“A veces los tribunales no defienden la honra de los políticos”
Por: Juan Carlos Escudier
La última vez que entrevisté a Cristina Narbona (Madrid, 1951) fue hace 12 años cuando era ministra de Medio Ambiente. Eran otros tiempos. Ese mismo mes de octubre había habido un golpe de Estado, pero no en Cataluña sino en Tailandia. Se hablaba de cumplir el protocolo de Kioto, del Pocero y de su macrourbanización de Seseña, de la sequía, del cierre de las centrales nucleares. Por exigencias del guión le pregunté a la entonces ministra algo que hoy sería impensable por tonto y hasta por machista: si usaba perfume. Me disculparán que le repitiera esta semana la misma pregunta para comprobar si, además de a su partido, le era fiel a la colonia. Y lo era. Desde hace 40 años. Se trata de una fragancia de Yves Saint Laurent… de caballero.
No es lo único francés en el espartano despacho de la presidenta del PSOE. Colgado en la pared a la altura de su mesa hay un grabado del Chateau de la Muette, sede de la OCDE en París, donde Narbona fue embajadora. Dice la Wikipedia que ‘muette’, además de muda, puede significar manada de ciervos y hacer referencia a una cabaña en la Bois de Boulogne donde los reyes le daban a la caza. Y por las cacerías empezamos, curiosamente.
¿Es usted de las que creen que hay una cacería contra el Gobierno?
Sin duda, existe. Podemos llamarle cacería, acoso o, simplemente, empeño de una parte de la derecha española que no acepta que hayamos llegado al Gobierno con una moción de censura. Tampoco lo aceptaron cuando llegamos con unas elecciones generales en 2004. Yo era ministra de ese Gobierno y lo primero que escuché en el Parlamento cuando llegué el banco azul fue que estábamos sentados encima de 200 cadáveres.
Los cazadores están, por tanto, en la derecha política. ¿También en la económica?
Es que entre la derecha política y la económica hay vínculos muy estrechos.
Unidos Podemos ha pedido la dimisión de los ministros Dolores Delgado y Pedro Duque. ¿Sus socios van también de caza?
Han exigido explicaciones y a eso debemos contestar siempre: aclarar en el Congreso cualquier duda sobre los comportamientos de un responsable político. Es muy distinta la actitud de Podemos.
Ha hecho usted una defensa encendida de la ministra de Justicia pero ha guardado silencio sobre el astronauta del Ejecutivo.
Nadie me ha preguntado por Pedro Duque. Ha dicho que dará las explicaciones que corresponda sobre sus declaraciones de la renta. Antes de que esa fase de explicación se complete, aprecio en sentido positivo sus declaraciones, que parecen indicar que no era consciente de estar sacando ventaja desde el punto fiscal, que a él le asesoraron y que hizo lo que le indicaron, completamente legal por otra parte. También ha dicho que si hay algún fallo lo subsanará. Creo que merece una confianza y ser escuchado. Además, es un hombre que no viene del mundo de la política, donde hemos puesto el listón muy alto –es bueno que esté alto-, pero es una incorporación al Gobierno de alguien que ha hecho méritos más que suficientes en su campo para ser respetado por la sociedad.
Se respeta a quien cumple con Hacienda. ¿No genera una cierta sospecha haber creado una sociedad para optimizar su factura fiscal o, directamente, para eludir el pago de impuestos?
Eso es lo que él ha dicho, que dará respuesta a través del estudio en profundidad de sus declaraciones de la renta.
¿No fue usted la que dijo, a propósito de la dimisión de Carmen Montón, que ante cualquier sospecha hay que asumir responsabilidades?
Cuando digo que hay que asumir responsabilidades puede entenderse directamente dimitir, pero no es así. Hay una responsabilidad primera, que es en la que estamos en el caso de estos dos ministros, que es la de aclarar unas circunstancias que han hecho surgir esa sospecha. Dar explicaciones es algo que diferencia a este Gobierno de los anteriores. España ha tenido un presidente que ningún país democrático hubiera tolerado. Me refiero a Rajoy. Y no estamos hablando de audios sino de los SMS a una persona como Luis Bárcenas y de una sentencia de la Audiencia Nacional. Desde el punto de vista de la rendición de cuentas y de la exigencia de responsabilidades estamos a años luz del PP.
