Por Rafael Zilio
Llevan más de 15 días desde que la Secretaría de Educación del Estado de Pará (SEDUC), en la Amazonía brasileña, está ocupada por indígenas de diferentes pueblos con el apoyo de quilombolas y profesores en general.
Entre las principales reivindicaciones de la movilización se encuentra la revocación de la Ley estatal 10820 de 2024 y la destitución del actual Secretario de Educación, Rossieli Soares. Dicha ley ataca frontalmente la carrera de los docentes y, sobre todo, permite la oferta de clases remotas, vía televisión, para las comunidades más alejadas de los centros urbanos. Esta maniobra del gobernador de Pará, Helder Barbalho, está vinculada a un acuerdo firmado para el suministro de internet vía satélite con la empresa estadounidense Starlink, propiedad del multimillonario Elon Musk, que ya provee antenas de internet rápido a diversas mineras ilegales en toda la Amazonía brasileña.
Fue el 14 de enero cuando el primer grupo de indígenas procedentes de la región del bajo río Tapajós, en los municipios de Santarém, Belterra y Aveiro (oeste de Pará), inició la ocupación de la Secretaría de Educación en Belém, capital del estado. Belém, no olvidemos, será la sede de la edición 2025 de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30), oportunidad que el gobernador Helder Barbalho aprovecha para vender una imagen de preocupación por los problemas ambientales, mientras continúa fomentando el avance de la megaminería y el agronegocio, además de cerrar acuerdos turbios en el Norte Global para vender créditos de carbono sobre territorios de pueblos indígenas que ni siquiera fueron consultados. Además de la ocupación en la capital, los pueblos indígenas también están ocupando y bloqueando importantes carreteras como la BR-163 en Belterra, una vía que es el principal corredor de exportación de commodities de Brasil, especialmente soja y maíz.
Los pueblos originarios de la Amazonía brasileña han demostrado en las últimas décadas, especialmente en los últimos 10 años, una notable fuerza de movilización con diversas acciones directas. Ocupaciones, marchas y movilizaciones asociadas a experiencias autónomas de autodemarcación de sus tierras contrastan con el estado actual de cosas en la política institucional brasileña, dominada por la conciliación de clases y lo que algunos denominan “social-liberalismo” liderado por el Partido de los Trabajadores (PT).
Ni siquiera la creación de un Ministerio de los Pueblos Indígenas por el actual gobierno de Lula ha disminuido su capacidad de movilización; por el contrario, la ocupación de la SEDUC y de las carreteras del interior de Pará está mostrando el desajuste entre los indígenas y el Estado, así como la postura crítica de los pueblos en movimiento hacia sus propios parientes que ocupan cargos en la burocracia estatal. Además, es necesario destacar que la mayoría de las lideresas más combativas son mujeres. En la línea de frente, nombres como Auricelia Arapiun, Luana Kumaruara y Alessandra Korap Munduruku son referentes en la crítica al Estado y al capital. Ellas expresan el espíritu de lucha de los pueblos amazónicos al gritar “fuera Rossieli, fuera Helder, no habrá COP”.
Este 2025, el año de la COP en la Amazonía, promete ser de mucha lucha. Sigamos atentos.
* Rafael Zilio. Investiga y colabora con pueblos indígenas en la Amazonía brasileña, principalmente en procesos de autodemarcación de territorios. Militante del Colectivo Anarquista Tapajoara (CATA) y profesor de Geografía en la Universidad Federal del Oeste de Pará, en Santarém, Brasil.
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