Los sindicatos amenazan con paralizar la «gallina de los huevos de oro» en Semana Santa
La huelga en la hostelería canaria anunciada para Semana Santa ha puesto en evidencia la cara oculta del turismo de lujo: salarios estancados, horas extras no pagadas y condiciones de trabajo extenuantes en el sector que sostiene la economía del archipiélago (…).
Por Ernesto Gutiérrez
La Semana Santa amenaza podría estar marcada, este 2025, por un paro laboral en el principal motor económico de Canarias: el turismo. La convocatoria de huelga en el sector de la hostelería para los próximos Jueves y Viernes Santo ha puesto en el centro del debate las condiciones laborales de decenas de miles de trabajadores que sostienen, con jornadas extenuantes, una industria que no deja de batir récords de ingresos. Comisiones Obreras (CCOO) ha anunciado movilizaciones que podrían afectar a más de 170.000 empleados, mientras otros sindicatos, agrupados en la Mesa Sindical de la Hostelería, mantienen abierta la posibilidad de una huelga general en fechas próximas.
«SE TRABAJAN MÁS DE 52.000 HORAS EXTRA A LA SEMANA QUE NO SE PAGAN»
La reivindicación principal de esta huelga es clara: un incremento salarial del 7,7% para el año en curso. Este aumento es el que exigen desde la Mesa Sindical de la Hostelería, integrada por UGT, Intersindical Canaria, USO, Sindicalistas de Base, el Frente Sindical Obrero de Canarias (FSOC) y la Federación Sindical Canaria, quienes denuncian que el actual 2,5% pactado en convenios anteriores es absolutamente insuficiente ante el encarecimiento de la vida y los beneficios récord que viene obteniendo el sector turístico.
Pero la protesta no se limita a una cuestión meramente cuantitativa. El malestar acumulado tiene raíces más profundas: mientras las cifras del turismo se disparan y los beneficios empresariales se multiplican, las condiciones de vida de los trabajadores del sector permanecen estancadas o incluso se deterioran. Jornadas laborales interminables, horas extras no pagadas, sueldos que no alcanzan y una precarización estructural del trabajo forman parte del paisaje habitual de quienes sostienen la hostelería, desde abajo, con su esfuerzo cotidiano.
UN SECTOR EN AUGE SOSTENIDO POR MANOS PRECARIZADAS
El Turismo representa cerca del 35% del Producto Interior Bruto canario. Sin embargo, esta riqueza no se distribuye de forma equitativa. La mayoría de los empleos en la hostelería —camareros, cocineros, personal de limpieza, recepcionistas— están mal remunerados y caracterizados por una precariedad estructural.
Un ejemplo claro es el de las camareras de piso, que con frecuencia deben limpiar más de 20 habitaciones al día por un salario medio mensual que apenas alcanza los 1.670 euros brutos.
María González, con 15 años de experiencia en esta labor, lo resume sin ambages: «Cada día limpio más habitaciones, las exigencias aumentan y el salario sigue igual. Es agotador y desmotivador».
Los camareros, por su parte, perciben alrededor de 1.490 euros brutos mensuales, aunque en muchos casos se enfrentan a jornadas laborales que superan ampliamente las 8 horas diarias estipuladas en convenio. En el caso de los ayudantes de cocina, la situación es aún más precaria: con varios años de experiencia, su salario neto ronda los 940 euros mensuales, lo que apenas alcanza para cubrir los gastos básicos en una comunidad donde el precio del alquiler y los bienes esenciales no deja de subir.
«EL TURISMO CANARIO GANA RÉCORDS, PERO LOS SUELDOS SIGUEN CONGELADOS»
HORAS EXTRAS QUE NO SE PAGAN, JORNADAS QUE SE DESBORDAN
Más allá de los salarios base, el gran agujero negro del sector son las horas extraordinarias. Aunque el convenio colectivo de hostelería de Las Palmas establece una jornada ordinaria de 40 horas semanales, lo cierto es que una parte significativa de la plantilla trabaja muchas más.
Según datos de Comisiones Obreras, en Canarias se realizan semanalmente más de 52.000 horas extras que no se pagan. Esto afecta a unos 8.200 trabajadores que, en promedio, trabajan 6,3 horas extra semanales sin recibir ninguna retribución por ello. El coste de esta «generosidad forzada» equivale a una pérdida de más de 6.400 euros anuales por trabajador.
A estos datos se suma una realidad ampliamente denunciada en el sector: las horas extra, cuando se pagan, a menudo se hacen «en B», es decir, fuera de nómina, sin cotización y sin derechos. Una práctica irregular que reduce los costes empresariales y condena al trabajador a una mayor inseguridad económica y a una merma futura en sus pensiones.
Si se tiene en cuenta la carga real de trabajo y se calcula el ingreso por hora de muchos de estos trabajadores, el resultado es indignante: camareras de piso o ayudantes de cocina llegan a ganar menos de 6 euros netos la hora, en entornos físicos agotadores y con riesgo de lesiones, especialmente en la columna vertebral y extremidades, y desarrollo de enfermedades crónicas.
BENEFICIOS RÉCORD Y SALARIOS CONGELADOS
Paradójicamente, mientras esto ocurre, el sector turístico en Canarias ingresó más de 2.200 millones de euros en 2023, una cifra histórica. La patronal, sin embargo, se resiste a aceptar las subidas salariales que reclaman los sindicatos. La Mesa Sindical pide un aumento del 7,7% en los sueldos para 2024, mientras que CCOO suma a esta demanda otras como la supresión de los turnos partidos y la incorporación obligatoria de camas elevables para las camareras de piso.
Desde la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo (FEHT) y ASHOTEL, se insiste en que los salarios en Canarias son «más altos que en otras regiones del Estado» pero, si bien es cierto que los sueldos en las Islas pueden estar unos euros por encima de los de Andalucía o Galicia, esa diferencia no compensa ni la carestía de la vida en el archipiélago ni la intensidad del trabajo que se exige.
«NOS ESTÁN ROBANDO TIEMPO, SALUD Y DIGNIDAD POR UN SUELDO MÍNIMO»
«Los salarios en Canarias son competitivos», afirmaba recientemente Juan Pérez, portavoz de la patronal hotelera. Frente a estas palabras, la experiencia diaria de miles de trabajadores dibuja una realidad muy distinta, donde los beneficios empresariales crecen y los derechos laborales se achican. Donde las camareras de piso terminan sus jornadas con dolores crónicos, y donde las horas robadas al descanso se pagan, cuando se pagan, en sobres.
Mientras esta situación se mantiene, las conversaciones entre los sindicatos y la patronal continúan, con la mediación del Gobierno canario, en un intento por evitar que la huelga se materialice durante los días clave de Semana Santa. Aunque aún no hay acuerdo cerrado, no se descarta que la movilización se suspenda si se logra algún avance en las negociaciones. Pero incluso si eso ocurre, mientras la precariedad siga instalada en el corazón del sector turístico la conflictividad volverá a aflorar, más tarde o más temprano, por las legítimas reivindicaciones de los trabajadores.