¿Usted cuando fue ministra hubiera aceptado que se le enmendara la plana de la forma que se ha hecho con la ministra de Defensa a cuenta de las bombas inteligentes de Arabia Saudí?
(Risas). En cuatro años hubo un enorme entendimiento entre el presidente del Gobierno y mi actuación, pero algunas veces también fui rectificada. Cuando se forma parte de un Gobierno, la última palabra la tiene siempre el presidente.
¿Es el Gobierno una víctima de las ‘fake news’? ¿Comparte usted la idea de la vicepresidenta Carmen Calvo de que hay que regular la libertad de expresión?
En lo que se está insistiendo es en que sería bueno reflexionar junto a los profesionales de la información sobre cómo se están integrando las nuevas formas de comunicación, que muchas veces no son contrastables, y cómo se utilizan esas informaciones, de dónde proceden y qué intencionalidad pueden tener. Posiblemente por ser hija de periodistas tengo un enorme respeto a esa profesión, pero también es cierto que ni los políticos no son una clase homogénea ni lo son los periodistas. Es fundamental para la democracia que el periodismo sea libre y riguroso.
¿No se inventaron los tribunales para castigar los excesos?
Yo tengo la experiencia directa de que a veces los tribunales no defienden la honra de los políticos porque consideran que tenemos que aceptar cualquier cosa que se diga de nosotros. He vivido en el pellejo de José Borrell [su marido] una experiencia bastante significativa: Rafael Hernando le acusó públicamente en el año 1996 de ser el padre de la corrupción en España. Lo recogieron todos los periódicos. Pepe entendió que tenía que defender su honor y planteó una querella. El juez resolvió que siendo político no se podía tener en cuenta lo que se dijo, incluso si iba contra su honra. Le supuso un millón de las antiguas pesetas en costas.
¿Es tan difícil mantener la coherencia en el tránsito de la oposición al Gobierno? ¿Son justificables los bandazos?
Dígame alguno.
La venta de bombas a Arabia Saudí, la inmigración…
Tenemos que ver a qué llama bandazos. En el caso que menciona hubo una decisión del presidente del Gobierno diferente a la que la ministra había adoptado y que no había tenido en cuenta los impactos que tenía esa decisión. Eso no es un bandazo sino un ejercicio de responsabilidad política que hacen todos los Gobiernos. En el tema de la inmigración, tampoco es comparable el tratamiento del Aquarius con el de los inmigrantes que saltaron la valla de Melilla. No es un bandazo.
¿La fecha de las elecciones?
Tras la moción de censura, el presidente dijo que lo primero era dar estabilidad al país porque tenemos un legado que se llama desigualdad, precariedad y una situación insostenible de las pensiones. Eso es lo que está intentando hacer. Para ello necesita un apoyo parlamentario y mientras podamos aprobar medidas que son beneficiosas para un número muy alto de españoles seguiremos avanzando.
Sorprende que niegue los bandazos cuando usted misma ha sido víctima de uno de ellos. Hace un año usted y Pedro Sánchez criticaron duramente el Tratado de Libre Comercio con Canadá porque iba a suponer la pérdida de 200.000 empleos y no era el modelo de globalización que les gustaba. Días atrás, de visita a ese país, el presidente se ha deshecho en elogios al CETA.
En medio de mis palabras y las del presidente ha habido un trabajo de la Ejecutiva, que ha llevado a cabo Manuel Escudero como responsable de Economía, en el que recoge una especie de decálogo de cuáles van a ser las exigencias del PSOE ante los futuros convenios internacionales de la UE.
¿Y lo lógico no hubiera sido haber hecho primero el trabajo interno y luego manifestarse?
Antes yo no estaba.
Pero sí opinaba.
Le diré que cuando estaba en el Consejo de Seguridad Nuclear no opinaba sobre el partido.
¿Las elecciones son inevitables si no hay nuevos Presupuestos?
