Beatriz Talegòn y la libertad de prensa
Los propietarios de los medios de comunicación solo reclaman la libertad de empresa, negando la libertad de prensa. Lo periodistas están obligados a escribir el guiòn oficial, sin tener ningún derecho a incluir su propio pensamiento.
Cualquier intento de opinión propia, el periodista es castigado primero con advertencias y luego con el correspondiente despido. Esto genera un intenso estrés laboral que convierte a las redacciones en un espacio de trabajadores autómatas, uniformados, que siguen a rajatabla la línea editorial impuesta -por los grandes capitales- que financian con publicidad las politicas que quieren que se difundan en la población. Las multinacionales a través de sus gobiernos prefabricados y los monopolios de la comunicación, implementan una verdadera dictadura llamada democracia. Que solo sirve como decía Lenin para cambiar cada cuatro años de dictador.
Esto lo vemos todos los días tanto en la prensa escrita como televisiva. A fuerza de repetir millones de veces el mismo discurso oficial, la población repite como loro el mismo discurso, haciéndolos propio. A veces el propio sistema deja algún espacio abierto para simular pluralidad o para generar nuevas fuerzas políticas como fue el caso de Podemos. (Tema este que es para otro debate). Lo cierto es que cuando algún analista como en el caso de Beatriz Talegòn, intenta salirse del guion oficial, comienza a sufrir todo tipo de presiones o inclusive como en este caso de amenazas.
El neoliberalismo para imponer sus políticas más agresivas- en el marco del sistema capitalista- necesita de una opinión pública uniformada y convencida de los beneficios del propio sistema. No es casual que en el Estado Español se siga votando por candidturas como las del PP, que han ganados las elecciones a través del dinero producto de la corrupción. Es el mismo dinero que financia los medios de comunicación monopólicos o los tertulianos mercenarios.
El gobierno y los que gobiernan a la sombra no pueden permitir que una analista independiente y al mismo tiempo una política mediática, se posesione públicamente por la libertad de los presos políticos catalanes e incluso que asuma el derecho de los catalanes a su autodeterminación. Por ello está sufriendo distintas presiones, agresiones verbales de sicarios de la comunicación e incluso amenazas directas. El pecado es tremendo decir
El pecado es tremendo decir tan solo lo que se piensa en el marco del ejercicio de la autentica libertad de prensa.
Ojala que muchos periodistas que sufren la mordaza y la espada de Damocles sobre su cabeza, algún día puedan como Beatriz Talegon, liberarse de la dictadura de los propietarios de los medios de comunicación y sus secuaces funcionales.
El día que los pueblos del Estado español puedan iniciar un proceso constituyente, no solo se tendrán que determinar el modelo de Estado, sino también la democratización del acceso a los medios de comunicación, que garantice la pluralidad informativa y terminar con las prácticas monopólicas.