Byung-Chul Han

 

Esta semana pasada conocimos que el filósofo coreano afincado en Alemania como profesor en Múnich y en Friburgo le ha sido concedido el premio PRINCESA DE ASTURIAS de humanidades.

Han es un profundo analista de la sociedad el siglo XXI en comparación de la sociedad en la que nosotros crecimos y nos educamos. “Aquella sociedad hace tiempo que ha sido desbancada y ya es una sociedad totalmente distinta, que consta de gimnasios, edificios de oficinas, bancos, aeropuertos, centros comerciales y laboratorios genéticos. Hoy las personas son sujetos forzados a aportar rendimiento y a maximizar la producción y por tanto se ven abocados al consumo desenfrenado”.

Cuando vemos y sufrimos que nuestros hijos son esclavos del trabajo y que hasta la convivencia familiar se subordina a su trabajo, nos damos cuenta de que todas sus actividades humanas se rebajan al nivel del trabajo, produciéndoles un enervante estrés. Esta subordinación de toda la actividad humana a la producción impide una vida reflexiva, una vida comprometida social y políticamente. Ya no es una pesca con una caña, sino un potente navío con redes de arrastre.

Y aparecen los sentimientos reprimidos como la depresión, la angustia y la tristeza. El propio “pensar” queda fuera de la red inmunológica de los anticuerpos naturales.

La sociedad del rendimiento se está convirtiendo, poco a poco, en una sociedad del dopaje y se oculta la realidad con el calificativo “mejora neuronal”. En la sociedad de la productividad y del rendimiento el dopaje se hace imprescindible. “Cansancios como estos se tornan violentos y destruyen la comunidad incluso el mismo lenguaje:” Ese tipo de cansancio, que los deja a veces sin habla, les empuja hacia la violencia. “Acaso solo sea a una violencia reflejada en una mirada que deforma al otro”.

Y finaliza sus reflexiones con frases como esta: ”Hoy todo se somete al capital. Lifetime value significa la suma de valores que pueden obtener de una persona tomada como cliente y se comercializan todos los momentos de su vida. Este mundo se ha transformado en unos grandísimos almacenes. Todo lo festivo se ha perdido. Todo lo que hoy se llama consumo colaborativo nos convierte a todos en vendedores en busca de clientes. Parece que lo tengamos todo, pero nos falta lo esencial la voz, el habla, la capacidad de asombro”.

Nosaltres no som d’eixe món” nuestras relaciones humanas son la solidaridad, la justicia social y el hermanamiento con toda la clase trabajadora. Nuestro pensamiento va a contracorriente. Nuestro pensamiento se convierte en salvífico de nuestros hijos y nietos. Los queremos para que vivan, no para que los conviertan en productores presionados y con un cansancio permanente.

La narración impuesta de lo que sea esta sociedad de acumulación capitalista, no es nuestra narración. La riqueza que genera el trabajo digno ha de ser repartida y provocadora de relaciones de respeto. La moral capitalista de superproducción y de acumulación solo será puesta en tela de juicio por la mayoría democrática de conciencias trabajadoras que paren la acumulación y potencien la dignidad de todas las personas; porque nuestro mensaje no sólo es un reivindicación, es un grito tendente a la desesperación porque nos están arrebatando nuestra condición de personas.

Para finalizar: resulta muy curioso que desde el “stablisment” se premie a uno de los pensadores más incisivos contra el capitalismo actual. Estos “pegotes” quedan muy bien como propaganda, pero su escarnio continuará y después buscarán otros símbolos que vistan sus elegantes trajes y sombreros, mientras… la explotación entierra a los trabajadores como los cercanos mineros de Asturias que perdieron la vida a causa de continuada y exacerbada inhumanidad represiva.

Levantemos el puño para gritar por los mineros sepultados por el grisú y por toda la clase trabajadora que: BASTA YA, NI UN PASO ATRÁS!

Prudenci Vidal Marcos

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