Depende de si podemos seguir avanzando. El presidente ha ligado la duración de esta legislatura a la capacidad de tomar medidas. Es posible que no se puedan aprobar y haya que seguir con unos Presupuestos prorrogados o en otras condiciones. El presidente del Gobierno tiene que claro que si está ahí es porque puede en cada consejo de ministros dar un paso adelante para multitud de ciudadanos que lo necesitan.
Es que ese mismo presidente que no da bandazos ha dicho que no gobernaría con los Presupuestos de Rajoy.
De hecho estamos dentro de unos Presupuestos que hemos heredado y estamos cambiando la asignación de los recursos. Con esos Presupuestos heredados se pueden hacer cosas que no hacía el anterior Gobierno. Sólo el plan que se ha puesto en marcha contra el fraude laboral ha significado que de los primeros 80.000 falsos autónomos que han emergido en estas semanas haya 50.000 que tienen un contrato indefinido. Para eso no hacen falta nuevos Presupuestos sino querer hacer las cosas de otra forma con lo que se tiene.
La alianza que tienen con Podemos ¿es estratégica o dependerá de los resultados electorales?
En política es muy difícil prever la duración de las alianzas. Ahora hay un espacio de entendimiento que abarca temas muy variados –sociales, económicos, ambientales…– en los que sí veo voluntad de avanzar. Pero es imposible en política decir que esto es un matrimonio para toda la vida.
¿No es descartable, por tanto, que en el futuro haya un entendimiento con Ciudadanos?
Desde luego, tal y como están las cosas hoy día, lo veo prácticamente imposible. Tendría que cambiar muchísimo Ciudadanos.
Y dejar esa extrema derecha en la que les situó Pedro Sánchez…
O evolucionar por lo menos hacia un centro moderadito.
¿Cómo está el PSOE? ¿Ha ejercido de costurera como prometía Susana Díaz que haría si hubiera ganado las primarias o las fracturas siguen abiertas?
Desde el minuto cero he procurado buscar el entendimiento en todos los territorios. Esa ha sido parte de mi tarea como presidenta y lo sigue siendo, unida a una labor pedagógica de explicación, de rendición de cuentas a nuestros militantes de lo que estamos haciendo en el Gobierno. Sin duda, yo veo al partido hoy más cohesionado que hace año y medio.
Sin embargo, no han faltado las críticas de algunos de los llamados barones que hacen muy difícil desmentir que Pedro Sánchez no esté dando un trato de favor a Cataluña cuando sus manifestaciones así lo sugieren de manera constante.
Algunas críticas de personas que tienen responsabilidades territoriales son más complejas desde el punto de vista de lo que es la imagen del PSOE. Eso no lo voy a cuestionar. Cuando tengo ocasión de hablar con los barones territoriales también traslado esa preocupación. En una organización como ésta, muchas veces, por desgracia, no se ejerce la crítica en el sitio donde hay que hacerlo, por ejemplo en una reunión del Comité Federal, que para eso está, para escucharnos los unos a los otros.
Algún comité federal casi requirió la presencia de la Guardia Civil…
La de la Guardia Civil fue una etapa que se ha superado. El Comité Federal es el sitio en el que hay que tener el valor de defender una posición contraria a la del secretario general y hacerlo con argumentos. Ir a los medios de comunicación no es la forma de ejercer la crítica.
Con el enfriamiento de la tensión en Cataluña, la Generalitat ha conseguido desbloquear partidas, aplazar parte de su deuda. ¿Qué ha conseguido el Gobierno?
Había cosas en las que tenía razón la Generalitat y que había que atender. La contrapartida principal es que en Cataluña empieza a haber cada vez más ciudadanos que piensan que quizás sería bueno seguir formando parte de España porque no todos los Gobiernos son iguales. Junto con actitudes como la de Torra de estos días, que no nos gustan, hay una sensación de alivio en la ciudadanía catalana por parte de muchos que se habían instalado en la idea de que cómo sea pero fuera de España porque había un Gobierno que no escuchaba, que no dialogaba. No, no existe el derecho a la autodeterminación, pero el independentismo ganó muchos votos por cómo se gestionó el 1 de octubre.
