Brasil. ¿Cómo enfrentar una de las mayores concentraciones de tierra del mundo?
El Dossier 27 del Instituto Tricontinental aborda la situación actual de la lucha por la tierra en Brasil y el debate sobre la reforma agraria popular.
Brasil es uno de los países con mayor concentración de tierras del mundo y donde están los mayores latifundios. Concentración e improductividad poseen raíces históricas que establecieron la base de la desigualdad social del país que perdura hasta los días actuales.
La alta concentración de tierra lleva consigo consecuencias políticas, económicas, sociales y ambientales. Al final, las relaciones con la tierra son fundamentales para el desarrollo de un país. Cuando se habla de tierra se habla de personas, de control de los bienes de la naturaleza, de desarrollo económico, social y cultural; la tierra es la expresión de una sociedad.
En ese sentido, el dossier 27 “Reforma Agraria Popular y la lucha por la tierra en Brasil”, del Instituto Tricontinental de Investigación Social, presenta la situación actual de la lucha por la tierra en el país, que tiene como centro la disputa por el modelo agrícola entre el agronegocio y la agroecología. La alternativa al modelo hegemónico del capital en la agricultura pasa, con todo, por la realización de la reforma agraria popular, un concepto de reorganización agraria que va mucho más allá de la democratización del acceso a la tierra e incorpora los paradigmas de una nueva concepción de agricultura.
Además del debate en torno a la reforma agraria popular, que inaugura una nueva estrategia de lucha contra el agronegocio, el dossier 27 también hace un breve recuento de la historia de la lucha por la tierra en Brasil y presenta la experiencia concreta de un asentamiento de la Reforma Agraria construido por el Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), que ayuda a ilustrar lo que es en la práctica un territorio con otra concepción agrícola.
Para André Cardoso, coordinador de la oficina en Brasil del Tricontinental, el debate de la reforma agraria nunca fue tan urgente y necesario para enfrentar las diversas dimensiones de la crisis que asola a la humanidad. “Hablar de reforma agraria popular pasa por el debate del hambre, que afecta a 820 millones de personas por el mundo, ya que el agronegocio considera a los alimentos solo como una mercadería; pasa por el debate del crecimiento de los grandes centros urbanos y sus consecuencias, como vivienda, movilidad y empleo; trae el debate del clima, de la preservación del medio ambiente y del envenenamiento del suelo, de las aguas y de los alimentos. O sea, la reforma agraria popular y la agroecología son lo más moderno que hay para el desarrollo de la agricultura mundial”.
Accede aquí al último Dossier del Instituto Tricontinental «Reforma Agraria Popular y lucha por la tierra en Brasil»
Información clave del dossier: El último Censo Agropecuario del país, realizado en 2017, demuestra que la concentración de la tierra en manos de una pequeña minoría ha aumentado: cerca del 1% de los propietarios de tierra controlan casi el 50% del área rural del país.
Las propiedades con áreas menores a 10 hectáreas (cada hectárea equivale a una cancha de fútbol) representan la mitad de las propiedades rurales, pero controlan apenas el 2% del área total. En otras palabras, la mayoría de las propiedades son enormes y están en manos de una pequeña minoría – la élite terrateniente.
Hoy en día, la agricultura en el Brasil está dominada por el agronegocio, que controla enormes extensiones de tierra cultivadas sobre la base de los principios del monocultivo. Este modelo envenena la naturaleza, las personas y los animales con grandes cantidades de pesticidas y agroquímicos, lo que ha hecho que el Brasil se convierta en el mayor consumidor mundial de venenos agrícolas.
La producción agrícola en el modelo del agronegocio se centra en la producción de commodities para la exportación y no en el consumo interno.
En 1984, el Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) surgió de las experiencias de resistencia a la dictadura cívico-militar (1964-1985) y a los latifundistas. El MST tiene tres objetivos centrales: la lucha por la tierra, la reforma agraria y la transformación social.
A través de las ocupaciones de tierra, el MST cuestiona la forma en que la tierra como propiedad privada se utiliza para privar de derechos a la mayoría de la sociedad y denuncia el hecho de que la tierra no está cumpliendo una «función social» como lo prescribe la Constitución de 1988. Legalmente, toda propiedad debe cumplir ciertos criterios, como que sea productiva, que respete las normas ambientales y que se ajuste a la legislación laboral. Si no se cumplen estos criterios, la tierra puede ser expropiada para la reforma agraria. En el marco de la lucha dirigida por el MST, unas 350.000 familias han obtenido tierras y otras 80.000 familias viven en campamentos repartidos por todo el país que siguen luchando por legalizar sus tierras.
El modelo de reforma agraria popular promovido por el MST desarrolla agroindustrias en el campo para agregar valor a la producción. Las agroindustrias están bajo el control de cooperativas de trabajadorxs que viven en los asentamientos. Este enfoque desarrolla un modelo económico que distribuye los ingresos y que permite a la gente permanecer en el campo en lugar de ser expulsada a las zonas urbanas. Este modelo también busca modificar las relaciones sociales -como reconstruir las relaciones de género y confrontar el machismo y la homofobia- y exige el acceso a todos los niveles de educación en las zonas rurales.
El Instituto Tricontinental de Investigación Social es una institución interregional impulsada por movimientos y organizaciones populares de Asia, África y América Latina. Se propone ser un punto de apoyo y enlace entre la producción académica y los movimientos políticos y sociales a fin de promover el pensamiento crítico y estimular debates e investigaciones con una perspectiva emancipatoria desde el Sur Global.
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