Bomberas y bomberos forestales dicen NO a las pruebas excluyentes

 

Mientras un grupo de bomberas y bomberos forestales de las BRIF se preparan para viajar a Chile con la intención de colaborar con la emergencia de incendios forestales que azota el país sudamericano, el resto de componentes de las Brigadas de Refuerzo en Incendios Forestales están mostrando su rechazo a las pruebas excluyentes que deben pasar todos los años. «Se nos realizan anualmente una serie de pruebas tanto médicas como de esfuerzo físico, en las cuales, se nos evalúa nuestra condición física. En nuestra profesión se nos realiza el mayor número de pruebas médicas posibles debido a nuestras funciones, como sería; una espirometría, una prueba de tensión arterial, un electrocardiograma, etc… hasta aquí, algo común en casi todos los trabajos como es hacer un reconocimiento médico, salvo por una salvedad, si no las superamos, o lo que es lo mismo, no damos el APTO, optamos a 5 puestos por base de los llamados “segunda actividad”, siendo más de 50 bomberos y bomberas forestales por base, que una vez completas dichas plazas, el final está claro, el despido» declaran desde la sección sindical de CGT BRIF.

La realidad para los bomberos y bomberas forestales, no sólo únicamente para las BRIF, sino también para el resto de los dispositivos de incendios de las comunidades autónomas, es que nos encontramos que anualmente nos tenemos que “jugar” el puesto de trabajo con unas pruebas excluyentes que realizan las mutuas laborales que contratan las diversas empresas del estado y comunidades autónomas. Tener la tensión arterial el día del reconocimiento medico con valores diferentes a los establecidos por la empresa y la mutua, puede significar acabar en un despido. Igualmente, si el Pack-Test o comúnmente llamado “la prueba de la mochila” (que es realizar 4,800 km con 20 kilos a la espalda en menos de 45 minutos) no es superada por los bomberos y bomberas forestales, se consideran no aptas y puede acabar en despido.

Las preguntas que nos hacemos son: ¿cómo es posible que después de una vida apagando incendios forestales, con la carga física y mental que esto conlleva, nos quedemos en la calle? ¿No sería lo lógico que las mutuas laborales se encargasen de las personas no aptas como una baja laboral más, sin que esto conllevase el despido? Exigimos que las empresas como TRAGSA reubique a los bomberos y bomberas forestales en un puesto acorde a su condición física, exigimos también al estado que tome cartas en este asunto, puesto que los bomberos y bomberas forestales trabajamos para ellos y también para las comunidades autónomas, y no tener unos coeficientes reductores, o lo que es lo mismo, una edad de prejubilación acorde a nuestras funciones, nos parece indigno.

Por lo tanto, a día de hoy, exigimos unas pruebas NO excluyentes para poder tener un futuro como bomberos y bomberas forestales.

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