¿Caería el Gobierno de llevarse a término el ultimátum de Torra de retirar su apoyo parlamentario?
Tenemos cierto margen de confianza en que los partidos catalanes que están en el Parlamento no sean bloques graníticos que se vean representados por ese ultimátum. Torra tiene un desconexión con la mayoría de los ciudadanos de Cataluña, que aun por estrecho margen no es independentista, y también parece existir en el seno de los dos partidos independentistas.
¿Me quiere usted decir que Torra no representa ni a los suyos?
Eso es lo que ha dicho la ministra Meritxell Batet, cuando explicaba que Torra ejercía más de activista que de presidente de la Generalitat. Y se ha vuelto a ver en el Parlament.
Volviendo al partido, ¿le parece bien a la presidenta del PSOE que un asesor ajeno al partido como Iván Redondo, que además ha sido consejero del PP, sea el coordinador electoral?
No es el coordinador electoral.
Co-coordinador electoral junto al secretario de Organización…
A lo largo de nuestra historia siempre ha habido personas que nos han ayudado y que han tenido un papel relevante sin que fueran militantes y siempre ha habido alguna resistencia a que estén en la elaboración más ideológica de nuestra propuesta. Pero, cada vez más, el partido está abierto a contribuciones de personas que no son afiliados o que hayan podido tener, como es el caso, colaboración con otros partidos.
Redondo no colaboró con el PP. Tuvo responsabilidades institucionales.
No cabe duda de ello. Iván Redondo es una persona en la que el presidente confía para organizar una campaña electoral y se integrará con normalidad a nuestros debates.
Lamento volver a puntualizarle. Integrar es incorporar a una persona a un equipo. En este caso, es un equipo el que se pone a las órdenes de esa persona.
Es que él es, ni más ni menos, el director del gabinete del presidente del Gobierno, el que está pegado a él todos los días. Lo que sería sorprendente es que al director del gabinete del presidente no le tuviéramos para la campaña en un puesto relevante. No contar con él, perder esa capacidad de conexión con Moncloa, creo que sería negativo. No hay ninguneo ni menosprecio a las personas que estamos en el partido.
¿Son fake news las informaciones sobre el rechazo que ha causado en el PSOE la designación de Iván Redondo o el malestar en el partido es real?
A mi nadie me ha venido a contar que esté molesto. Hay que ver con normalidad que esté ahí.
¿Estará usted en alguna lista electoral? ¿La veremos en Madrid de candidata a la alcaldía?
No estoy en esa perspectiva. Lo de Madrid es una especie de leyenda urbana. No quiero ser alcaldesa, ni ministra. Quiero ser presidenta del partido. Lo tengo así de claro.
¿Le parece serio que desde el PSOE se haya animado a Manuela Carmena, que no deja ser una adversaria electoral, a presentarse en las próximas elecciones municipales?
Con Manuela Carmena existen múltiples vías de entendimiento. Mejor esa candidata que otros.
¿Cómo debe digerirlo el futuro candidato o candidata del PSOE?
A Carmena no le hemos dicho que tendrá el respaldo del PSOE si se presenta ni se le ha ofrecido encabezar nuestra lista, algo que se ha dicho y que sí parece una de esas fakes news. Lo que ha habido con ella en este tiempo es una relación positiva. Nos hemos entendido en muchas cosas y es una persona que suscita simpatías en una parte amplia del electorado de izquierdas de Madrid. Comprendo el mensaje de “preséntate” para que sea la candidata de una parte de la izquierda. Mejor esa candidata con la que tenemos capacidad de entendimiento, con independencia de a quién presentemos nosotros.
O sea, que les encanta que juegue Messi aunque sea en el equipo contrario.
Eso supondría que hay una confrontación total y con Carmena lo que ha habido es sintonía, acuerdo y colaboración. En Madrid y en España en su conjunto las izquierdas se tienen que entender para que no gobierne la derecha. Todo esfuerzo que hagamos por tender puentes e identificar interlocutores en el resto de la izquierda con los que nos podamos entender es positivo. Yo, la primera.