
Argentina. Cuando la xenofobia se convierte en una política pública
Mauricio Macri y Patricia Bullrich bajan la línea que levantan -por ejemplo- Gerardo Morales en Jujuy y Mariano Arcioni en Chubut, entre muchos otros adeptos a criminalizar a los migrantes. La Argentina xenófoba, racista y discriminadora está en mode-on.
A principios de febrero de 2019, Vanessa Gómez fue expulsada del país. En consecuencia, separada de sus dos hijxs, menores de edad. Ahora, la Dirección Nacional de Migraciones pretende expulsar a una mujer que padece una enfermedad terminal, poniendo en riesgo su vida, y que también sería apartada de sus hijxs menores.
El gobierno nacional, conducido por Mauricio Macri, pretende instalar discursos que asocian a la migración con la delincuencia. Esa bajada de línea está basada en datos falsos y prejuicios que legitiman la violación de los derechos y la discriminación a lxs migrantes.



“Se interpretó un artículo de la ley que permite la expulsión de extranjeros que hubiesen cumplido una condena de más de tres años de duración sin tener en cuenta el ordenamiento de jerarquías superior, que son la Constitución Nacional, los tratados internacionales en materia de los derechos de los migrantes y las mujeres, y antes que nada de los niños, porque acá hay tres hijos argentinos, menores de edad”, argumentó.
Campaña de desinformación
La legislatura jujeña aprobó un flamante proyecto solicitado por el gobernador local Gerardo Morales, en el que se exige cobrar atención médica a extranjerxs que se atiendan en la mencionada provincia. Morales aseguró que “el año pasado, Jujuy gastó unos 47 millones de pesos en atención sanitaria a extranjeros no residentes en la provincia”.
De esta forma, el polémico gobernador radical, alineado a la Alianza con Cambiemos, responsabilizó a los y las migrantes de causar una sobrepoblación en los hospitales públicos, y un exceso de costos, para ocultar que las verdaderas deficiencias que posee el sistema de salud jujeño son a causa de su desmantelamiento sistemático, y que apenas sobrevive al ajuste presupuestario feroz al que es sometido.

Necesidad y urgencia para discriminar
El 30 de enero de 2017, el Poder Ejecutivo aprobó el DNU 70/17 (decreto de necesidad y urgencia), que modifica la Ley 25 871 de Migraciones y la Ley 346 de Nacionalidad, y permite la detención y deportación express de extranjerxs que posean cualquier tipo de proceso judicial, que tengan como pena posible la privación de libertad, y quienes posean faltas administrativas en el trámite migratorio, como -por ejemplo- no haber acreditado el ingreso al país en un lugar habilitado. Este DNU viola el artículo 20 de la Constitución Nacional, que establece que el único requisito para acceder a la nacionalidad es acreditar dos años de residencia continua en el país.

Haciendo trampa en la lectura y análisis de los informes presentados por el Sistema Nacional de Estadística Penitenciaria, el gobierno aseguró que el porcentaje de migrantes de la población total en las cárceles era de 21.35%, y que esa cifra aumentaba al 33% si se tenían en cuenta los delitos relacionados con el narcotráfico.
Frente al endurecimiento de la política migratoria por parte de los gobiernos provinciales y nacional, que viola los derechos de las personas migrantes, avalado con reformas y discursos que legitiman la xenofobia, diversas organizaciones de derechos humanos -como Amnistía Internacional y el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), entre otras- presentaron un escrito a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para denunciar estos retrocesos.
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