A través de la radio 2

 

El Presidente del Partido Popular, Núñez Feijóo (Alberto), ha dicho ser insultados él y su Partido por miembros del Gobierno. Como respuesta, se le ha ocurrido identificar a Pedro Sánchez con el sanguinario y más abyecto personaje de Gabriel García Márquez, en su libro El otoño del patriarca.

El señor Feijóo, ha contestado a esos insultos con una execrable vileza.

De haber vivido Gabo, reconocido hombre de izquierdas, nada cuesta imaginar que jamás permitiría prestar su texto a alguien de derechas, capaz de atacar, sin motivo razonado alguno, a un hombre de izquierdas.

[El colombiano publicó su libro en 1975. Un año antes, el paraguayo Augusto Roa Bastos, editó su obra Yo, el supremo. Por las páginas del libro pone al descubierto la felonía de un dictador latinoamericano, déspota y cruel. La obra tuvo un fulgurante reconocimiento internacional. El propio García Márquez le dedicó su mayor elogio: “Tú, el supremo”.

Entrevisté por escrito al paraguayo unos pocos años antes de su muerte, acaecida en 2005. Sigo releyendo de tarde en tarde el sabio contenido de sus respuestas] /

Con relación a los impuestos a la banca y a las eléctricas, aprobados por la mayoría en el Congreso de los Diputados, el PP votó en contra, quiere decir a favor de la señora Botín y el señor Galán. Probado queda que el poder tiene cara de medusa. Para lucir una meliflua pleitesía ante la pareja de magnates, la portavoz del PP, señora Gamarra (Cuca), llegó a insinuar que los dineros de esos gravámenes irían a parar a las arcas del señor Sánchez, cuando no a su bolsillo. Su retorcida calumnia le llevó a sumergirse en el más indecoroso de los barros. /

Sobre el Consejo General del Poder Judicial, una mañana de este mismo verano, el Señor del Frac (terror de los morosos) se plantó en la calle Génova, sede del Partido Popular. Extrajo de una cartera negra un papel blanco, y leyó: “Se hace saber al pueblo de Madrid, que el Partido Popular es el mayor moroso e incumplidor de la Ley en este mundo de tramposos, dado que se niega a renovar a dos jueces progresistas en el Poder Judicial, como así lo ordena el artículo 122 de la Constitución Española”.

Al poco rato un empleado se dirigió al Señor del Frac, preguntándole si tenía permiso para estar allí. Le contestó que la Verdad no necesitaba permisos. El hombre subió a la Planta 7ª a contárselo a sus superiores.

Un puñado de curiosos rodeó al Señor del Frac. Querían saber cómo acababa el tema. En un lenguaje sencillo y popular como un trago de agua, empezó acusando al PP de utilizar artimañas de todo tipo para no renovar el Poder Judicial. El último truco consiste en decir que a los jueces no les gusta esta Ley. Lo que no les gusta es perder la guita de la buchaca. Ojo al parche con el juicio de la libreta de Bárcenas. Como es sabido, Bárcenas fue el tesorero del PP en tiempos de Rajoy. Él les pasaba el dinero público a un grupito de Ministros y a otro diferente llamado “el barbas”. Todo ello lo anotaba el sujeto. Volviendo al juicio, el juez preguntó a la testigo del caso, María Dolores de Cospedal, Ministra de las Fuerzas Armadas con Rajoy, le preguntó, digo, “¿de qué hablaron usted y el señor Villarejo, cuando entablaron contacto?”. La guaperas dijo que fue una conversación de índole social. El juez la creyó de mil amores. A continuación archivó el caso.

Días más tarde, el periódico El País, publicó la “entrevista social” de la Cospedal con el ex policía Villarejo, conocido punto filipino. Basta un cacho de su conversación mantenida con la ex ministra para conocer el percal de una y otro. La Dolores quería saber a toda costa la manera de obtener la libreta. Villarejo dijo que a Bárcenas había que laminarlo. Ella calló.

Lo siguiente estuvo en un Fiscal cumplidor de su deber. Le contó al Juez lo de las cintas de El País. Le sugirió la necesidad de abrir la causa. Ni hablar del peluquín. La entrevista del periódico podía corresponder a otro contexto. Donde manda capitán no manda marinero. “Caballeros, este maño se larga. A la tarde debo volver al lugar del crimen. Hasta más ver” /

El coraje del anciano de una Residencia madrileña, de nombre Mariano Turégano, le llevó a la sede parlamentaria del Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes (Madrid), denunciando la deplorable situación en la Residencia donde están alojados, él y sus compañeros y compañeras. Expresó el abandono que padecen. Siendo un centro público, sabían que la Comunidad de Madrid, ha contratado la gestión a una empresa pública. Tal empresa es la mano que ejecuta la cicatera y deprimente gestión. Sin más rodeos. La culpable es la Presidenta de la Comunidad de Madrid. Es a ella a quien Juan Manuel Serrat le recuerda, en un contundente verso, lo que nunca debió olvidar: Todos llevamos encima un viejo.

Imagen de portada: Sede del Partido Popular – Calle Génova – Madrid  Wikimedia Commons | Detalles de la licencia

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