Palau retrata una época donde las élites lucraron mutuamente a costa del erario público, aprovechando argucias más o menos refinadas y un marco de impunidad que les hacía intocables. Con la sentencia cae un símbolo que políticamente ya había quedado metabolizado, pero también abre la caja de pandora para saber mucho más. Porque, según Sánchez Ulled y la acusación popular, el auto del juez no llega hasta el fondo de la cuestión: ¿cuáles fueron los responsables políticos del expolio.
Al ritmo de ‘Toccata y fuga’, pues, se cierra una opereta que ha tardado ocho años y medio a dirimirse. Ahora veremos si es el final de una pesadilla o el inicio de otras piezas que podrían explicar mucho más sobre la corrupción en Cataluña.
Cas Palau: simfonia d’un mal major
Toccata i fuga és una de les peces més emblemàtiques de Johan Sebastian Bach, utilitzada entre d’altres al llargmetratge Sunset Boulevard, un clàssic del cinema negre nord-americà que barreja thriller, drama i humor. La melodia serviria com a banda sonora per interpretar la trama de corrupció que els responsables del Palau de la Música van ordir durant deu anys amb l’objectiu d’engreixar les seves butxaques i finançar l’antiga Convergència Democràtica de Catalunya (CDC).
La sentència del cas Palau, coneguda ahir dilluns, és concloent: entre l’any 2000 i el 2009, la històrica institució cultural va servir per desviar a la formació nacionalista comissions il·lícites provinents de la constructora Ferrovial Agroman SA. En total, aquesta empresa va abonar al Palau 17,91 milions d’euros, el 4% per cada obra pública adjudicada des dels despatxos de la Generalitat, dels quals l’1,5% van anar a parar als aleshores responsables de l’entitat, Fèlix Millet i la seva mà dreta, Jordi Montull, i la resta, el 2,5%, l’equivalent a 6.676.105 euros, a CDC.
Segons detalla l’auto, el partit els va cobrar mitjançant xecs al portador, factures falses o en «aparents convenis de col·laboració amb la Fundació Trias Fargas (després Fundació CatDem), vinculada a la formació». L’encarregat de tancar les operacions era Daniel Osàcar, l’extresorer del partit, que rebia de Millet i Montull el cobrament de les partides prèviament aparaulades.
Per aquests fets, el president del Palau ha estat condemnat a 9 anys i vuit mesos de presó, la seva mà dreta a 7 anys i sis mesos, Osàcar a quatre anys i cinc mesos i a una multa de 3,8 milions d’euros per tràfic d’influències, mentre que a l’exdirectora financera del Palau, Gemma Montull, se li ha imposat quatre anys i mig de condemna. Només l’exdirectora general de l’entitat, Rosa Garciano, i els dos directius de Ferrovial acusats en la trama, Pedro Buenaventura i Juan Elizaga, han estat absolts, per bé que, tal com indica el fiscal del cas, Emilio Sánchez Ulled, «a través de totes aquestes persones es va forjar un pacte criminal estable entre el Palau de la Música, Convergència Democràtica i Ferrovial».
Sistema corrupte
La sentència del cas Palau obliga a l’extingida CDC a pagar 6,6 milions d’euros d’indemnització a les arques del Palau de la Música, en considera provat que es van pagar comissions il·legals per obra pública, cosa que situa la formació –avui rebatejada com PdCAT– com a responsable civil d’un delicte de finançament il·legal amb finalitats lucratives.
No és la primera vegada que un partit és condemnat per finançament irregular. Amb anterioritat, ja ho havia estat Unió Democràtica de Catalunya (UDC), l’antic soci de Convergència, arran del cas Pallerols, en què es va acreditar que havia rebut «aportacions directes» que provenien de subvencions de la Unió Europea (l’any 2013, l’Audiència de Barcelona va condemnar l’extinta formació a assumir la responsabilitat civil en qualitat de «partícip a títol lucratiu» de diverses quantitats); i el PSC-PSOE en el marc del cas Filesa, pel qual l’exsenador Josep Maria Sala i l’exdiputat Carlos Navarro van ingressar a la presó el 1997 per haver finançat il·legalament les campanyes del PSOE de 1989 amb comissions obtingudes a canvi d’inflar contractes públics.
A hores d’ara, també el Partit Popular està immers en nombroses causes entorn del suposat finançament irregular que es derivaria de la trama Gürtel, per la qual hi estan involucrats l’antic tresorer i exsenador, Luis Barcenas, i desenes de dirigents que han ostentat càrrecs de responsabilitat a l’esfera pública.
El cas Palau, però, adopta un significat que va més enllà del mateix dictamen dels tribunals. No sols perquè certifica el modus operandi amb el qual els grans partits s’han lucrat amb diners públics. Segons l’acusació popular, representada per la Federació d’Associacions de Veïns de Barcelona (FAVB), confirma les sospites que planaven entorn l’etapa pujolista i que, ara fa 13 anys, l’expresident Pasqual Maragall va elevar en seu parlamentària quan, adreçant-se a Artur Mas, llavors líders de CiU, li va etzibar: «vostès tenen un problema i es diu 3%».
L’asseveració de Maragall, que va quedar enterrada en la pols de la memòria, indicava l’abast del saqueig que ha permès Convergència actuar fora de la llei per dominar el taulell polític durant bona part del període autonòmic. «Tots sabíem que l’emperador anava despullat, i ara ha quedat demostrat», afirma Àlex Solà, advocat de la FAVB en el cas Palau.
Ombres a la platea
La sentència, que els condemnats pensen recorre, posa llum a una realitat de la qual tothom tenia indicis i que alguns dels seus protagonistes ja s’hi havien referit en confessions creuades. Un d’ells, el mateix fundador de CDC i expresident de la Generalitat, Jordi Pujol, quan a propòsit de la causa va insinuar que «si entrem per aquí, sortirem malament», alhora que, durant el seu pas per la comissió que va tenir lloc al Parlament sobre corrupció i frau fiscal l’any 2009, insistia: «Si es talla una branca, l’arbre sencer pot caure». L’altra confessió havia vingut del mateix Fèlix Millet, que en unes declaracions reproduïdes en el llibre L’Oasi Català (Planeta, 2001), va afirmar: «Som unes quatre-centes persones i ens troben al Palau, al Liceu, en el nucli familiar i coincidim en molts llocs, siguem parents o no».
El cas Palau retrata una època on les elits van lucrar-se mútuament a costa de l’erari públic, aprofitant argúcies més o menys refinades i un marc d’impunitat que els feia intocables. Amb la sentència cau un símbol que políticament ja havia quedat metabolitzat, però també obre la caixa de pandora per saber-ne molt més. Perquè, segons Sánchez Ulled i l’acusació popular, l’auto del jutge no arriba fins al fons de la qüestió: quins van ser els responsables polítics de l’espoli.
Al ritme de ‘Toccata i fuga’, doncs, es tanca una opereta que ha trigat vuit anys i mig a dirimir-se. Ara veurem si és el final d’un malson o l’inici d’altres peces que podrien explicar molt més sobre la corrupció a Catalunya.