
Carta abierta Ramón Cotarelo
      Me ceñiré a los puntos que enumeras en tu Respuesta:
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Una cosa es condenar el uso de la violencia en un Estado democrático y otra muy distinta condenar a ETA y solamente a ETA. Yo no soy partidario de la fórmula condenatoria y lo he argumentado en diversos artículos; pero aun en el supuesto de que aceptara dicha fórmula, me negaría a condenar aquello y solo aquello que el poder quiere que se condene, y no necesariamente por afinidad con el hecho o la organización a condenar. Tras algunas aclaraciones previas (te invito a leer, por ejemplo, mi reciente artículo Ni ETA ni E.T.), yo podría “condenar” globalmente el franquismo; pero si alguien me exigiera que condenara a Fuerza Nueva y solo a Fuerza Nueva, me negaría en redondo. ¿Por qué? Porque no admito que nadie me diga a quién, en concreto, tengo que condenar, y, sobre todo, porque condenar a FN y a nadie más equivaldría a decir que FN es nuestro único o nuestro principal problema.
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Yo he visto tu réplica en Insurgente, y te he leído a menudo en la prensa impresa. Si tú has leído algo mío en lo que va de siglo (aparte de mis columnas científicas de Público), solo puede haber sido en Gara o en algunos periódicos digitales, porque todas las demás puertas me han sido cerradas. Y, en cualquier caso, somos muchos y muchas, en la izquierda extraparlamentaria, los que queremos que se puedan expresar todas las opiniones, incluso las de quienes nos atacan. Lo único inadmisible son las mentiras y las calumnias; como, por ejemplo, que alguien me llame correveidile de pistoleros.
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Efectivamente, quienes defienden lo que defiende II-SP no llevan escolta. Pero no porque no la necesiten. A los miles de secuestrados y torturados (más unos cuantos asesinados) anualmente por el terrorismo de Estado y por las organizaciones de extrema derecha no les habría venido mal un poco de protección.
      Dices que te han llamado rata. No he leído ningún texto en el que te llamaran tal cosa; pero como en mi artículo Cotarelo es un valiente aparece la palabra “rata”, podría ser que te refirieras a él. Pecaré de ingenuo antes que de injusto una vez y te explicaré el uso del condicional, que un reputado profesor debería conocer. Lo que yo digo, y lo repito, es que si haces tus acusaciones a sabiendas de que carecen de fundamento, eres una rata de la misma raza que las que infestan las cloacas del poder; y si de buena fe piensas que tus acusaciones son fundadas (y esto no es pura retórica, pues no excluyo dicha posibilidad), entonces el ingenuo eres tú. Y además de ingenuo, valiente; porque si los de II-SP fuéramos realmente como crees o dices creer que somos, lo tendrías crudo. Por suerte para ti (y para Rosa Díez, Fernando Savater y un largo etcétera), nuestro rechazo de la violencia como instrumento político es tan sincero como nuestra negativa a condenar aquello y solo aquello que al poder le interesa que se condene.