Atención: nuestra madre ha sido envenenada
Por Patrocinio Navarro Valero
Los noticiarios hablan a menudo de hectáreas de bosques que arden durante días y nos muestran los desesperados y a veces inútiles esfuerzos de los bomberos. A menudo, el viento cambia de dirección y es frecuente que alguien pierda la vida envuelto en llamas, además del infnito número de animales de todo tipo. Y tras el fuego extinguido solo queda la desolación y el silencio de un paisaje muerto.
Compañeros indeseables
No son los incendios los únicos agentes destructores medioambientales, como bien sabemos. Como todas las desgracias, también esta tiene compañía. La emisión de metano, dióxido de carbono, y otros gases que parten de la ganadería industrial, los motores y toda clase de emisiones insanas son algunas de ellas. A diario vemos cómo se envenena la atmósfera de las ciudades y zonas industriales, pero también los ríos y mares con los vertidos industriales, los plásticos, los hidrocarburos y la suciedad que desemboca en los océanos se suma a la que vierten por millones de toneladas los petroleros que se averían frecuentemente y las sentinas de los transatlánticos que circulan por todos los mares.
En un suma y sigue infernal,se envenena la tierra con los vertidos de toda clase de basuras que no cesan de acumularse en todas partes, y con los innumerables plaguicidas y residuos radiactivos que finalmente va a los acuíferos y a los grifos de nuestras casas.
Se envenena el aire. Nuestros grandes proveedores de oxígeno, que son los arboles y algas, o se queman, se talan, o mueren en mares contaminados. Esto contribuye enormemente a que la cantidad de oxígeno disponible en la atmósfera disminuya. El aire que respiramos contiene cada vez menos proporción de este gas vital, pero más medida de gases “ sucios”. Esto nos aproxima a comprender el origen de infinidad de problemas respiratorios, alergias y enfermedades pulmonares que se agravan si alguien es fumador.
Micro venenos
Es frecuente escuchar la voz de alarma de los científicos y ecologistas sobre la enorme cantidad de microplásticos hallados hasta en las más profundas fosas oceánicas, y que comen toda clase de animales marinos, incluidos, por supuesto, los que venden las pescaderías, y van a nuestras mesas con invisibles partículas plásticas que pasarán a la sangre del consumidor de pescado. También a través de la sal marina. Los estudios sobre la composición de nuestra sangre muestran algo desolador: metales pesados, productos químicos cuyos efectos desconocemos a largo plazo, aunque ya sabemos de la perversidad de algunos que vienen a nuestra mesa en verduras y frutas bien fumigadas. Venenos bien conocidos, como el DDT, se han encontrado hasta en la leche materna de madres esquimales.
¿ Quien desea que esto suceda?
Si preguntamos uno a uno a los responsables de los desastres, ¿ creen que asumirán su culpa y cesarán voluntariamente de hacer lo que hacen por saber todo esto? ¿ Cerrarán las granjas, los pozos de petróleo, las fábricas de coches, y aviones, o las grandes navieras? ¿ Qué cree usted que harán las centrales nucleares, y los fabricantes de plásticos y plaguicidas?
Por la presión ciudadana hasta hoy solo se consigue que los dirigentes políticos mundiales organicen cumbres sobre el clima . Pero todas esas cumbres no son finalmente más que papel mojado; poco más que declaraciones de buenos propósitos y discusiones sobre quién debe pagar y cuanto es la cuota por contaminar más. Los acuerdos no son vinculantes y cada una de esas cumbres añade poco a la solución, sin contar con que todavía existen gobiernos que niegan directamente el cambio climático y por consiguiente no toman medida alguna.
Entre tanto, cada vez aumenta más la presión sobre el Planeta a medida que se dan dos hechos de tremenda repercusión: el rápido aumento de la población mundial y la incorporación al consumo de masas en países emergentes como India o Brasil. Si ya con la voracidad con que destrozamos el mundo en los países más industrializados necesitaríamos dos Planetas más para asegurar nuestra supervivencia a largo plazo imaginen…Y mientras imaginan piensen, por favor :
¿Como afrontar esto?
Los jóvenes más conscientes ven ya amenazada su existencia adulta a un ritmo que se acorta con cada nuevo informe climático y se ponen de acuerdo hoy en todas partes para dar a conocer esta angustiosa situación y que el resto de las gentes, y especialmente los gobiernos y los responsables directos de los desastres medioambientales tomen nota del rechazo a lo que hacen y tomen conciencia de una vez, aunque sea por la presión social, que así no vamos ninguno a ninguna parte. Reivindican enérgicamente que este Planeta, que es de todos, no puede ser víctima de la codicia, la indiferencia o la malversación y maldad de unos pocos ricos, de unos pocos irresponsables y de la indiferencia de millones de ilusos adormilados que todavía confían en que esto se va a solucionar por sí solo o lo van a solucionar los gobiernos en manos de esas minorías de privilegiados letales para Planeta.
Los jóvenes, los movimientos en defensa del medio ambiente y en general quienes tenemos una visión de la vida como algo sagrado a defender, no callaremos mientras las cosas sigan como están y daremos tantas vueltas con nuestros altavoces a las modernas murallas de este Jericó sin futuro tras las que se parapetan todos los agentes de la destrucción, hasta que las murallas caigan. Ninguna enfermedad se corrige sin remedios. Y esta es la más grave que tenemos que afrontar como especie y debemos actuar en consecuencia. Si un enfermo cualquiera tiene que eliminar de su vida los malos hábitos que le llevaron a perder la salud, ¿ por qué no comenzar por ahí, desde ya, cada uno de nosotros por nuestra salud, la de todos y la del Planeta que nos acoge y mantiene como una madre? De lo contrario, muy pronto podría ser demasiado tarde.