Prensa argelina: “Sánchez ha roto de un manotazo todo el equilibrio de intereses en la región”

Todavía resulta difícil calcular la magnitud de los cambios que provocará en todo el norte de África, incluida Canarias, el giro en la política exterior española.

La prensa argelina no ha salido todavía de su asombro al constatar que ni los saharauis, ni los partidos de oposición española, ni el propio Consejo de ministros , en el que figura Unidas Podemos como patéticos convidados de piedra, ni Argelia, país clave las circunstancias que vivimos , tuvieron la menor noticia del giro de 180° que se iba a producir en relación con la política española en el norte de África . Sólo el rey de Marruecos fue el privilegiado portador del secreto, y única voz autorizada para darlo a conocer.

Por Aday Quesada para Canarias Semanal

La prensa argelina considera que el radical cambio de  postura por parte del Gobierno de España en relación a sus obligaciones internacionales con el Sáhara Occidental, “ha sido realizado a escondidas”, con alevosa nocturnidad y con el  exclusivo conocimiento del rey marroquí.

La actitud de los medios  de comunicación argelinos  ha mutado desde la incrédula sorpresa inicial, a la iracundia incontenida, después.

En los ácidos comentarios y artículos periodísticos dedicados  a este tema, uno puede  percibir que el  periodismo argelino no ha acabado de salir de su asombro al constatar  que el Rey de Marruecos es el único personaje  que ha tenido en su poder “el secreto” que rompía nada menos que con más de cuatro décadas de compromiso por parte de los sucesivos gobiernos españoles con un acuerdo suscrito solemnemente ante las Naciones Unidas.

Ni los saharauis, ni los partidos de oposición española, ni el propio Consejo de ministros español, en el que figura Unidas Podemos como patético convidado de piedra, ni Argelia, país del que tanto dependemos ahora, tuvieron la menor noticia del giro de 180°  que Sánchez le iba a imprimir a la política exterior española, que atañe al norte africano. Sólo el rey de Marruecos fue el privilegiado portador del secreto y única  voz autorizada  para hacerlo público. Como así fue.

Se trata, pues, de un acontecimiento realmente inédito  durante las últimas décadas. Este acontecimiento no ha hecho más  que  poner de manifiesto cuál es la auténtica catadura política del personaje que en estos momentos  ocupa la primera magistratura del país.

La sensación que se tiene en Argelia es que el presidente español ha roto de un irresponsable manotazo  el equilibrio de intereses que hasta ahora existía en el norte de África. Tal ruptura puede  acarrear unas consecuencias imprevisibles, si se tiene en cuenta la presencia en el área de nuevos actores, como Israel,  cuya pretensión de convertir la región en un  escenario donde dirimir sus propósitos de expansión e influencia resulta evidente.

En el curso de los próximos días  iremos publicando para nuestros lectores  aquellos artículos de la prensa argelina – un país clave en el equilibrio geopolítico del Norte de África – que nos parezcan de mayor interés .

Hoy reproducimos un artículo rubricado por el antiguo ministro y embajador de Argelia en España, Abdelazis Rahabi,  que fue publicado  por el periódico argelino TSA.

Pedro Sánchez y la ruptura del equilibrio de intereses en la región

Por Abdelazis Rahabi (*) – TSA

La última declaración de España sobre la primacía de “la autonomía” por encima de “la autodeterminación” constituye una triple ruptura en su posición sobre la cuestión saharaui y en la arquitectura de sus relaciones con el norte de África.

La primera ruptura ha supuesto el fin del consenso social y político interno que se había constituido a lo largo de los  últimos 47 años sobre la responsabilidad histórica de la España franquista en el abandono de Sakia el Hamra y el Río de Oro y el compromiso de España, derivado de la democracia de transición de apoyarse en la autodeterminación del pueblo saharaui sin privilegiar ni la autonomía ni la independencia, sino un acuerdo entre Marruecos y el Polisario en el marco de la ONU.

Incluso había invertido buenos oficios a favor de soluciones negociadas considerando con razón que la historia lo predisponía más que a Francia, Estados Unidos o Alemania a este ejercicio de intermediación entre Marruecos y el Polisario.

La segunda ruptura se produjo en 2008, bajo José Luis Rodríguez Zapatero, quien se alineó con Francia,  la autora  material del plan de autonomía de 2007.

Se había sumado a este planteamiento sin lograr, sin embargo, convencer ni a la clase política española ni a los saharauis, ni resistir la oposición de varios centenares de comités de apoyo al pueblo saharaui, especialmente activos en los municipios socialistas.

Lo que España pierde

España, a costa de romper con su posición tradicional, suscribe hoy un seguro desde Marruecos para garantizar la soberanía territorial de Ceuta y Melilla, elevando así el chantaje de los flujos migratorios organizados y el desamparo humano al rango de arma diplomática preferente en las relaciones entre Estados.

Es una apuesta arriesgada, porque ninguna entidad en el mundo es capaz de contener realmente los flujos de emigración económica en África.

Argelia, que comparte, cabe recordar, siete fronteras comunes en África y recibe diariamente desde hace 10 años más inmigrantes subsaharianos que todo el Magreb y toda Europa juntos,  nunca se ha planteado realizar operaciones de esta naturaleza totalmente contrarias a su ética y a su doctrina diplomática.

La tercera ruptura se refiere al equilibrio de intereses diplomáticos que marcarán de forma permanente y cualitativa las relaciones argelino-españolas marcadas anteriormente por la confianza y la consideración mutuas.

Al adoptar esta última posición, España, hasta ahora escuchada, consultada y respetada por todas las partes de la región, está optando por perder su estatus histórico como pivote en la búsqueda de una solución justa y duradera al conflicto del Sáhara occidental para formar parte de dicho conflicto, alineado.

Pierde así el peso que le confiere la historia y las ventajas de la neutralidad activa en una región que, junto con América Latina y Europa, representa uno de los pilares de su proyección internacional.

La decisión del jefe de Gobierno español, Pedro Sánchez, tanto como la apuesta de póquer del expresidente estadounidense Donald Trump o el alineamiento incondicional de Francia con las tesis marroquíes, no cambiarán en lo fundamental el fondo de la situación en el Sáhara Occidental, que se prolonga desde hace 47 años y cuyas perspectivas de solución parecen cada vez más inciertas, porque las cuestiones de descolonización y autodeterminación de los pueblos están más en consonancia con el tiempo histórico que con la actualidad europea o con cálculos geoestratégicos específicos.

*Exministro y ex embajador de Argelia en Madrid
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