Miquel Amorós: “El capitalismo verde solamente es una huida hacia adelante en el desarrollismo suicida”

 

Entrevista resumida para Acracia Nova blogspot enviada a Kaosenlared


¿Con qué objeto escribiste libros sobre la guerra civil?

Era una idea que me venía de lejos. Durante los años finales de la dictadura todo dios presentía el derrumbe del régimen franquista, y, dado el empuje de una clase obrera joven, la posibilidad de cambios revolucionarios en España era y parecía real. Creía yo que el rescate de la memoria verídica de la revolución española era fundamental para un movimiento libertario que surgía a marchas forzadas paralelo a las luchas antifranquistas, si es que de verdad quería influir en los acontecimientos. La luz sobre el pasado ilumina el presente. Desgraciadamente no tuve medios para hacerlo entonces y lo hice más tarde, post festum, ya derrotado el movimiento obrero, dispersos e integrados sus efectivos, y con un medio libertario marginalizado y desnaturalizado. La eficacia de mi compromiso con la verdad histórica quedó muy disminuida en lo que a suscitar conciencia revolucionaria se refiere y el objetivo se redujo a preservar el recuerdo de una revolución contra el olvido y la falsificación de los herederos de su aplastamiento, hoy felizmente reconciliados. Igual sirve para orientar o al menos esclarecer la acción en los tiempos que corren, pues quien ignora la historia en su vertiente trágica está condenado a repetirla como farsa.

¿Por qué precisamente indagar sobre Durruti?

Se trataba de desmontar un mito ideológico creado expresamente por la burocracia libertaria para justificar su política de renuncias y, asimismo, de devolver a la persona concreta su verdadera identidad anarquista y revolucionaria. Los verdaderos héroes de la clase obrera, que fueron numerosos, permanecieron en el anonimato, pero Durruti resultó la excepción. Respaldado por su leyenda, personificó en vida al héroe de los trabajadores, es decir, a la figura capaz de encarnar sus ideales y afrontar su destino con determinación. Se ha dicho muchas veces, y en su momento se sintió así, que su entierro significó el funeral de la revolución.

¿Quiénes fueron Los Amigos de Durruti?

Fueron una corriente revolucionaria originada entre los milicianos de Gelsa y Velilla de Ebro -en el Frente de Aragón, sector zaragozano- como consecuencia del rechazo a la militarización de la columna Durruti. En la retaguardia se opuso a las sucesivas capitulaciones de los comités dirigentes de la organización confederal y específica, desempeñando un papel principal en la revuelta de Mayo del 37 y luego en la clandestinidad. Jaime Balius y Pablo Ruiz fueron sus principales animadores. Perseguidos por la policía de Negrín y desautorizados por el anarquismo oficial, que intentó expulsarles en dos ocasiones, los miembros de la Agrupación aguantaron en el exilio francés hasta la invasión alemana.

¿Pellicer?

José Pellicer fue uno de los revolucionarios más perspicaces, más íntegros y menos conocidos de la guerra civil. Agitador anarquista de primera fila y luchador destacado del Sindicato Único de la Construcción, fue el organizador de la Columna de Hierro, la vanguardia armada de la revolución proletaria y campesina en la región levantina. Asimismo impulsó la aparición del diario «Nosotros», el órgano de los grupos anarquistas de Valencia. La Columna de Hierro representó con exactitud los ideales emancipadores del proletariado y fue la que con más fuerza resistió la militarización. Se opuso con firmeza al colaboracionismo de la burocracia orgánica que tanto desmoralizó a las masas trabajadoras, hasta convertirse en carne de cañón de un ejército «popular» bajo la denominación de 83ª brigada mixta. El mismo Pellicer, decepcionado particularmente con la vergonzosa conducta capituladora de la FAI levantina, se negó a prestarle apoyo, lo que acarreó su destitución como jefe de la brigada.

¿Maroto?

Se trata del personaje más carismático del anarquismo andaluz, militante del Sindicato de la Madera. Combatió en el Frente de Granada y por las intrigas y persecuciones de las que fue víctima al defender a la población malagueña refugiada representa la entereza moral y solidez de principios propias de los militantes consecuentes aun en las condiciones más adversas. Lo mismo podría decirse de Pellicer, que también pasó una larga temporada entre rejas republicanas e igualmente fue torturado con saña por los carceleros franquistas y fusilado.

¿El libro de los ácratas?

En España hubo un 68 como en Francia y empezó con los estudiantes. La revuelta universitaria fue el detonante de la crisis al franquismo. Los ácratas madrileños fueron el fenómeno que desbarató el reformismo en la Universidad Central y radicalizó el movimiento estudiantil, acarreando la parálisis de la enseñanza superior. Los sucesivos incidentes obligaron al régimen a declarar el estado de excepción y crear un servicio secreto de información específico, el SECED, modelo de todos los posteriores. Luego, a partir de 1970, sería el turno del movimiento obrero, al cual he dedicado varios trabajos, siendo el último el libro titulado «Proletariado salvaje.»

¿Queda algo de la imaginación al poder?

