Massanassa, Sedaví, Benetússer, Catarroja, Alfafar, Manises, Paiporta y diversos barrios de València se despiertan con pintadas que registran la gestión tardía y criminal de la emergencia.
Esta mañana, 29 de octubre, justo cinco meses después de la devastadora DANA que azotó varios municipios valencianos y causó 228 víctimas mortales, numerosos pintadas han aparecido en espacios públicos de varias zonas afectadas, así como en la propia ciudad de Valencia.
Con la inscripción «20:11, ni oblit ni perdó», estos mensajes revelan la hora exacta en que llegara la alerta a los teléfonos móviles, cuando ya era demasiado tarde para evitar la tragedia.
Los mensajes han aparecido en pasos peatonales, plazas, estaciones de tren, paradas de autobuses, puentes, fachadas de centros oficiales e infraestructuras públicas afectadas por las inundaciones. En algunos casos, también se han visto en los hogares de las víctimas fatales de la DANA.
El impacto de la DANA sigue vivo en la zona. Miles de familias siguen sintiéndose incapaces de formar un hogar, varios centros educativos permanecen inhabilitados y muchas infraestructuras esenciales, como centros de salud y espacios de jardinería y culturales, aún no se han recuperado.
Ante esta realidad, la ciudadanía de los pueblos afectados interpretan las pintadas como un gesto reivindicativo para evitar que la tragedia caiga en el olvido y exigiendo responsabilidades políticas. Las redes sociales también han recibido reacciones de apoyo, destacando que, más allá de la denuncia, las pintadas son un acto de memoria colectiva.
La aparición de estas pintadas se produjo en un momento claro: el 29 de marzo a las 18 horas. En la plaza de Sant Agustí se produjo una nueva manifestación para pedir la dimisión del presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, como viene ocurriendo mensualmente tras el desastre.
Estas movilizaciones denuncian la mala gestión de la crisis, colocando a Mazón como el máximo responsable de las muertes, que podrían haberse evitado, y la falta de soluciones para las personas afectadas. Además, esta manifestación de la sociedad civil demuestra que no se permitirá que se vuelva a poner en riesgo a toda la población, incluidas las zonas afectadas por el 29-O. La cultura de la prevención es el elemento clave al que no se puede renunciar.
El mensaje es claro: cinco meses después, el dolor y la ira siguen presentes en las calles.