Asturies Feminista denuncia: «El Arzobispado de Oviedo nos ha negado un derecho básico y reconocido, apostatar»
El viernes 6 de marzo, ante el Arzobispado de Oviedo un grupo de 26 mujeres nos reunimos con la intención de realizar una Apostasía Feminista colectiva. Íbamos armadas con los no pocos papeles que se necesitan para tramitarla: nuestra partida de bautismo, que para algunas resultó un calvario conseguirla; fotocopia compulsada del DNI; carta de apostasía; y el correspondiente formulario de la Diócesis. Pacíficamente, la actitud normal cuando se va realizar un trámite administrativo. Sin embargo, la puerta de la Archidiócesis permaneció cerrada tras haber llamado repetidamente. Ninguna información aparecía en la puerta explicando los motivos por los que Arzobispado estuviese cerrado, ni nadie respondió a nuestras llamadas para explicar las razones del cierre.
Entendemos que el Arzobispado de Oviedo nos ha negado un derecho básico y reconocido, como es apostatar, con la intención de boicotear esta acción feminista. Una pataleta vergonzosa, pueril y descarada del Arzobispado, que se ha puesto en evidencia al no recibirnos. Nos niegan un derecho democrático que están obligados a atender. Su horario de atención al público es de lunes a viernes de 10 a 14h. Nosotras fuimos a las 11 y nos encontramos con las puertas cerradas a cal y canto, cuando media hora antes estaba abierto y media hora después de irnos reabrió sus puertas.
Pero no desistiremos, estudiaremos con una profesional la legalidad de que no se nos permita apostatar.
La Apostasía Feminista colectiva en Asturias estaba enmarcada dentro de una campaña estatal con motivo del 8M. Compartimos esta acción con nuestras hermanas de Madrid, Getafe y Jerez de la Frontera. En cada lugar sufrimos diferentes realidades. En Madrid y Getafe pudieron pasar de dos en dos a entregar sus papeles; en Jerez entraron pero recibieron un trato humillante y vejatorio, llegando a negarse a firmar y sellar una hoja con la relación de documentos que presentaban, por lo que las compañeras no entregaron los papeles ante el miedo de quedarse sin sus partidas bautismales, que tanto trabajo cuesta conseguir, y sin justificante que lo acreditara.
Se nos cerró la puerta del Arzobispado dentro del horario en el que debería estar abierto al público. Fuimos a buscar con quién hablar en la Catedral y también se nos cerraron las puertas, en una de ellas incluso pusieron una mesa detrás a modo de contención. No sabemos muy bien qué pensaban que haríamos. Nosotras solo queríamos entregar unos papeles. Igual es por eso del dicho tan cristiano que dice piensa el ladrón que todos son de su condición.
Pero vamos a volver y, aunque para ello necesitemos acompañarnos de abogada y notaria, apostataremos porque es un derecho fundamental. Y nos multiplicaremos porque si nos tocan a una respondemos todas.