A los más radicales no les gustaba la ambigüedad de la expresión y preferían hablar de «supresión del poder». Nada de eso queda ciertamente en la universidad, ni tampoco en las fábricas, que cada vez hay menos y están automatizadas. El ciclo abierto en el 68 quedó cerrado  un año después de los Pactos de la Moncloa del 77 momento de las últimas huelgas asamblearias. A nivel europeo el asalto imaginativo al poder -o mejor el rechazo de todo poder- concluyó en 1989 con el derrumbe del régimen estalinista polaco y la caída del muro de Berlín.

Sin embargo la pobreza se extiende, las condiciones de trabajo se degradan y la precariedad aumenta a todos los niveles. ¿No implica todo ello una mayor polarización social?

En efecto, las diferencias económicas se han agrandado y la dependencia laboral se ha generalizado, pero dada la penetración total del Capital en la vida cotidiana, la automatizacion del proceso productivo y la multiplicación de intereses particulares en la masa oprimida, la situación no basta para crear una identidad de clase, una conciencia colectiva unitaria, o dicho de otra manera, un sujeto histórico que luche por su emancipación. Lo contrario, el desclasamiento de los proletarios, es más cierto. En la actualidad, las cuestiones laborales y el nivel adquisitivo no son material suficiente para la formación -real y no puramente retórica- de una clase obrera consciente. Los conflictos entre Capital y Trabajo, o entre supervivencia económica y vida sin imperativos consumistas, no ponen en evidencia una incompatibilidad esencial entre dos realidades contrarias, sino que tienden a resolverse -con ayuda de la tecnología- en el marco del sistema capitalista. Convendría centrarse más en otros problemas cruciales como la exclusión social, la digitalización universal, la degradación del medio y el empeoramiento de las condiciones de vida biológica en el planeta (la supervivencia amenazada de la especie humana).

¿Por qué la gente no se rebela contra el estado de cosas?

Son las consecuencias en las masas de la colonización mental del capitalismo: se quiere permanecer en el sistema, sólo que en mejores condiciones y mayor seguridad, luego con más Estado. El desclasamiento deja la puerta abierta al miedo, promovido con temible eficacia por los medios de comunicación, y los dominados acaban exigiendo cadenas para todos. La facilidad con que se impuso el confinamiento y la sumisión incondicional a los dictados de la autoridad durante la pasada seudopandemia ilustran perfectamente los logros del imaginario de la dominación. Como sucedió en las grandes crisis del pasado, las masas desclasadas conservan su mentalidad colonizada a pesar de perder su status económico. Entonces, lo único que cabe esperar es que se pongan detrás de soluciones autoritarias, aplicables desde un Estado parapolicial. Al constituir la mayoría social, proporcionan la base necesaria al populismo neofascista, algo a tener muy en cuenta.

¿Qué papel puede jugar el movimiento anarquista en la actualidad?

No soy optimista en cuanto a eso. Constato una grave discontinuidad entre el anarquismo de antaño y el actual. Hay una ruptura evidente con la tradición anarquista, muy ligada esta a las luchas obreras y al humanismo integral. Muy devota de la razón, la ciencia y el progreso. La nueva generación, patéticamente arrogante, escogió ignorar la historia y no construir sobre ella. El anarquismo de hoy, más propio del gueto juvenil que del mundo del trabajo, se considera «plural». Efectivamente, con la etiqueta anarquista hoy se cubren diversas conductas antagónicas, desde el activismo desaforado hasta el quietismo cristiano, pasando por el reformismo sindical, el nacionalismo y el electoralismo, aunque las cuestiones que empiezan a dominar ideológicamente son las relativas al bienestar animal, la alimentación vegana, el sexo fluido o la interseccionalidad. Desde la óptica posmoderna, la cuestión social queda disuelta en un océano de identidades, donde la transgresión normativa asistida tecnológicamente substituye a la lucha de clases. Pienso que lo que hoy se autodenomina anarquismo es mayoritariamente un producto subalterno de la descomposición general del capitalismo, irracional, relacionado con el pensamiento débil universitario y la miseria intelectual de determinados sectores empobrecidos de las clases medias. No obstante, el rechazo auténtico del Estado, de las jerarquías y de los dirigentes, la delegación mínima, la participación colectiva a través de comités y asambleas, la necesidad de destruir para construir, o sea, la parte no vencida del anarquismo clásico, a poco que penetre en el corazón de las luchas modernas, puede contribuir decisivamente al esclarecimiento de las conciencias y a la subversión mejor que cualquier receta militante.

¿Cuál es el objeto de tu libro «Post Babilonia?

Me interesaba mostrar la configuración del espacio del capital, pues es el terreno donde acontece la historia. En ese sentido lo urbano -la conurbación- es el lugar propicio a a la acumulación de capitales. La metrópolis culmina el proceso de concentración demográfica, predominio de la circulación -de los flujos- y despilfarro de recursos, todo lo cual origina transformaciones regresivas en el territorio: satelización, especulación, remodelación turística, industrialización agraria, extractivismo, vaciado… En el contexto contemporáneo, el conflicto entre Capital y Naturaleza, entre aglomeración urbana y territorio, entre consumo industrial y agricultura biológica, alcanza una importancia jamás tenida. El capitalismo verde solamente es una huida hacia adelante en el desarrollismo suicida. A mi entender, la defensa del territorio, que por otra parte es la defensa de la vida libre y de la especie, conforma el eje donde pivotarán las luchas sociales decisivas.

Acracia Nova – Entrevista del 2 de febrero de 2023

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